El nuevo esquema cambiario de Ramírez
junio 19, 2014 8:01 am

Muchos analistas y banqueros de inversión que frecuentemente viajan a Venezuela, tienen sus esperanzas cifradas en el anuncio que hizo Rafael Ramírez acerca de la inminencia de la aplicación de un nuevo esquema cambiario. Si se va a cambiar el actual es que el mismo presenta falencias evidentes. El país debe conocer que Ramírez es el Vicepresidente para el Área Económica y tiene mucho poder, pero el poder y el dinero no sirven para comprar credibilidad.

 

Si se hace una evaluación de la credibilidad de Ramírez, obtendría una valoración cercana a cero. El actual sistema cambiario que rige en Venezuela es un adefesio y Ramírez ha sido parte fundamental en su diseño e implementación. Debe recordarse que existen tres tipos de cambios oficiales y una cuarta tasa que rige las operaciones del mercado paralelo. ¿Se le puede creer a Ramírez?

 

Examinemos varios de sus anuncios. En 2005 lanzó el Plan Siembra Petrolera encaminado a aumentar la producción petrolera hasta los 6.000.000 de barriles diarios en 2012. En ese año la producción de crudos se ubicó en los mismos 3.000.000 de barriles diarios de 2005. Lo intentos por incrementar la producción petrolera bajo su gestión en el Ministerio de Energía y Petróleo y PDVSA, no han cristalizado.

 

Más recientemente, en marzo de 2014 estuvo muy activo anunciando, y está registrado en los medios de comunicación social, que tendría el país un mercado cambiario libre, llamado SICAD II, sin topes a la compra de divisas y con una tasa de libre fluctuación, orientado a acabar con el dólar paralelo y bajar la inflación. El SICAD II ha sido una especie de engendro que se parece mucho al extinto SITME, la obra magna de Merentes, que feneció minado por la corrupción. Anunciado con bombos y platillos ya el SICAD II está naufragando hasta el punto que Maduro, con sus nociones elementales dijo que en una evaluación del uno al diez, el SICAD II obtendría dos puntos.

 

Con estos antecedentes no es fácil imputarle alguna credibilidad a lo que pueda hacer Ramírez con otro nuevo anuncio sobre el mercado cambiario. Dos ideas, si alguna, se puede rescatar de lo dicho por Ramírez. La primera es que el gobierno prevé que pronto habrá la unificación de los tipos de cambio. La segunda es que uno de los dólares oficiales, el de Bs 6,30 por US$, es muy barato. Analicemos estos dos postulados.

 

Lo primero que habría que precisar sobre la unificación de los tipos de cambio es si se trata de unificar los cuatro tipos de cambio o de los tres tipos de cambio oficiales. Lo segundo que habría que aclarar es si tal unificación implica levantar el control de cambio. Con los gravísimos desequilibrios monetarios y fiscales que hoy presenta la economía venezolana, unificar las tasas de cambio implica aplicar una mega devaluación del bolívar. Y si se libera el control de cambio, con la liquidez existente, el tipo de cambio podría exceder la tasa del SICAD II.

 

Cualquier unificación y levantamiento del control de cambio, si no hay anuncios fiscales, monetarios y de financiamiento externo, implicaría colocar la tasa de cambio en el umbral de Bs 50 por US$. No hay que hacer un observador muy refinado para dudar que el gobierno esté dispuesto a asumir ese enorme costo político, en vista del ya erosionado capital político de Maduro.

 

Adoptar medidas fiscales y monetarias restrictivas como las requeridas hoy para atravesar el rubicón de la unificación de los tipos de cambio, podría profundizar la recesión de la economía y con ellos debilitar todavía más la base de apoyo del gobierno. Para un gobierno que repetidamente ha adjurado de las medidas de ajuste macroeconómico, implementar una astringencia en el gasto, luce poco probable.

 

Lo que parece más factible es que bajo el Plan Ramírez, se termine de eliminar la tasa de cambio de Bs 6,30 por US$ o dejarla exclusivamente para ciertos bienes que importe el gobierno. Ello supondría migrar esas importaciones hacia la tasa de cambio de Bs 10 por US$ o una tasa más devaluada. Esto implicaría que PDVSA pueda vender sus divisas más caras al BCV y beneficiarse así de la devaluación que inevitablemente ocurriría.

 

Si el gobierno decide que PDVSA venda dólares en el SICAD II, la tasa de cambio bajaría y acabaríamos con dos tasas de cambio oficiales una en el entorno de Bs 10 por US$ y la otra en el de Bs 30 por US$, con lo cual no se habrá resuelto el problema de fondo, que genera la enorme distorsión del mercado cambiario. Transitoriamente el gobierno levantaría recursos fiscales a granel para financiar el gasto. En cualquier evento, la tasa de inflación para 2014 se acercaría a los tres dígitos.

 

José Guerra