El Pacto
julio 16, 2019 4:15 am

Transcurridos seis años de gobierno madurista, es evidente la demolición de la obra del Presidente Chávez y con ella la destrucción del país. Recuerdo al inicio del primer período de maduro que los «inspiradores» del madurismo repetían que «nicolás no pude tener a nadie que le haga sombra», que «ahora, él es el jefe», que «necesita su propio espacio», sus «propias decisiones», «necesita controlarlo todo», entre otras consejas del grupo que ascendía al poder. Necesitaban un gobierno de los suyos, un «circo de enanos», donde pudiese sobresalir su dueño.

 

 

Lo lograron, desplazaron a los chavistas del poder, por lo menos, a los ministros del gobierno de Chávez, uno a uno fuimos saliendo; no nos dimos cuenta en ese momento, leales como fuimos al juramento que le hicimos a Chávez de unidad, que se consumaba una inmensa traición al Comandante Chávez y al pueblo. Traición que se fraguó desde el mismo momento en que hubo señales evidentes de la enfermedad del presidente.

 

 

Tal vez contaron con información privilegiada, con apoyo internacional de los que mas influyeron en esa última etapa del presidente, evidentemente afectado por la enfermedad que lo consumía. Sea como sea, se prepararon para la ausencia del Comandante. Mientras que los ministros de Chávez, y hablo por mí y unos pocos, trabajamos sin descanso para mantener funcionando el país, como lo hicimos, para ayudar al Comandante, esperanzados de que se recuperaría y volvería al frente del gobierno, otros avanzaban sus propios planes de poder, tomaban posiciones, hacían acuerdos con empresarios, «tendían puentes» para una transición.

 

 

Lo que siempre se mencionó como el «chavismo sin Chávez», agazapado hasta entonces, refugiado en Casa Amarilla y otros espacios, entre empresarios y «guías espirituales», entre resentidos a los que el propio Comandante había hecho a un lado, y tantos otros, vieron en maduro la inconsistencia de la que obtendrían todo sin mayores problemas; el instrumento para impulsar su propio modelo político-económico, un retroceso con respecto al socialismo y al Plan de la Patria de Chávez.

 

 

Un aspecto que caracterizó el período del Presidente Chávez fue que siempre estuvo por delante del grupo humano que lo seguía, de su partido y su gobierno. Chávez era un revolucionario de profundas raíces nacionalistas. Desde el ámbito militar e imbuido del pensamiento Bolivariano, no pudo permanecer indiferente ante el sufrimiento del pueblo e insurgió el 4 de febrero de 1992.

 

 

Ya como Jefe de Estado, siendo un hombre estudioso y con la humildad de reconocer sus limitaciones, pero con una férrea voluntad de resolver los graves problemas del país, su pensamiento político fue avanzando a pasos agigantados. Pasó del gobierno miquelenista, al «capitalismo con rostro humano» y la «tercera vía», sólo para darse cuenta que nuestro país era tan atrasado y dependiente, con unas élites tan intolerantes y violentas, que no estaban dispuestas a aceptar ni siquiera un gobierno reformista.

 

 

Vino el Golpe de Estado, el Sabotaje Petrolero, la violencia de las élites y los factores internacionales. Todo ello, le hizo entender muchas cosas. La relación y largas conversaciones con el Comandante Fidel y otros líderes mundiales, le permitieron afinar su propia propuesta para el país. Allí es cuando el Presidente comienza a hacer un conjunto de precisiones y definiciones que, finalmente, le dieron la posibilidad de definir bien sus objetivos y comenzar a resolver efectivamente los problemas de la nación.

 

 

Primero, entendió la importancia del petróleo, de PDVSA, reconoce a Venezuela como un país petrolero y fuimos a la conquista de esa colina, de la renta petrolera para ponerla al servicio del pueblo. Luego, definió nuestra revolución como anti imperialista y levantó las banderas del socialismo del siglo XXI, más tarde, vendría el Plan de la Patria y sus objetivos históricos, documento que constituye su legado mas acabado.

 

 

Pero no todos sus partidarios lo acompañaban en este pensamiento, él venía con los mismos tenientes o capitanes nacionalistas de derecha, los restos del miquilenismo; venía con los mismos sectores de la vieja izquierda y con lo «mejor» de la cuarta República. Por eso, el Presidente entendió que necesitaba transferir urgentemente el poder al pueblo, darle vida a las nuevas categorías políticas establecidas en la Constitución, como la Democracia Participativa y Protagónica, el Poder Popular; había que darle beligerancia al pueblo, abrir el debate político, la plena libertad de pensamiento, los medios alternativos, las 3R, creó el PSUV, el cual concebía como instrumento de transformación, interpelador del gobierno, vanguardia de la revolución.

 

 

En el gobierno, por la misma razón de la diversidad de grupos y personajes con los que cargaba desde el inicio, el Presidente Chávez contaba con distintos grados de apoyo y compromiso político, y con distintos niveles de eficacia de gestión, y él lo sabía.

 

 

En el petróleo, lo apoyamos irrestrictamente y conscientes de lo estratégico del sector, avanzamos en desatar los nudos de la dependencia y el atraso del país: desplegamos la Plena Soberanía Petrolera, desmontamos la nefasta «apertura petrolera», que expropiaba nuestras riquezas, retomamos el control de nuestros recursos y empresa. Convertimos al petróleo en instrumento de liberación de nuestro pueblo, y a PDVSA, la Roja Rojita, como una empresa nacional y profundamente popular, la quinta empresa mas importante del mundo, capaz de explotar y desarrollar nuestros inmensos recursos petroleros y gasíferos, y ponerlos al servicio del pueblo, como lo hicimos y como lo sintió todo el país, durante más de 10 años de prosperidad y desarrollo social.

 

 

Por ello, siempre conté con su apoyo y fui el ministro que duré más tiempo con él en el gobierno, 12 años exactamente, no porque yo fuese militar, o de Barinas o cualquier otra razón. Estuve 12 años a su lado, porque era de los pocos ministros que compartía sus ideas y planteamientos políticos; pero que además lo hacía de manera eficaz y precisa, con un éxito innegable en el sector más importante y estratégico del país: el petróleo y PDVSA. Sector que le abrió las posibilidades para desarrollar su planteamiento económico y social. De no ser así, no hubiese durado nada en su gobierno. Por ello, cuando ahora el madurismo insinúa lo contrario, no sólo miente de manera descarada, sino que dejan al presidente Chávez como si hubiese sido un pendejo.

 

 

El chavismo sin Chávez

 

 

Pero en otros ministerios o sectores, no había tal compromiso político. Por eso, «arrastraban los pies»; por ello, el gobierno no avanzaba al mismo ritmo de Chávez, nunca lo hicieron, se agazapaban, «pasaban agachados». Hay ministerios, instituciones y empresas del Estado, donde nunca hubo revolución, nunca se hizo nada para desatar los nudos de la dependencia, para ayudar a construir el socialismo; y, el Presidente también lo sabía, por eso, los hacía a un lado; o, sencillamente, los ignoraba, concentrado, como estaba, en lo grueso del problema.

 

 

Éstos eran los sectores que siempre trataban de «moderar a Chávez»; los que planteaban que había que ir «poco a poco», que era «muy pronto» para hablar de socialismo, los que pretendían interpretar y atenuar el discurso revolucionario. Estaban relegados por Chávez, refugiados en la Asamblea Nacional o en el partido, pero siempre maniobrando, con la audacia del ambicioso, fuera de la visual del Comandante: el grupo de Boston, los intelectuales tarifados y pensadores «afrancesados» que colmaban Cancillería, los «ex» que rumiaban su resentimiento, los empresarios que siempre hicieron grandes negocios y estaban «allí» ayudando la vida y privilegios de los «cautelosos», siempre con su «plan B», su plan sin Chávez.

 

 

Es este sector, el «chavismo sin Chávez», la «derecha endógena», la que asumió el poder con maduro. Son los que han desmontado, con saña, la obra del gobierno Chavista: la democracia participativa y protagónica, el Poder Popular, PDVSA, las Empresas del Estado, las Misiones, la economía, las instituciones, todo. No quedó nada, y en consecuencia, el país se vino a pique.

 

 

Este grupo de poder, además de tremendamente ambicioso, ha sido muy incapaz y corrupto; por ello, el país se les fue de las manos. Es que nunca pusieron un ladrillo sobre otro en su vida, ni trabajaron, ni tienen la preparación, ni la calidad política o humana. El país se les vino abajo. Todo lo que tocan «se seca», como les gusta decir a los luceros.

 

 

Por ello, han recurrido a la violencia. Primero abierta contra los sectores de oposición, que lanzaron a sus jóvenes a sacrificarse en las «guarimbas», mientras ellos estaban a buen resguardo, pensando como siempre en el atajo de la violencia para tomar el poder. Casi 200 muertos por la violencia política en las calles, hecho sin precedentes en nuestra historia. Las conversaciones de República Dominicana, sellaron la impunidad, a cambio de salir de las calles. Las víctimas, todavía esperan justicia.

 

 

Pero ahora es una violencia sistemática, estructurada, una política de Estado, diseñada para imponer el miedo y el control social. Violencia del Estado que se traduce en una violación de los Derechos Humanos de los venezolanos, que ha quedado registrada y documentada para el hoy y para la historia, por la Oficina de la Alta Comisionada para los DDHH de la ONU; y, claramente plasmada en el Informe de Bachelet, emitido el pasado 4 de julio. Informe contra el que ha arremetido tanto la extrema derecha golpista como el madurismo.

 

 

Bachelet

 

 

El madurismo, vocifera, insulta y arremete contra la figura de la ex Presidenta de Chile, contra la ONU. Organizan manifestaciones para repudiar a Bachelet. Es lo mismo que hizo Marruecos contra el ex Secretario General de la ONU, Banki-Mon, cuando éste mencionó los derechos del pueblo Saharaui, o lo que hace Israel contra la ONU cuando sus informes denuncian la represión contra los Palestinos. Aunque obviamente son casos distintos, se trata de la misma actuación.

 

 

Por qué, en vez de arremeter en contra de Bachelet y la ONU, el madurismo, la ANC, la fiscalía, el defensor del pueblo o los intelectuales que se dicen de izquierda y escriben a favor de maduro, no se detienen a pensar ¿Cómo es posible que existan, de acuerdo con los propios números del gobierno, 6.856 muertes por «resistencia a la autoridad» de los cuerpos policiales en los barrios?, ¿no les llama la atención un número tan alto de muertes?, ¿hace cuánto no van entre los barrios azotados por el FAES, para ver qué les dice el pueblo?, ¿a cuenta de qué, un cuerpo policial enmascarado, impune, merece credibilidad?. Son casos aislados un número tan impresionante, o responde ello a una política de Estado.

 

 

Por otra parte, en la cuarta República asesinaban en la tortura y era un crimen, al final entregaban los cuerpos de las víctimas a los familiares para que lo velaran o enterraran, a menos que fuese uno de los tantos desaparecidos. ¿Por qué guardar silencio ante la muerte por tortura del Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo, frente al hecho de que no entregaron el cuerpo a sus familiares, no permitieron que su familia lo velara y lo enterrara? 8 días mas tarde sus captores lo entierran. Así hicieron con el cadáver de Oscar Pérez y su grupo ¿Por qué se impone esta práctica tan cruel? ¿Qué se esconde?

 

 

El Informe arroja tantos datos y documenta tantas violaciones a los Derechos Humanos, que expone una duda más que razonable sobre la actuación del gobierno y sus cuerpos policiales, sobre la tortura y abusos de todo tipo, sobre la actuación cómplice de la fiscalía y el poder judicial. Este Informe sería suficiente para que, en cualquier país normal, se abriera un debate sobre el tema, se tomaran acciones. Sin embargo, paradójicamente, los hijos de las víctimas de ayer, hoy ministros, confían mas en los cuerpos policiales, que en el informe Bachelet. Incomprensible. El informe de Bachelet, haga lo que haga el madurismo, está allí y seguirá siendo discutido en la ONU. Ojalá alguien en el gobierno le prestara atención.

 

 

Barbados

 

 

Este grupo humano, el madurismo, es el que negocia en Barbados. El otro grupo, voluntad popular, no es mejor que el madurismo. Es igual de intolerante y violento, sólo que no han tenido la posibilidad de tomar el poder. Existe un severo problema de legitimidad en estas negociaciones. Los sectores que negocian de espaldas al país no representan a la mayoría de los venezolanos, ni cuentan con la confianza de los ciudadanos.

 

 

Aunque la negociación política es el camino correcto para la solución de los problemas; en este caso, los negociadores no representan al país. Se han abrogado ese papel, unos porque tienen las fuerzas de las armas, otros porque tienen el apoyo internacional. Pero ninguno de los dos tiene el apoyo popular. La falta de participación de los venezolanos es el problema de fondo de estas negociaciones secretas. El esfuerzo de Noruega y los países de la iniciativa del grupo de amigos, entre ellos, Suecia, Italia, México y Uruguay, es loable. El problema no es ellos, como no lo es Bachelet, el problema es interno, entre los venezolanos.

 

 

En Barbados se negocia un nuevo pacto. Ante el fracaso del madurismo por el colapso del país, éste busca desesperado una negociación que le permita mantenerse, co-existir con los factores de la derecha, en un futuro político impredecible, en un país destrozado por ellos mismos, al que le demolieron todas las columnas que le daban estabilidad y gobernabilidad: un estado de cosas caótico que han instalado, la economía, su psiquis y valores. Negocian entre capitalistas, allí no está representado el Chavismo, ni la oposición seria; ni se plantea, de ninguna manera, mantener las conquistas económicas y sociales del período bolivariano, ni la Plena Soberanía Petrolera, ni el control sobre PDVSA, ni la Constitución, ni el Plan de la Patria, mucho menos, el socialismo.

 

 

Maduro negocia con el agua al cuello, busca una salida personal, para él y los suyos. Sabe que terminará muy mal, no puede ser de otra manera, y utiliza al chavismo y a la Fuerza Armada Bolivariana para lograr una salida, mantener en el país algún tipo de presencia política, algo que le permita sobrevivir. La extrema derecha acude a Barbados, por su incapacidad y fracaso manifiesto en derrocar al gobierno, su intolerancia y sectarismo le impide entender a las FANB, y no logra articular ni la confianza ni la movilización popular suficiente para tomar el poder, como ellos querían y prometieron a sus mentores políticos y económicos.

 

 

Por otra parte, los EEUU y Rusia han conversado y respaldan los esfuerzos de Noruega. Han instruido a sus expresiones en el país, que deben sentarse. Así, como por arte de magia, los dos sectores, aparentemente enfrentados e irreconciliables se sientan, negocian, acuerdan. Lo hacen, además, porque en el fondo no tienen diferencias significativas.

 

 

Veamos, lo que maduro está haciendo en la práctica y lo que la derecha promete hacer en su «plan país»: entregar el petróleo y privatizar PDVSA, privatizar las empresas del Estado, las empresas básicas, las de servicios, todo. Revertir las nacionalizaciones e invitar al sector transnacional a tomar el control de nuestros sectores estratégicos, petróleo, gas, energía, comunicaciones, transporte, recursos naturales, oro, coltán y otros minerales. Para ello, tendrán que modificar la Constitución y las leyes. maduro lo hace en la práctica, a través de sus ilegales decretos y leyes aplaudidos por la ANC; la derecha lo hará en el nuevo pacto, desde el poder.

 

 

maduro ha pulverizado los programas sociales de la Revolución, sencillamente no existen ni las Misiones educativas, ni las de salud, ni la de alimentación, ni las Grandes Misiones. Sólo mantienen los mecanismos degradantes de control social, cajas Clap y los bonos de monopolio del carnet de la patria. La derecha no tiene ningún interés en reanimarlas, las consideran dispendiosas y le temen a la organización popular. En el pacto, acordarán las medidas asistencialistas de rigor del capitalismo en las crisis económicas.

 

 

Sin embargo; hay elementos de conflicto en el aspecto económico. El primero de todos, es el de los intereses trasnacionales. Los Estados Unidos reclaman sus presencia y preminencia económica en el sector petrolero, en las empresas estratégicas, por eso, el jefe económico de la derecha, es el que fuera el jefe del paquetazo de CAP y los artífices de la apertura petrolera. En la delegación de la extrema derecha, siempre va alguien que representa estos intereses. Los rusos y chinos, reclaman mantener todo lo avanzado con maduro, el petróleo, gas, telecomunicaciones, oro, coltán y hasta la pesca.

 

 

Otro elemento de conflicto, es el problema económico. maduro ya hizo el trabajo de imponer el paquetazo, barrió con las conquistas laborales y sociales, barrió con los «costos» de la mano de obra. La hiperinflación ha expropiado el trabajo y ahorro de los trabajadores. Es el mundo ideal para imponer un capitalismo rampante, brutal y dependiente. El problema es que la incapacidad del madurismo no le permite articular nada. Allí es donde entra la derecha. En el exterior hay una subasta de la patria. Ya cada sector ha identificado el sector de la economía de la que se apropiará. Pero no se ponen de acuerdo de cómo controlar los demonios desatados en este período: la hiperinflación, la dolarización, la política monetaria, la escasez.

 

 

Por eso, la negociación es secreta. Nadie sabe qué se está acordando en el nuevo pacto. Todo es confuso.

 

 

Diosdado

 

 

Como que finalmente ha entendido que él es parte de la negociación. maduro lo ha llevado a avalar todo lo que él ha hecho, desde la ANC, desde el psuv, ha apoyado lo que ha hecho maduro con PDVSA, con la economía, con sus antiguos compañeros de gobierno, con sus propios compañeros de armas; uno de ellos, el Mayor General Rodríguez Torres, secuestrado por el gobierno, se declara en huelga de hambre y ni siquiera tiene el gesto de levantar su voz en defensa de la integridad física y derechos de su compañero del 4F. Ahora se resiste a la negociación, le da patadas a la mesa, desentona en su programa, dice que no habrá elecciones, contradice a maduro, pero a la vez, levanta los dos brazos por él, busca su propio espacio.

 

 

Cada quien puede tomar sus propias decisiones políticas y asumir las consecuencia ante la historia, y eso se respeta. Pero lo que no puede es mentir. Diosdado se fue a La Habana, los cubanos tampoco tienen muy claro cómo van a quedar en este pacto, y afirmó ante Prensa Latina que yo encabecé un «sabotaje económico» contra el país desde PDVSA, y que, durante mi gestión, la producción petrolera estaba en dos millones cien mil barriles día. Mientes descaradamente Diosdado.

 

 

Nunca he encabezado ningún tipo de sabotaje u agresión en contra de mi país, ni en este momento, ni durante el gobierno de maduro y mucho menos durante el período del Presidente Chávez. Otra vez lo subestiman.

 

 

Lo que dices Diosdado, no sólo es una mentira que se desmonta revisando los propios números de producción de la OPEP, cuya gráfica te anexo, donde está claro, así como también está expresado en los informes auditados de PDVSA y hechos públicos sólo durante mi gestión, porque ni antes, ni después, al cierre de diciembre de 2013, se hacía. Queda claro que entregamos la industria con una producción de 3 millones diez mil barriles días. Revisa la gráfica y revisa lo que tú mismo declarabas, revísate tu mismo, para que no sigas mintiendo.

 

 

Pero tu mentira, además, es infame, porque tú y todo el gobierno saben de los esfuerzos que hicimos desde PDVSA para sostener al país durante todo el período revolucionario. Hicimos esfuerzos extraordinarios para aportar al gobierno del Comandante Chávez 500 mil millones de dólares en un período de diez años. Si nó ¿de dónde crees tú que salieron los recursos para sostener todos los programas sociales del gobierno?, ¿de dónde salieron los recursos para los ministerios? Tú mismo fuiste ministro de infraestructura y recibiste cantidades enorme de ese dinero, fuíste gobernador de Miranda y ¿qué hiciste con todos los recursos que se te dieron? Tú mencionas al Comandante Chávez y mientes. Yo podría decir lo que me decía el Comandante Chávez de tí, después que perdiste la gobernación y te hizo a un lado. Pero no lo haré, por respeto a su confianza. En el mismo 2014, tal como le prometí a maduro, le entregamos 45 mil millones de dólares y lo entregué a fleming, malpica y zerpa, para que al final hiciesen no sé qué cosa con esa inmensa cantidad de dinero. Por eso comenzó la caída de la economía. Ya se inventaron lo de la corrupción, ya persiguieron y secuestraron a todo el que pueda hablar. Nadie les cree.

 

 

Ojalá Prensa Latina me diese un derecho a réplica, es lo mínimo que merezco después de presidir con éxito la Comisión Mixta Cuba-Venezuela por más de 10 años. A veces me da la impresión que la Dirección de Cuba trata de darle algún tipo de épica o heroicidad al gobierno de maduro. No la tiene compañeros. El período de la Revolución Bolivariana que el pueblo cubano recuerda con afecto y solidaridad es el de Chávez. Ésto, con maduro no es una revolución que merezca el apoyo de vuestro noble pueblo.

 

 

El país sigue dando tumbos, nuestro país se hunde y las élites negocian de espaldas al pueblo. Hará falta convocar la opinión y participación del pueblo para salir de este abismo. Esta crisis sólo se puede afrontar con el pueblo, colocando los supremos intereses de la patria por encima de cualquier interés mezquino. Con nuestra Constitución, nuestra Plena Soberanía, nuestro Plan de la Patria, con Chávez

 

 

Rafael Ramirez

@RRamirezVE

Fuente: Aporrea