En verdad ¿podemos?
junio 30, 2017 6:03 am

“Siempre vieron al pueblo como un montón de espaldas que corrían hacia allá“, Roque Dalton

 

 

A medida que pasan los días y se acerca la fecha fijada para la elección de la fraudulenta asamblea constituyente, la gente me interroga sobre qué podemos esperar en caso de concretarse la susodicha. Y les replico preguntándoles: ¿qué hacen para evitar el deletéreo evento?

 

 

Viene a mi memoria aquel celebre discurso del presidente John Kennedy, en el que espetó a los estadounidenses si en lugar de demandarse qué podían esperar de su país, se plantearan cuánto estaban dispuestos a dar por esa patria.

 

 

Otros, que son pesimistas por naturaleza, sentencian con una especie de locución traída de los tiempos: “pueblo no tumba gobierno” y finalmente algunos piensan que esto no hay manera de sostenerlo, y repiten que pasamos mucho trabajo, necesidad, hambre, sed, miedo y desesperanza. Infieren que el gobierno no puede durar. ¿Podrá la sociedad venezolana sobreponerse al atentado que nos despoja de nuestra soberanía?

 

 

Vista la vergonzosa actitud de la FANB, ¿prevalecerán las armas sobre la razón? ¿Hasta cuándo la calle aguantará la arremetida de los esbirros llamados colectivos y la resistencia armada de la PNB y de la GNB? Cabe, en suma, una pregunta más, ¿Tiene Maduro el poder?

 

 

Comencemos por decir que los militares lucen asociados al poder y no solo lo protegen sino que lo detentan como socios, pero la familia militar es grande y variada. Así pues, digamos que Maduro y la clique de generales corruptos y/o cobardes aparentan una unidad que les permitiría asumirse como capaces de someter y dominar a los venezolanos. Esta perspectiva angustia a muchos y turba los espíritus, pero no es tan sencillo, al menos racionalmente, no es concluyente; el silogismo tiene otra premisa.

 

 

En efecto, la teoría política suele reconocer en el poder formal y, como un atributo o rasgo definitorio, la violencia y, además, le concede a la violencia un peso capital, pero no necesariamente es así, no es definitivo. Basta recordar a Arendt que afirmó que el poder no es de nadie en particular sino del grupo, de la gente que, al actuar, lo constituye, lo fragua entre el ejercicio plural y la concertación. ¿Cómo puede entonces sostenerse un régimen que arruinó al país y nos llevó al desastre, a la diáspora, a la tribulación y al desarraigo? Depende, entonces, de esa comunidad humana inmensamente numerosa y, desde luego, poderosa que somos la mayoría de los ciudadanos venezolanos. Si en un acto de decisión societaria nos declaramos en rebeldía, convencidos y decididos a no aceptarlos, tal vez duren más, pero no mucho más. Vuelvo al refranero popular: “No hay mal que dure cien años ni pueblo que lo resista“.

 

 

El gobierno, el chavismo se muere de incompetencia, de incapacidad, de inoperancia. Acabó con la economía, creó, inventó, generó una crisis económica monstruosa. De una nación rica, hizo una de menesterosos. El fraude constituyente no animará una economía postrada, inflacionaria, anquilosada, plena de carencias y falencias, inhábil para proveer lo necesario y sin proyección alguna, generando más pobreza y más descomposición. No. No es sustentable ese modelo, no es ni racional ni espiritualmente sostenible. Se tiene que caer y caerá.

 

 

La violencia que aducen como argumento Maduro y el combo militar es la evidencia de la pérdida del poder, de la soledad, del aislamiento. Les queda su bajo psiquismo, su lado obscuro, su maldad, su espesa mediocridad, pero no es suficiente. Las dictaduras de antaño podían más, pero en un mundo en el que los derechos humanos constituyen el producto fundamental de la civilización a la que pertenecemos no es así.

 

 

Ciertamente la democracia puede y es criticada, pero la presión es para reinventarla no para prescindir de ella. Venezuela sufre; a ratos pareciera agonizar, pero no ha muerto. Los pueblos nunca mueren y el nuestro sobrevivirá a la piara depredadora del chavismo con sus inútiles uniformados, estólidos armados, pero desalmados.

 

nchittylaroche@hotmail.com