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El que no hace le hacen…

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El que no hace le hacen…

 

 
Se agotaron los «lugares comunes, los clichés». La obviedad va más allá de lo discursivo. La vida, la libertad, la dignidad, son valores que ya no se rescatan por prensa, radio  o TV.  Ha llegado la hora de meterle pecho y coraje al asunto. Gesto que resulte ejemplar. Sacrificio que genere arrojo e inspiración. Seguir entre papeletas, periscopios, tuiters o portales, solo exacerba la dialéctica y la confrontación banal de la cual ha vivido la propaganda oficial desde el «por ahora» de Chávez.  No es un llamado al cuerpo a cuerpo. Es un llamado creativo a lo jurídico, a lo consciente  y ciudadano…

 

 

 

Cuando la justicia deja de serlo, para convertirse en instrumento de dominación, el Estado pierde su  cometido como arbitrador social.  Y si el Estado queda ausente de jerarquía y  autoridad como mediador ciudadano, pierde legitimidad y emerge la anarquía. Esa es la situación-país que vivimos. Tenemos población y territorio, pero carecemos de lo que llaman los ingleses the rule of  the law (el respeto de la ley).  Y vamos a la deriva.  Denunciarlo es ineludible. Pero no basta. Hay que combatirlo. ¿Cómo? La CBV prevé mecanismos constituyentes de autodefensa. Los principios de desobediencia ciudadana, rebelión/resistencia pacífica, desconocimiento de la autoridad usurpadora e intervención de las FFAA en resguardo de la democracia, del Estado de Derecho y la Constitución, están definidos en los Arts. 233 y 350-C.  Desde la misma instalación de la nueva AN, sus competencias han sido mutiladas y usurpadas por el TSJ,  con sentencias que han desconocido la voluntad popular y han legislado (o des-legislado) Prêt-à-porter por y para el Presidente… Suspensión de diputados, anulación de sus potestades de control y legislación; veto a amnistías o a emplazar debidamente ministros y militares a rendir cuentas, han arrojado una AN despojada y secuestrada.  Un chivateo político  interno y externo, que como dirían en España, ha traído mucha «mala leche».

 

 

 

Asquea la complicidad de organismos como la OEA, Mercosur o la ONU, resistidos a declarar por una pontificia vez, que en Venezuela no hay democracia y los DDHH son como adornos de navidad, solo para exhibirse. También desalienta la pasividad de la unidad opositora, que pone y repone  su mejilla. Esa paliza ha hecho perder la esperanza, por lo que la gente toma la justicia y las circunstancias en sus manos. Así lo social le pasa por encima a lo político, y un bravo pueblo -frustrado y fatigado- da cuenta del caos y del Estado ausente… Como obligaron hacerlo al parlamento de Honduras frente a Zelaya. Como presionaron  en Guatemala contra  Otto Pérez Molina, en Paraguay contra Fernando Lugo o ahora en Brasil contra Dilma Rousseff. Es el grito de los pueblos en Latinoamérica que le dicen a los populistas «no se aprovechen más de nuestra miseria y de nuestra nobleza».  Es insólito como aún en Venezuela, el Ejecutivo va por libre ordenando sentencias a su sala constitucional; a Rodríguez revisar firmas, a Escarrá acortar períodos o a las FFAA plantar cara en defensa de los intereses de Cuba, mientras seguimos a oscuras, sin agua y sin una canilla de pan…

 

 

 

Reconozco que el RR ha removilizado. Quizás sea su único mérito. Pero la calle sin sintonía ni apoyo de la AN, será inocua. La gente hace rato desconoce la autoridad del Gobierno. La enfrenta, la encara y hasta militares firman su rechazo. ¿Qué espera la AN para hacerlo? ¿Qué espera para desconocer las sentencias express del TSJ? ¿Qué espera para llamar a los ciudadanos a una emergencia institucional? ¿Qué la ata para calificar la nacionalidad de Maduro y/o el abandono del cargo por ilegitimidad de desempeño? Cuando Henry Ramos sentencia que  el TSJ cerró toda salida institucional a la crisis, hace una sensible denuncia. Pero es precisamente por eso que la AN debe llamar a la restitución del orden constitucional sin tabúes ni precálculos, conforme lo establece el 233 y 350-C. El RR seguirá su camino hasta donde lo lleven los cauces de la presión ciudadana. De no celebrarse este año, perderá sentido. Y un país violentado por criminalidad, hambre y escasez, no esperará hasta el 2019. Entonces [la oposición] o corre o se encarama…

 

 

 

Veo una peligrosa fatiga preñada de desengaño. Una visión política simplista y miope… Un Fernando Mires que dice que en Venezuela hay democracia  a raticos, porque «aún tenemos el festival del libro de Chacao». La democracia profesor es como la honestidad. No es poquita o mucha. Es o no es. Y para Mires, María Corina o AD no existen. Un aislamiento tacaño de una intelectualidad muy corta. Frustra cómo apuestan al fracaso de Henry Ramos para que otro tome el coroto, sin pena ni gloria. Y es indignante cómo algunos  apuestan al «desgaste del poder» hasta el 2019, a expensas de madres que no dan de comer a sus recién nacidos. Eso no es política. Es un salto torpe al regreso del chavismo, que ganará músculo, control y tiempo, en las narices de la destemplanza. Pues nada, se cumplirá el dicho: el que no hace le hacen.

 

 

 

Orlando Viera Blanco

 

@ovierablanco

vierablanco@gmail.com

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