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El Espejo: El fondo del abismo

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El Espejo: El fondo del abismo

«Pero la presión que existe es abrumadora»

 

1 Día tras día aumenta la impresión de que nos acercamos al abismo. Es la sensación que tiene buena parte de los venezolanos. Unos la exageran. Juegan con ese sentimiento para estimular salidas que no son tales. Salidas inconstitucionales. Que bloquean la aspiración de la mayoría de superar la actual crisis pacíficamente. En cambio, otros se dejan abatir por el pesimismo. El peligro consiste en que en ese ambiente letal que se está creando, estimulado por poderosos factores tanto a lo interno del país como en el ámbito internacional, fracasan los esfuerzos que se hacen para superar la actual situación. Para poner el acento en políticas positivas y desechar las negativas. Venezuela no es un caos. El país atraviesa una situación compleja. Nadie lo puede negar. Pero es inaceptable la versión apocalíptica que difunden los medios en el exterior, alimentados por la campaña que realiza sistemáticamente la oposición. Versión que persigue la ruptura del orden constitucional, la quiebra del sistema democrático y acabar con la soberanía del país. En cuanto a ese propósito, no cabe la menor duda. Es lo que ha ocurrido en otras naciones que terminaron asoladas por la violencia y prácticamente desintegradas.

 

 

 

2 Estamos bordeando a diario el abismo. Hay un esfuerzo heroico de las fuerzas patriotas para evitar la caída en él. Pero la presión que existe es abrumadora. Quienes empujan para que fatalmente colapse el país disponen de vastos recursos y no se observa en ellos algún propósito de rectificación. Obsesivamente, se trazaron el cometido de imponerse al costo que sea. Si hasta ahora no lo han logrado es porque las instituciones de la V República poseen una sorprendente solidez. En cualquier otro país -o en el nuestro en el pasado- se habrían desplomado hace tiempo. No obstante, han soportado golpes de Estado, sabotaje de la industria petrolera, guarimbas, terrorismo, guerra económica, insólitos ataques desde el exterior, conspiración permanente, y han podido sobrevivir. Una experiencia similar resulta difícil hallarla en otra parte o en otro momento histórico, sobre todo en lo que respecta a la estabilidad democrática y a los logros sociales. Mantener un nivel de desempleo bajo, construir viviendas para el pueblo, atender la salud de manera gratuita, al igual que la educación, alcanzar una altísima participación de la gente y desarrollar el poder comunal es algo que no tiene precedentes.

 

 

 

3 Sin embargo, no hay reconocimiento, sino desprecio, burla, manipulación. Porque lo que importa es acabar con esa realidad que no admite discusión, deformando lo que ocurre, silenciando la conspiración que existe y mintiendo descaradamente. Todo con el interés, ya inocultable, de empujarnos al fondo del abismo. Creando las condiciones para el zarpazo final. Que es lo que preparan. Lo que está en marcha. Ante lo cual hay que estar alertas. Vigilantes. No aceptar el falso lenguaje de los conjurados que dicen promover un cambio “democrático, cívico, constitucional” que resulta imposible. Porque el plan previsto -en proceso de ejecución- tiene todos los componentes de violencia, de fascismo, que caracteriza el comportamiento de la derecha cuando reacciona contra gobiernos democráticos, populares, de avanzada social. Importa mucho, en las actuales circunstancias, hablar claro. Alertar con contundencia.

 

 

 

Lo que se calla

 

 

 

Mientras sobre Venezuela se abate la más infame campaña de desprestigio que conozca la historia de la región; cuando el desbordamiento de los medios traspasa todos los límites y la concertación de estos con una oposición inmoral -sin sentido de patria- distorsiona la imagen del país, llama la atención el contraste con el tratamiento que se le da a lo que sucede en otras naciones. Ejemplo, en un país tan apreciado y modélico por su cultura y la huella que el nacionalismo dejó en él, como México, donde una burocracia corrupta hace lo que le da la gana con absoluta impunidad y en medio del silencio. De vez en cuando, una información marginal registra algún episodio sangriento del que se habla a medias y por escaso tiempo. Asesinan a decenas de estudiantes, masacran a maestros, torturan, reprimen y violan el Estado de derecho con la garantía del silencio. Con lo que pasa en México no hay organismo de derechos humanos que valga. Callan la OEA, la ONU, parlamentos, gobiernos, líderes políticos y religiosos; es decir, todos los que montan fiesta cada vez que en Venezuela los autores de actos de terrorismo y golpistas reivindican la condición de “presos políticos”. Igual pasa en otros países con esa dual consagración de la infamia que manipula instituciones y deforma la realidad. Lo que ocurre con esta situación no es otra cosa que la obscena aceptación oficial de los privilegios que disfruta un sistema perverso, y, a la vez, hipócrita.

 

 

LABERINTO

 

 

 

Pareciera que el insulto se ha convertido en instrumento de trabajo político. El lenguaje que utilizan ciertos personajes para dirimir temas serios es la fórmula escogida para eludir explicaciones sensatas que sirvan para aclarar la verdad. Ese lenguaje de albañal es la negación de la política, pero se ha puesto de moda. Y quienes pierden son los que lo usan. Sea quien sea. No hay excepciones…

 

 

 

Leonardo Boff, sacerdote franciscano y uno de los fundadores de la teología de la liberación, declaró al diario argentino Página 12 lo siguiente: “Nos asusta que los EEUU negocie dos bases militares con Macri. Una en la Patagonia y otra en los límites entre Brasil, Paraguay, Argentina”. Además, dijo: “La existencia de una nueva guerra fría que se libra entre los EEUU y China explica la conexión que existe entre este hecho y el golpe en Brasil contra Dilma Rousseff, así como el apoyo del gobierno norteamericano a Argentina y Paraguay”. Boff señala que el papa Francisco, luego de escuchar a la artista brasileña y luchadora social Leticia Sabatella sobre lo que sucede en Brasil, dijo: “Es obra del capitalismo. Del capitalismo de Brasil y del capitalismo transnacional”…

 

 

El desconcierto en la MUD aumenta a medida que se aproxima la fecha de la marcha para la “toma de Caracas”. Una mayoría del organismo considera la convocatoria una insensatez. Pero una minoría que trabaja con la opción violencia opina que es la única manera de levantar la moral del sector, golpeado por la convicción que tiene de que no habrá revocatorio este año…

 

 

 

En este sector se piensa que la única manera de superar la situación es calentando de verdad la calle, recurriendo a la violencia y repitiendo el guarimbeo. Algunos manifiestan que hay que buscar que haya disturbios. Con la finalidad de obligar a la fuerza pública a reprimir, porque en última instancia lo que cuenta es el escándalo. Hay que buscar, sostienen, el efecto fotográfico por el impacto que causa en el exterior…

 

 

 

El lunes pasado, el Canal 8 difundió, a las 7 pm, la película del cineasta Patricio Guzmán, “La batalla de Chile”. Lamentablemente, la planta cortó la emisión para dar paso al noticiero de las 8 pm. Se trata de un testimonial estremecedor que recoge, en detalle, la conjura contra el gobierno democrático de Allende, la rebelión de la oligarquía, la participación de los EEUU, el bloqueo económico, el desabastecimiento, el coraje del pueblo y, al final, el golpe sangriento de Pinochet. Visto en el actual contexto, destaca la impresionante similitud de lo que hoy sucede en nuestro país y lo que pasó en Chile. Interesante repetir la difusión de esta película con motivo de la marcha del próximo 1° de septiembre y del nuevo aniversario del golpe del 11 del mismo mes en Chile.

 

 

 

José Vicente Rangel

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