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El Gobierno y la corrupción

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El Gobierno y la corrupción

El peor daño que se le puede hacer a la lucha contra la corrupción, es utilizarla como excusa para la persecución política de los adversarios y hacerse de la vista gorda ante los verdaderos casos de corrupción como está ocurriendo en estos momentos, para perseguir a Ríchard Mardo, a exgobernadores o a cualquier adversario que quieran apartar de la lucha como ha ocurrido con varios dirigentes por ser líderes de la oposición.

 

Pero cuando se ha solicitado ante la Asamblea Nacional la investigación de groseros casos de corrupción, se ha negado la investigación, ha funcionado la solidaridad automática con los corruptos que pertenecen o son amigos del partido de Gobierno.

 

El caso más resaltante, fue la denuncia hecha por el Ministro Giordani según la cual de los 60 mil millones de dólares que se otorgaron en el año 2012 para importaciones, unos 20 mil millones de dólares fueron otorgados a empresas de maletín que se robaron esos dólares, mientras que hoy las reservas líquidas del Banco Central no llegan a tres mil millones de dólares y por eso no hay con qué importar la comida y los bienes necesarios, y de allí la escasez y el alto costo de la vida, la Asamblea Nacional y este Gobierno se han negado a investigar esa denuncia y por eso no tienen autoridad moral para decir que están combatiendo la corrupción.

 

El colmo de esa actitud hipócrita y cómplice, es el anuncio de Nicolás Maduro de que solicitará poderes especiales para combatir la corrupción. Es decir, después de 14 años de conducta totalmente permisiva con la corrupción, quienes deben ser investigados quieren investigarse así mismo, y además perseguir a la oposición con la excusa del combate al robo de los dineros públicos.

 

Ese planteamiento de Maduro es una confesión de que la Asamblea Nacional no ha cumplido con su obligación constitucional de controlar al gobierno y a la administración pública nacional, ni la Contraloría General de la República ha cumplido con su función de vigilar y controlar los ingresos, gastos y bienes públicos. Es decir, son cómplices de la corrupción.

 

Ante este fracaso del actual gobierno en ese aspecto tan vital, la única salida democrática es el cambio político nacional. El próximo ocho de diciembre eligiendo Alcaldes y Concejales de la unidad democrática, debemos avanzar de manera muy importante en el camino indetenible para cambiar este Gobierno.

 

Por Omar Barboza

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