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El peligroso llamado a rebelión civil

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El peligroso llamado a rebelión civil

El derecho de rebelión, de revolución o de resistencia a la opresión, es un derecho reconocido a los pueblos frente a gobernantes de origen ilegítimo o que teniendo origen legítimo, han devenido en ilegítimos durante su ejercicio. Venezuela atraviesa momentos infaustos que nos ponen en la mirada de estos conceptos. Para validar la rebelión civil que recoge el Art. 350 de la CBV (doctrina de la legítima defensa constitucional), debemos entender las dimensiones del Estado Fallido, que no lo define sólo el abuso o falta de autoridad de gobierno, sino también el arraigo y disposición de lucha de sus ciudadanos.

 

 

 

¿Qué es la legítima defensa ciudadana? ¿Cuáles son sus consecuencias? ¿Es la rebelión civil un asunto estrictamente jurídico o demanda la aceptación de las masas? En el estado de Guerrero/México, el pueblo indígena salió a las calles a la defensa de su territorio. No de la tierra, ¡sino de la vida! Rafael Aréstegui Ruiz en su trabajo sobre rebelión legitimada y justicia comunitaria, comenta: «El despertar de los pueblos [Guerrero] se gestó (1992), para reivindicar el olvido gubernamental de muchos años que mantenía hundidos en la pobreza a decenas de miles de familias de La Montaña de Guerrero. Olvido que se tradujo en depredación y exterminio. La marcha fue llamada: Nunca más el Silencio». De estas notas quiero rescatar tres elementos: i.- Olvido gubernamental ii.- Depredación y exterminio y iii.- Silencio del Estado (pueblo ignorado). ¿Es nuestro caso? ¿Quién ignora? ¿Sólo el gobierno? ¿Y nosotros?

 

 

 

Después de 1.3 trillones de dólares malversados (25.000 hospitales o 250.000 escuelas frustradas) y más de tres lustros de desaciertos, división, socialismo y muerte (250.000), queda una pesada estela en el mar. Hemos sido depredados por una insaciable sed de poder, revanchismo y despojo. Un  elevadísimo precio que pagamos por una impostergable compensación social. Un «take over» revolucionario que hace depender ser ciudadano a ser militante del PSUV. El Poder Judicial (TSJ), el Moral (MP, CG y DP) y el Electoral, son carteles del Poder Ejecutivo. El resultado: una peligrosa polarización donde la oposición no es nada ni nadie. Un modelo hegemónico que no sabe de respeto a la ley. La legítima defensa ciudadana recoge estos antivalores como propios del Estado Fallido, conductor de una  sociedad disociada por anarquizada, profanada y violentada.

 

 

 

Una sociedad impedida de convivir pacífica y dignamente. Una sociedad asida de enfrentamientos verbales y físicos por los DDHH, por los derechos de la naturaleza y de nuestras riquezas. Una sociedad donde sus individuos han dejado de existir impunemente o los que sobreviven van en peligro inminente. Una sociedad en continuo aumento de la criminalidad, perseguida en lo político y segregada en lo social, porque no le apetece la Hojilla o un mazo dando. Un Estado donde sus autoridades enfrentan con frivolidad y desdén las carencias del pueblo. Una sociedad en constante estigmatización donde lo liberal es prescindible, desdibujando la legitimidad del Estado. Sin embargo: ¿Es posible en Venezuela una rebelión popular, FFAA y pueblo unido?

 

 

 

El análisis del Estado Fallido no se reduce a una valoración legalista o temporal. Repelerlo exige un sentimiento popular. No de clases. El elemento movilizador es el arraigo. Un pasado que remite a las raíces mítico-culturales. Historia que va de un doblamiento del ser a un lamentable desdoblamiento colectivista. Injusticias que despiertan rémoras y reabren las heridas de los latigazos del conquistador. Arraigo que resiente el espíritu-nación, por el desprecio y rechazo acumulado. Arraigo que enturbia la disposición de lucha de los pueblos a rescatar sus valores, derechos y territorios. La pregunta es sí desde los territorios del pueblo de las nubes, ríos, sierras o llanuras; sí desde las zonas rurales o marginales, desde  las tierras bajas del sur, las indómitas costas el norte o sobre la misma tierra caliente de Oriente a Occidente -ocupadas de narcos y nuevos terrófagos- se ha superado el otro olvido, la otra depredación, la otra ausencia antes de Chávez. ¿Fue Chávez considerado ausente, silencioso, depredador y exterminador por el lumpen de Coquivacoa? ¿Es Maduro un olvido superior? ¿Su incapacidad es suficiente para el revire del 350?

 

 

 

Ni las FFAA, ni la MUD o el PSUV a solas, suman el arraigo popular; las raíces, organización y convocatoria para un cambio real. Sin convicción colectiva de lucha, la rebelión no es más que montonera. Si las masas no ven con quien «edificar un mejor porvenir», ¿por qué ir a la toma de la Bastilla? ¿Para quién? ¡Venezuela no es Guerrero, ni la gente sufre el mal de Tamaulipas! Venezuela tiene hambre. Esto es otro tema. Pero aún no ha nacido un movimiento de movimientos alternativo, organizado e integrador. Sin duda hemos sido depredados y puede brotar una milicia ciudadana. Pero el pueblo aun sataniza tanto a AD y Copei et al, como a Maduro, quedando una delgada línea entre resistir -entre colas, crímenes y saqueos- o amotinarse.

 

 

 

Lo afirmó Miguel de Cervantes: «Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida» (Don Quijote).

 

 

 

 

ovierablanco@vierablanco.com

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