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El peor momento de Venezuela…

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El peor momento de Venezuela…

 

 

 

Curiosamente un país con las bondades de Venezuela nada en el fango de la miseria. ¿Cómo ocurrió?

 

 

 

No es difícil encontrar respuestas que no sean atribuibles al ejercicio del poder por parte de una ambiciosa dictadura. Son esas políticas primitivas las que han cavado la fosa en la que entierran las esperanzas de futuro de una nación con grandes probabilidades, pero que ancló en el puerto populista del revanchismo revolucionario.

 

 

 

Es increíble que miles de personas hurguen en la basura, buscando algún alimento descompuesto para comer. No hace mucho tiempo su nivel de vida cumplía con parámetros deseados; si bien existían sectores con dificultades, estos no llegaban a tener las estadísticas actuales que son de las peores del planeta. Los que observamos son grupos de ciudadanos que se abalanzan frente a los promontorios de los desechos. El hambre hace que la desesperación los arrastre hasta el nivel de codearse con los perros callejeros. Es un cuadro profundamente desolador y más, tratándose de una nación con su enorme potencialidad económica. Desgraciadamente la acción corrosiva de su gobierno logró el milagro de hundirla hasta el último peldaño de la mendicidad. El drama de la salud es otro de los aspectos más críticos.

 

 

 

En la década de los ochenta éramos un ejemplo mundial en esta materia. Muchos científicos nuestros recorrieron el planeta enseñando el modelo venezolano. Ahora poseemos el peor sistema de salud del hemisferio. Los hospitales carecen absolutamente de todo, los pacientes no tienen la posibilidad de conseguir algún fármaco que los ayude a enfrentar las distintas patologías. Una amplísima red de estafadores ha logrado controlar el mercado de las medicinas, comerciándolas a precios exorbitantes.

 

 

 

La corrupción gubernamental es de tal magnitud que las estadísticas por muerte por falta de medicamentos se incrementan cada día. El paciente gasta lo poco que tiene para no morirse. La otra es recurrir a curanderos que terminarán poniéndole la lápida a su derecho de vivir.

 

 

 

En definitiva, hemos retrocedido a los angustiosos tiempos del siglo XIX. En aquella época, las luchas fratricidas en la búsqueda del poder terminaron diezmando al país rural. Los polvorientos caminos exhibían el pestífero carapacho de la muerte. El hambre se disfrazaba de luto y dolor, herrumbre de pueblos que se dibujaban en el rostro sombrío de las penurias. La actualidad se revuelca en aquellas antiguas cenizas, solo que lo que vivimos en estos años: responde exclusivamente al quiebre originado por un modelo fallido.

 

 

 

Imaginarse a Venezuela chapaleando en la hambruna parece parte de una pesadilla. Un desquicio de un régimen absolutamente criminal, que aplasta la probabilidad de un destino mejor…

 

 

 

alexandercambero@hotmail.com

@alecambero

 

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