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Encarar la verdad

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Encarar la verdad

Rompió su silencio de un año el Banco Central, junto con el Ministerio de Finanzas y sin ser su subordinado, instrumento del Estado en su función de “promover y defender la estabilidad económica

 
ÚN.- Rompió su silencio de un año el Banco Central, junto con el Ministerio de Finanzas y sin ser su subordinado, instrumento del Estado en su función de “promover y defender la estabilidad económica, evitar la vulnerabilidad de la economía y velar por la estabilidad monetaria y de precios, para asegurar el bienestar social”, un papel que, atado a la propaganda partidista, no ha cumplido.

 

 

 

Nos dice que, hasta septiembre de 2015, la inflación anualizada fue de 141,5%, la más alta y la única de tres dígitos en el planeta entero. El producto interno bruto, que en la estimación oficial debía subir tres puntos en el año, según el BCV cayó 7,1% solo entre julio y septiembre, parecido a lo que calculaba el FMI, aunque otros datos lo sitúan en 10%. Para el Cendas, la canasta básica familiar alcanzó en diciembre Bs 139.273,68, 14 y medio salarios mínimos.

 

 

La moneda envilecida, su valor evaporado. Abismo entre el cambio oficial (Cencoex), uno de los más sobrevaluados del mundo, y aquel al que se consiguen las divisas para importar. En el Simadi es 31 veces mayor, y en el otro ni se diga. Escasez de todo tipo de productos. Colas para poder comprar y porque con el nombre de “bachaqueo”, la escasez y los controles de precios divorciados de la realidad, han generado un mercado de abastecimiento paralelo que no solo es el mejor, sino el único negocio rentable al alcance de cualquier habitante del país.

 

 

Producimos menos y somos más dependientes de importaciones que ya no pueden traerse, porque las divisas se volvieron escasas al sumirse por las alcantarillas del gasto desordenado, el despilfarro y la corrupción.

 

 

Por la situación del mercado internacional, el mismo que había hecho subir y mantener altos los precios durante más de una década, la cesta petrolera venezolana cae en los alrededores de 29 dólares por barril, similar al más alto de 1981. Es cierto que el valor del dólar también ha cambiado, pero el precio promedio de nuestro barril de petróleo en los años sesenta fue de $1,94, en los setenta de $8,35, en la de los ochenta $21, en los noventa $14,67, mientras de 2000 a 2011 su promedio fue $64,65, con pico de $101,08 en 2011.

 

El boceto del modelo económico del país está en la Constitución, en los derechos económicos (arts. del 112 al 118) y en el régimen socioeconómico (del 299 al 321). El gobierno se ha apartado de él. Habla de “guerra económica” mientras persigue una fantasía. Los venezolanos pagamos la cuenta

 

 

 

.Ramón Guillermo Aveledo

@AveledoUnidad

 

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