Esperanza o resignación?
diciembre 30, 2016 8:27 am

 

“A la republica más que orden jurídico ha de importarle la realidad social del orden”

 

Manuel Maura

 

 

 

Cada día una nueva decepción se fragua, alrededor de las ejecutorias de la clase política gobernante que llamaremos chavismo porque, aun difunto, prevalece su impronta como un signo del destino, sobre las políticas públicas. El desastre se desnuda en cada lance, cómo si el verdadero propósito hubiera sido destruir al país.

 

 

 

Citgo fue un acierto estelar, en el curso de la política petrolera de la república civil y, por cierto, conviene decir que no se distinguió mucho la de un partido político u otro en la conducción del Estado venezolano. Puede decirse que se adelantó en materia petrolera, una política de Estado y ello configuro un devenir acorde con las naturales expectativas que la nación esperó. Diversificar la industria y tomando en cuenta nuestras reservas y capacidades constituyo un acierto indubitable, aunque, también es verdad, hubo fallas, errores y a ratos inconsistencias, pero el balance fue claramente positivo.

 

 

 

Citgo se descubre y, como un aguinaldo pernicioso de la navidad chavista, garantizando deudas soberanas a los rusos y con un riesgo de default importante. Sobre todo, porque el modelo económico petrolero del Socialismo del siglo XXI es un cáncer con metástasis en las finanzas públicas, próximas a escenarios insolventes y, en cualquier caso, drenando los ingresos más allá del alcance de sectores sociales que con urgencia demandan divisas para su subsistencia misma y allí ubico a los que requieren desde alimentos y medicinas hasta insumos para producir productos de impostergable necesidad. Citgo es una de las gemas más preciosas de la corona petrolera venezolana y angustia, alarma a los que piensan en mañana verla sujeta al vaivén de las decisiones de esta caterva antipatriótica e ignorante que nos gobierna.

 

 

 

Estas casi dos décadas de dirección chavista profundizaron las falencias heredadas y generaron un sismo en la planificación estratégica que apuntaba, precisamente, a la apertura hacia el exterior, la búsqueda de mercados, competir, la estabilidad macroeconómica y el aprovechamiento de ventajas comparativas en sintonía con el compromiso de desarrollo sostenible asumido en las instancias internacionales y en la propia CRBV. No obstante; dilapidamos la mayor riqueza de nuestra historia y presentamos un saldo de fracaso incuantificable. Seguimos con un plan rentístico ahora con esa promesa deletérea de hecatombe ambiental que es el arco minero e hipoteca sobre los activos de la industria petrolera. Anatematizados, satanizados, siniestrados podríamos decir sin hipérbole.

 

 

 

Algunos han perdido, luego de tantas vicisitudes, la fe. Desconocen los esfuerzos de la unidad opositora, errática en ocasiones, pero, felizmente consistente en disentir y es un rasgo a distinguir y valorar. Otros se marchan para fantasear con lo desconocido, presumiblemente mejor, sin embargo. Vemos familias enteras emigrar y particularmente la nueva generación de profesionales universitarios conoce una diáspora chocante. Sin exagerar; el país se ha ido descerebrando y la hemorragia continúa.

 

 

 

Los demás somos la mayoría dividida entre los que parecen resignarse y los que aún conservamos la esperanza propia de la vida. Somos y lo creo firmemente, los que enfrentaremos a estos demonios horridos en los terrenos que la dinámica política proponga. Los que exhibimos como actitud la esperanza como avío y en el difícil recorrido existencial que nos convoca, como a los polacos de Jaruzelski y de Karol Wotlija a debatir si, la eternidad continua o si terminará. Dios mediante claro ¡

 

 

 

Nelson Chitty La Roche.

nchittylaroche@hotmail.com,

@nchittylaroche