El laberinto del general Carvajal
julio 28, 2014 6:13 am

La alta tensión que ha sido el sello de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela vive por estos días uno de sus episodios más críticos, por causa de la captura, en Aruba, del general Hugo Carvajal, antiguo jefe de la inteligencia militar venezolana y uno de los hombres más cuestionados del sanedrín del fallecido presidente Hugo Chávez.

 

No se trata de un personaje cualquiera: Carvajal acompañó a Chávez en la intentona golpista del 92 y fue uno de sus generales de confianza en el Gobierno. Al frente de la inteligencia de su país, logró un enorme poder al que siempre estuvo rondando el fantasma del ‘cartel de los soles’: un supuesto grupo de altos oficiales que le abrieron las puertas al narcotráfico colombiano y que, según agencias federales y denuncias internas, terminaron amasando enormes fortunas a la sombra de la corrupción.

 

La respuesta de Caracas siempre ha sido que es un montaje contra las fichas claves de la revolución. De hecho, el gobierno de Nicolás Maduro envió a Aruba lo más pesado de su artillería diplomática y no dudó en advertirle al protectorado de los Países Bajos de las consecuencias económicas que hubiese tenido la entrega de Carvajal a la justicia de EE. UU.

 

La tranquilidad de la región ha quedado a salvo luego del desenlace de una situación que Venezuela calificó como “secuestro” y de violación de la inmunidad diplomática, pues Carvajal estaba en trance de asumir un cargo en la representación de Caracas en la isla. Pero más allá de cómo se resolvió el incidente, este no deja de ser un campanazo para el gobierno de Maduro sobre las enormes dudas que rodean, desde hace más de una década, a hombres que siguen en los sectores más poderosos del chavismo. Carvajal y otros generales aparecieron mencionados en decenas de los correos descubiertos en los computadores de ‘Raúl Reyes’, como habituales interlocutores de los jefes de las Farc que buscaron refugio al otro lado de la frontera.

 

Ese hecho les valió, desde el 2008, el ingreso a la temida Lista Clinton. En los últimos años, decenas de capos colombianos trasladaron sus operaciones a Venezuela. Y expertos en la lucha contra el narcotráfico creen que no menos del 20 por ciento de los embarques de cocaína colombiana que salen hacia EE. UU. y África utilizan como plataforma el territorio vecino.

 

El cambio de tono en las relaciones diplomáticas con Colombia ha permitido, es cierto, que varios de esos capos hayan sido capturados y entregados, bien a la justicia colombiana o a la de EE. UU. Pero el narcotráfico logró asentar sus reales en Venezuela y la reacción de muchas autoridades ha sido negarlo o mirar hacia otro lado.

 

El general Carvajal, conocido como el ‘Pollo’, está señalado de haber protegido a Wílber Varela, ‘Jabón’, uno de los narcos más temidos de Colombia. En el vecino país fue asesinado por sus propios hombres, y Washington dice que el general “y otros altos oficiales venezolanos” siguieron recibiendo plata del cartel del norte del Valle. Más grave aún, la justicia norteamericana asegura que el hombre que manejaba los hilos de la inteligencia militar venezolana “vendió cientos de kilos” de cocaína al cartel y que “invertía” en los embarques de droga que salían de su país.

 

Se trata de muy serias acusaciones que no parecen sacadas de ningún plan maquiavélico “del imperio”. Ayer, el canciller Elías Jaua anunció la liberación del general. Aun así, bien haría Venezuela en aclarar del todo un complejo episodio de quien, como quedó demostrado, sigue siendo una ficha clave para la Revolución Bolivariana.

 

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