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El Gobierno rojo, un anacronismo

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El Gobierno rojo, un anacronismo

El gobierno formado por el tándem cubano venezolano parece una pieza de un museo arqueológico. No alcanza los niveles demenciales y psicopáticos de la dinastía Kim, que tiraniza a Korea del Norte, pero se le parece cada vez más. 2013 cerró con manifestaciones que se movían entre el folclor típico de las antiguas repúblicas bananeras y la ortodoxia de las dictaduras comunistas tradicionales. Por el mismo camino marcha el año que apenas despunta.

 

La ministra de Información dio a conocer una lista de los destinos turísticos a los cuales se habían dirigido importantes líderes de la oposición, como si viviésemos en una sociedad confesional y fuese un delito o una inmoralidad viajar a otros países. La “denuncia” de la subalterna del Presidente que más ha viajado al extranjero en el menor lapso, fue formulada poco después de que el señor Maduro se había trasladado a Cuba a rendirle cuentas a Raúl Castro y a disfrutar de un merecido descanso navideño, como ocurre en todo país civilizado.

 

La señora Angela Merkel y Barak Obama, la mujer y el hombre más poderosos de la Tierra, se tomaron sus vacaciones decembrinas. La primera se fue a esquiar a los Alpes suizos, mientras el otro se relajó en las soleadas playas de Hawaii. A nadie le extrañó que se trasladasen a esos lugares. ¡Cuánto les agradeceríamos los venezolanos a los jerarcas del oficialismo que tomen unas vacaciones como Dios manda para ver si descargan tanta amargura!

 

El informe de cierre de 2013 del BCV parece más un folleto publicitario del Ejecutivo y del PSUV, que un reporte técnico elaborado por un organismo que, según la Constitución, es autónomo y apolítico. En él abundan los elogios a las medidas económicas instrumentadas por el Gobierno y los ataques a la oposición. Esas páginas poco tienen que ver con el examen objetivo y desapasionado del desastre económico causado por las decisiones adoptadas por los rojos. En las naciones con Estados serios, el banco central jamás se convierte en una agencia publicitaria del Gobierno, menos cuando este es el único responsable de la escalada de precios que se produjo en el país el año pasado, en medio de un contexto dominado por los controles y las regulaciones asfixiantes.

 

Un grupo de generales y otros oficiales del Alto Mando se declaró, una vez más, chavista y socialista durante la salutación de fin de año de Nicolás Maduro, en abierta violación de la Carta Magna, que consagra el apoliticismo de las Fuerzas Armadas. De paso, elevaron al rango de capitán a Diosdado Cabello por su participación activa en el golpe de Estado de febrero de 1992. El Presidente de la Asamblea Nacional, uno de los cargos civiles más importantes de la Nación, pasó a convertirse en símbolo del militarismo rampante que la cúpula roja ha venido imponiendo en todas las instituciones públicas. No conozco ningún país democrático en el planeta donde semejante exabrupto se haya cometido. Solo en la atrasada y arruinada Venezuela se le da esa bofetada a la cultura republicana.

 

El diálogo entre el Gobierno y la oposición, tan común en cualquier democracia por encrespadas que sean las relaciones entre los actores políticos situados en bandos antagónicos, resulta imposible. Cuando murió Nelson Mandela, la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, invitó a Fernando Henrique Cardozo a que la acompañara al funeral del líder fallecido. Gobierno y oposición fueron en representación del gigante suramericano a Suráfrica. La señora Rousseff entendió que su comitiva quedaría incompleta si no asistía un miembro importante de sus adversarios. En Venezuela, semejante acercamiento es inconcebible. El Gobierno torpedea cualquier aproximación. Cabello actúa como el ariete que dinamita toda aproximación.

 

La amnistía política, de la que tanto se beneficiaron los comunistas que hoy gobiernan, y que tan natural resulta en las democracias, tampoco puede darse. El odio acérrimo a Iván Simonovis y al espíritu de lucha y dignidad que ese héroe civil encarna, lo han condenado a languidecer en Ramo Verde. Los esbirros que ascienden a viejos tenientes golpistas, lo sentenciaron a morir sin derecho al indulto.

 

El gobierno rojo representa un vestigio del pasado remoto no solo porque no logra controlar la inflación, el desabastecimiento y la escasez, problemas que la inmensa mayoría de las naciones superaron, sino porque degradaró la democracia convirtiéndola en una caricatura. El comunismo, en todos los sentidos, constituye un anacronismo.

 

@trinomarquezc

Por Trino Márquez

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