Entrampado y Acostumbrados
septiembre 22, 2014 8:21 am

 

Venezuela marcha en la oscuridad con un gobierno entrampado entre la realidad que pretende ocultar y la postergación peligrosa de políticas que atenuarían y resolverían en el tiempo los problemas económicos y sociales.

 

Hace meses lanzó la especie de una guerra económica, planificada y ejecutada por los gremios empresariales que causaba la inflación y la escasez. La última invención oficial nos quiere convencer de una guerra bacteriológica conducida por la derecha y sus medios de comunicación para crear zozobra ante la aparición de fiebres hemorrágicas causantes de muertes.

 

The Economist en su más reciente entrega demuestra que el peor manejo de su economía a nivel mundial le corresponde a Venezuela. Un país que ha disfrutado de unos ingresos petroleros fabulosos en esta última década pero que debido a la ineficacia y la corrupción enfrenta hoy atrasos en sus compromisos comerciales cercanos a los $15.000 millones mientras sus reservas internacionales en $20.000 millones no alcanzan para cubrirlos. Además las calificadoras de riesgo colocan al país en niveles que hacen pensar en posibles incumplimientos de pagos de su deuda externa.

 

En fin una situación inaudita que resulta en un déficit calculado en 15% del PIB ocasionado por el gasto público desenfrenado pero que pudiera enfrentarse de forma inteligente con la unificación cambiaria, con políticas de ajustes y paulatinos incrementos en los precios de bienes y servicios a nivel nacional.

 

Los estudios de opinión son contundentes en cuanto a que la mayoría de la población no se traga esos cuentos y considera que la causa principal de sus males es la pésima gestión gubernamental. Sin embargo la gente gradualmente se va acostumbrando a la escasez, la inseguridad y la degradante calidad de vida lo cual es igualmente inquietante.

 

El comentario popular refleja esa realidad: “antes los supermercados estaban bien suplidos de alimentos, las farmacias de medicamentos y productos de higiene personal, los concesionarios de autos ofrecían vehículos y repuestos, las líneas aéreas boletos para viajar al exterior; ahora los ingresos no alcanzan debido a la inflación y la respuesta común ante el consumidor ansioso reclamando bienes y servicios es “no hay”. Pero tampoco hay protestas indicadoras del malestar por el peregrinaje y las colas. El país está a la deriva, en manos de gobernantes inexpertos y de una población aparentemente adormecida.

 

Juan Antonio Muller

Juaamilq249@cantv.net