El heredero infeliz
abril 6, 2013 5:49 am

Es un calvario para la revolución asumir la candidatura de Nicolás Maduro.

 

Sus intervenciones públicas son francamente patéticas. Un verdadero suplicio es aguantar tanta nimiedad en alguien que aspira ser el primer mandatario nacional.

 

Heredero deslucido que cada día que pasa muestra las debilidades que lo hacen perfectamente derrotable. Su única posibilidad descansa en el abuso de poder y el secuestro grosero de las instituciones.

 

Hace algunos días una gentil amiga me contaba que se acercó a un acto con el candidato presidencial oficialista en Mérida. Ella chavista hasta en la médula, salió decepcionada al escucharlo.

 

Aquel era simplemente un hombre enchaquetado parado frente al micrófono con la lengua trabada y los nervios de punta. Estaba tan tembloroso que comenzó a mirar a los técnicos para que colocaran los mensajes de Hugo Chávez.

 

Cuando la voz del presidente fallecido se dejó escuchar en los altavoces, el hombre respiró como si aquella grabación fuera una especie de salvavidas en medio de un mar picado.

 

Trató de bailar con el swing de su antecesor, justo allí el público empezó a largarse al ver aquella escena burda de un circo de enanos. Ese día mi amiga lloró amargamente viendo la diferencia abismal entre Chávez y su escogido. Ahora sin perder su amor por su líder comenzó a apoyar a Capriles junto a sus hijos.

 

El heredero es tremendamente mediocre. Las personas que van a sus actos de campañas se les nota un fastidio que ahogan con los panes y naranjas que guardan en los autobuses que vienen de muchos puntos de la república.

 

Es increíble cómo la gente se obstina con aquel hombre sin mayores atributos para llegar a la presidencia.

 

No produce una idea atrayente que motive a sus partidarios. Siempre tiene que venir el recuerdo del presidente caído como auxilio de un líder tan opaco como su trayectoria.

 

En Venezuela se está produciendo un verdadero sacudón. Henrique Capriles viene como huracán que crece vertiginosamente hasta arrasar con la pretensión hegemónica de este régimen corrompido, mientras Nicolás Maduro se refugia en el pasado con su líder como la única posibilidad de lograr la supervivencia política.

 

Es sin duda una candidatura sin alma y llena de los cuantiosos recursos que obtienen del erario público. Son irrebatibles los análisis que hablan acerca de la herencia de los liderazgos. Estos no son endosables y tampoco llegan como por una monárquica acción de la sangre como derecho sucesoral.

 

Aquí se obtiene los espacios y el fervor popular construyendo una historia propia sin depender del mundo de los muertos. No estamos en una película de Stephen King en donde una mano desgarrada abre una tumba en un viejo cementerio oscuro, con la niebla que se corta con cuchillo.

 

Nosotros decidiremos entre dos opciones tan diferentes. Sostenemos que Henrique Capriles va a derrotar al heredero infeliz. Venezuela tiene esperanza…

Alexander Cambero

 

Twitter @alecambero