Una de las grandes sorpresas de las recientes elecciones al Parlamento Europeo fue el número de electores que obtuvo un grupo marxista-chavista español llamado Podemos, encabezado por un joven y locuaz profesor universitario de Ciencias Políticas nombrado Pablo Iglesias, quien se hiciera famoso por participar frecuentemente en las tertulias políticas de radio y televisión.

Obtuvieron más de un millón doscientos cincuenta mil votos y eligieron a cinco eurodiputados, convirtiéndose en la cuarta fuerza más votada del arco político, tras los Populares de centro derecha, los socialistas de centro izquierda, y los comunistas de Izquierda Unida. Donde más votos sacó Podemos fue en Madrid. Casi un cuarto de millón de sufragios.

¿Quiénes son Iglesias y Podemos? Es gente que, otra vez, propone las polvorientas ideas marxistas para mejorar la situación española, sin tener en cuenta el fracaso total de esa ideología a lo largo del siglo XX, donde el socialismo real, el de la URSS y el de Mao, el de Europa del Este y Cuba o Camboya, dejó cien millones de muertos y una docena de sociedades empobrecidas.

A Pablo Iglesias y a Podemos el ejemplo de las dos Alemania o de las dos Corea no les dice nada.

Pablo Iglesias y Podemos son incapaces de advertir que ninguna de las sociedades que ha abandonado el comunismo ha querido regresar a él tras más de 20 años de democracia, propiedad privada y mercado.

Pablo Iglesias y Podemos no han descubierto que las 25 naciones más prósperas y felices del planeta son democracias liberales en las que se protege la propiedad privada y las transacciones se hacen dentro del libre mercado.

El ejemplo que le gusta a Pablo Iglesias y a Podemos es el del chavismo, pese al desbarajuste venezolano, la infinita corrupción, la emigración de un millón de personas capacitadas, los asesinatos de miles de hombres, mujeres, niños en las calles a manos de delincuentes, y el empobrecimiento de la sociedad, no obstante el río de petrodólares que le entra al país desde hace más de 12 años por el precio del petróleo.

Pablo Iglesias ha dicho en Caracas que envidia a Venezuela. ¿Qué envidia? ¿Un gobernante que habla con los pájaros? ¿La mayor inflación del planeta? ¿El desabastecimiento? ¿El cierre del 30% de las empresas? ¿Los 43 muertos en las manifestaciones? ¿Las bandas parapoliciales armadas por el Gobierno?

Pero la pregunta clave acaso es esta: ¿cómo una gente tan disparatada tiene tantos simpatizantes en España?

Y la respuesta es muy triste: porque la sociedad española está cansada de la falta de oportunidades, de los bajos salarios, y de la incompetencia y la corrupción de los gobernantes, ya sean socialistas o populares.

El problema es que la solución no está en el colectivismo que proponen los marxistas, sino en buenos gobiernos y en un mejor y más extendido tejido empresarial para que haya más oportunidades de empleos mejor remunerados.

Desgraciadamente, personas como Pablo Iglesias y partidos como Podemos lo que consiguen es agravar la situación, ahondar la crisis y provocar la violencia.

Hace casi 15 años los venezolanos ignoraron las advertencias y cayeron en manos del chavismo. Ojalá España no cometa el mismo error.

Carlos Alberto Montaner