Fiebre de candidaturas, entre payaserías y sensatez
marzo 31, 2017 4:38 am

 

El gobierno, en su empeño de destruir a los partidos opositores, e incluso algunos del Gran Polo Patriótico, con el engorroso proceso de validación ante el obediente CNE, resultó un boomerang que se les devolvió. Lo que se vaticinaba como misión imposible por el maquiavélico diseño del proceso, se convirtió en estímulo para la disidencia ciudadana que acude en masa, a certificar su partido de preferencia.

 

 

 

Mientras algunos contrarios continúen sumergidos en teorías ilusorias y no finalicen de enfocarse en la reconexión emocional, este gobierno especialista en enanos que crecen, enceguecido en su ahínco por erradicar adversarios que con pedantería se sienten más astutos que talentos cubanos, el patético presentador del circo fue promotor de activar la emocionalidad de la gente en relación con la oposición y contra el régimen. Enanos que crecen y gigantes que se desinflan.

 

 

 

El CNE, hizo con las firmas, lo que la MUD ni siquiera había comenzado: motivar la ciudadanía y drenar el profundo malestar contra un oficialismo que acabó con la nación, su calidad de vida, manteniendo la convivencia casi estrangulada. Para alegría de algunos y tristeza de otros, no todos sobrevivirán, quienes sigan existiendo tendrán una base de sustentación popular más fuerte, legítima y auténtica.

 

 

 

Se comienzan a ganar pequeñas batallas, se observa una luz tenue, pero allí está. Ni los soplidos cubanos, su patético delegado territorial o ahogados rivales, han logrado, y todo indica que no conseguirán, apagarla.

 

 

 

Se atosigan, se les escapan ventosidades inconvenientes, como a un carro viejo con gasolina mala, se lanzan a destiempo, sin disimulos en una carrera de aspiraciones presidenciales. ¡Carajo, hasta cuándo, llevan un cuarto de siglo dándose topetazos contra las mismas estupideces, la miopía llega a ceguera! Siéntense un momento a reflexionar, no sobre antojos, sino en la realidad terrible que vivimos, aprendan de una vez, ¡la pelea es por el país! Convénzanse de que sus partidos no son suficientes, que siguen siendo chiquitos, entre enanos, el PSUV es el más grande dentro de su pequeñez. Para llegar a ser grandes, tienen que cambiar la estructura económica, hacer libre y democrático al país, crear conciencia ciudadana.

 

 

 

Que lo diga públicamente, aquel persuadido de que puede ganar solo unas elecciones generales. Que lo haga, hace tiempo que no vemos una película cómica, que ganas de reírnos un rato no faltan, aunque sean carcajadas amargas. La risa no arregla los problemas, y ser chistoso es más una dificultad que una solución, pero reír al menos descarga tensiones.

 

 

 

Métanse en la cabeza, que el problema no está en la retórica con la cual llenan su tiempo ante cámaras y micrófonos, está en los ciudadanos, que sufren privaciones e insuficiencias, y la mayoría de las veces se sienten impotentes, ante la indolencia de un grupito que se dedica a soñar con ser presidentes. El país está harto, lo han saqueado, está deshecho, su tejido social destrozado, pero tenemos candidatos a ninguna elección. ¿Por qué tanta necedad?

 

 

Aspirar en este momento con justificaciones triviales, es injusto ante el martirio y pesadumbre del pueblo al cual pretenden convencer de sus extemporaneidades. Parece importarles un bledo lo que sobrelleve el ciudadano, ni siquiera escuchan el vocerío de la calle, cometen los mismos errores de hace décadas que nos llevaron a la mentira chavista, convirtiéndonos en colonia y caja chica de los hermanos Castro. Sorprendente el nivel de sandez y estulticia.

 

 

 

No le falta razón al ciudadano que recela y encoleriza. ¿Están tan turbados en sus ambiciones, que son objeto de burla nacional e internacional, y que, en los países serios y responsables, piensan que están chiflados?

 

 

 

Venezuela está plagada de alimañas, una inmensa y creciente lista de presos, exiliados políticos y tantos etcéteras, para continuar con la infortunada teoría de llenar espacios; será en el cementerio, para sepultar a Venezuela. Mientras se resuelve la vida, a unos pocos mezquinos. Politiquería conchupante que ha hecho posible la consolidación del régimen. Hoy esos equivocados parecen, o son, parte del sistema y, en consecuencia, inhabilitados para extirparlo. El ciudadano de a pie, a quienes solicitan confianza, los perciben como asustadizos, y peor aún, los señalan de auspiciados –en parte– por el despotismo.

 

 

Felizmente la cordura comienza a germinar. Millones se vienen conformando con la finalidad de restablecer la democracia, libertad para presos y exiliados políticos, bajo el principio de que en democracia no hay presos políticos y si los hay, no es democracia. Existen fracciones con capacidad de organización, ciudadanos decentes, políticos juiciosos y comprometidos, sectores de la Fuerza Armada, Iglesia Católica y otras religiones, que concuerdan en buscar caminos que orienten y protejan al país de esta ignominia en que se encuentra. La gran mayoría observa con estupor y desaprueba las majaderas codicias, que dividen el universo opositor. También, del lado oficialista las cosas están difíciles, hay para todos los gustos, los llamados originales, maduristas burócratas, cómplices, enchufados y el chavismo light, haciendo su propia oposición.

 

 

 

La sabiduría no está pensando en competencias ni divisiones, sino en la unidad que nunca debió descuidarse. Venezuela está absurdamente fragmentada en apetencias partidistas e individuales, tierra fértil para que impere el caos y desgobierno, aunque porfiadamente lo nieguen y pánfilos no quieran aceptarlo, pero ocurre. ¡No es tiempo ni momento para ambiciones disparatadas!

 

 

 

¡Venezuela merece mejor. Los ciudadanos merecemos mejor. El país exige mejor!

 

 

Armando Martini Pietri

@ArmandoMartini