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El PSUV en el abismo como opción

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El PSUV en el abismo como opción

El país sigue en cola por la escasez, las ciudades se esconden a partir de las siete de la noche para huir de las bandas armadas y casi nadie se atreve a viajar de noche, menos aún, transportar mercancía. El país sucumbe ante la desidia gubernamental que junto a la ideología cerrada y la ineficiencia destruyen la economía.

 

Desde hace dos años Nicolás Maduro asegura librar una «guerra económica» a lo interno del país y otra desde el exterior, encabezada por EEUU.

 

Congresos de países democráticos, líderes mundiales y organizaciones de derechos humanos claman por el cese a las persecuciones políticas en Venezuela y manifiestan preocupación por el caos económico y la corrupción que nos pone al borde del colapso. En los últimos días, los parlamentos de España, Chile y Colombia han hecho pronunciamientos sobre la crisis en Venezuela y en ellos han estado incluidas las diversas fuerzas políticas de esos países.

 

Pero la respuesta del gobierno es la amenaza a todo aquel que manifiesta una crítica, una sugerencia, una propuesta para salir del caos y ello incluye hasta ruptura de relaciones.

 

Empresarios y banqueros fueron amenazados con cárcel y cierre de más empresas al atribuirles la responsabilidad de lo que ocurre en lo económico.
El gobierno está exigiendo a las empresas privadas, que son las que más producen, que les entreguen la mayor parte de su producción a las redes de distribución pública. Pdval, Mercal, Bicentenario. Éstas distribuyen esos productos a conveniencia y otra parte desaparece, uno supone que por los caminos verdes de la corrupción, tal como se ha visto cuando hasta con siglas de organismos oficiales a la vista aparecen llevando mercancía regulada a Colombia.

 

La respuesta del gobierno, como vimos el jueves al Presidente en Guayana, es decirle a los trabajadores: «¿ustedes están prestos a tomar un fusil para defender la patria hasta con su propia vida?». Después de fracasar con todo tipo de controles parece que ahora la respuesta va a ser agarrar el fusil.

 

Se busca sembrar un patriotismo con resentimiento y odio hacia enemigos externos e internos y en contra de quienes no piensen como el gobierno. Quizás sea una fórmula dirigida a la base de seguidores para que se olviden que la alta inflación y la escasez han sido sembradas por sus disparates económicos. ¿Contra quiénes pretenden disparar?

 

La mejor prueba del fracaso «socialista», si es que así podría llamarse el modelo madurista, son todas las empresas estatizadas en los últimos años, especialmente las de producción de alimentos, cuyas marcas prácticamente desaparecieron de los mercados.

 

Casi todos los países del bloque comunista abrieron sus economías, promovieron la inversión privada y aliviaron los años de hambruna que padecieron sus ciudadanos. Cuba, uno de los últimos reductos del comunismo mundial, ahora le abre las puertas a los acuerdos con Estados Unidos y se apresta a recibir sus inversiones con no menos de dos millones de turistas con dólares para gastar.

 

Venezuela parece correr hacia el abismo con dirigentes desfasados de la historia. Raúl Castro sabe que ya no pueden vivir solo con el petróleo venezolano y prefiere darle la espalda a Maduro aunque en el discurso y el abrazo disimule lo que hay detrás.

 

No hay una explicación clara de por qué los dirigentes del PSUV han escogido el abismo como opción. Puede ser por ignorancia ideológica de algunos de los jefes del gobierno, y otros porque se han hecho multimillonarios con los negocios con el control de cambio y la importación. Creo que el grupo principal está en esta última categoría, tal como lo ha venido asegurando la gente de Aporrrea.com.

 

 

@folivares10

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