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El gobierno no puede con la crisis

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El gobierno no puede con la crisis

La crisis que sufre Venezuela es global. En todos los ámbitos. La crisis económica es obvia y la política está a la vista. Su tratamiento ha sido absolutamente errado por parte del gobierno, quien considera que acentuando los controles de precios y de cambio puede conjurar la elevada inflación y la escasez generalizada. No es un cambio cosmético el que el país requiere para encarar la crisis.

 

 

Todavía más, las medidas que se han adoptado tales como la aplicación de la Ley de Precios Justos, con toda seguridad van a agravar la escasez de bienes como ya se ha empezado a observar. Esa ley draconiana y medieval está provocando una destrucción de capacidades en los sectores comerciales e industriales y ha llevado a que productores y vendedores no estén dispuestos a producir o a comercializar bienes con una especie guillotina sobre sus cuellos. Por eso cierren sus negocios o bajen el ritmo de su actividad, con lo cual se está causando una contracción económica que se empieza a percibir en un aumento del desempleo.

 

En materia cambiaria, el gobierno no termina de estructurar una estrategia clara y, contrariamente, anda a la deriva sin especificar qué hacer con el tipo de cambio. Ello se ha traducido en un enredo monumental en cabeza del ministro Rafael Ramírez, que simplemente no sabe ni encuentra qué hacer con el manejo de la tasa de cambio. Se anuncia un SICAD II, lo que implica que van a existir cuatro tipos de cambio para el dólar: la tasa oficial de Bs/US$ 6,30, la tasa de SICAD I, la tasa de SICAD II y la tasa de cambio paralela. Semejante pasticho de tasas de cambios va a acentuar las distorsiones en la economía y a profundizar la corrupción.

 

El mejor negocio en Venezuela no va ser producir, sino tratar de agarrar esos dólares baratos a las tasas de cambio oficial y luego voltearse al mercado paralelo para hacer ganancias en forma relampagueante. Conviene recordar que fue el ministro Giordani quien en mayo de 2010 liquidó el mercado alternativo para el dólar y con ello le dio fuerza al mercado negro. Ahora no encuentra el gobierno cómo abrir espacios a las transacciones con divisas a tasas distintas de las oficiales.

 

Se trata de un gobierno que lucha por sobrevivir. Asfixiado en sus contradicciones internas y lo que es peor, en una visión ideológica que no lo deja moverse con flexibilidad para adoptar medidas que pongan en movimiento la economía. Así, por ejemplo, con el literal desconocimiento de la deuda externa comercial, el gobierno cerró el crédito internacional y ahora las importaciones que están llegando, en buena medida hay que pagarlas de contado, porque a un gobierno maula nadie le da crédito.

 

Ninguno de quienes hoy dirigen la economía está en condiciones de conformar un plan económico creíble que es lo que el país reclama. Esa parálisis se va a expresar en mayor descontento en las calles por parte de trabajadores que están viendo que sus salarios se disuelven como resultado de la inflación, además de padecer un desabastecimiento crónico de alimentos. Similarmente, quienes quedaron desempleados igualmente tendrán motivos para estar descontentos porque las plazas de trabajo se han cerrado debido a la política económica que ha seguido el gobierno.

 

Con un gobierno imposibilitado para dar respuesta a la situación económica es lógico que la crisis tenga una expresión política que ahora tiene manifestación en el sector estudiantil pero con seguridad se extenderá al de los trabajadores organizados. El gobierno trató de recomponer su base de apoyo y a la vez ganar tiempo con un llamado al diálogo que duró muy poco. Fue así porque Maduro es un presidente débil sin liderazgo real sino más bien arrendado, y por tanto sucumbe con facilidad ante las presiones de factores dentro del PSUV que tienen su propio plan y están desgastándolo para luego asaltar luego el poder.

 

Recordemos lo que le pasó a Cipriano Castro: nadie le fue más leal que Juan Vicente Gómez, quien sigiloso aguardó su oportunidad para destronar a su compadre. Hay varios compadres de Maduro que están aspirando a ser el Gómez de este tiempo, empujando a Maduro para que siga cometiendo errores cada vez más infantiles, para agotado el hoy presidente, los aspirantes se exhiban como los salvadores del verdadero legado de Chávez, ante la manifiesta incompetencia de Maduro.

 

El gobierno no puede con la crisis

Por José Guerra

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