Encuentros cercanos
febrero 3, 2016 6:26 am

Un taller sobre la Unidad en Venezuela y un foro por el aniversario de Martí me llevan a Puerto Rico, nación caribeña que no visitaba desde que lo hacía por razones beisboleras. Gente simpática que ha recibido bien a una comunidad de venezolanos que busca nuevos horizontes

 
En la isla discuten acerca del futuro. Discusión interminable, pues cada lado tiene argumentos y, además, está enamorado de ellos. En el análisis hay que agregar que los puertorriqueños son latinoamericanos, y como tales comparten nuestra pasión por el punto de honor.

 

 

Hay partidarios de la estadidad, de que la Isla del Encanto se convierta en miembro pleno de la Unión americana y, en consecuencia, la estrella cincuenta y uno en su bandera. Hay partidarios del status quo con variantes. Del Estado Libre Asociado fundado por Muñoz Marín, primer gobernador puertorriqueño de Puerto Rico en 1951. El PNP y el PPD, respectivamente abanderados de una y otra opción, son las fuerzas políticas principales, aunque la estadidad ha ganado terreno. Así se vio en el referéndum celebrado en 2012. También hay partidarios de la independencia. Ser Estado soberano contó con el respaldo de 5.49% de los votantes en aquella consulta. Más peso cualitativo que cuantitativo.

 

 

La difícil situación económica actual, el decrecimiento de la población porque hay más nacionales en territorio americano que en la isla, y la grave crisis fiscal que afecta al Estado, estimulan que el recurrente debate tome cuerpo. Pero todo eso hay que verlo con cuidado, porque el pueblo borincano analiza las cosas con criterios diferentes. Su PIB per cápita de $ 27.678 al año es apenas inferior al de España y supera a las otras naciones de la región que figuran en la lista de los primeros sesenta en nivel de vida, Trinidad & Tobago, Chile y Barbados. Allí sería válida una reflexión de nuestra parte. No propongo imitaciones, nada qué ver, pero es obvio que tenemos que repensarnos.

 

 

Un periodista me dice que cuando era niño, los cuadernos en las escuelas puertorriqueñas eran hechos en Venezuela. Le comento que ya eso no es así en nuestro país. No es solo que ya no exportamos útiles escolares, sino que importamos esos donde nuestros niños escriben, dibujan y plasman sus ideas y sus distracciones, y cada vez más la ropa que visten y los zapatos que calzan. No le conté que ya no podíamos ir allá en un breve vuelo directo, sino pasar todo el día viajando vía Panamá o Miami. ¿Qué nos pasa?

 

 

Ramón Guillermo Aveledo

@AveledoUnidad