El 350 no es para hablarlo sino para hacerlo
junio 27, 2017 6:22 am

 

“El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”

 

 

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela 1999

 

 

 

Llevamos años hablando y sermoneando pero ya es hora de la misa, la palabrería terminó, es momento de actuar. Para más claridad, no son un puñado de dirigentes y la ciudadanía quienes deben esgrimir y aplicar la orden constitucional establecida en el célebre artículo 350. Es el máximo poder electo del país, la Asamblea Nacional a quien corresponde refrendarlo.

 

 

No se trata de decir, día tras día, muerto tras muerto, que somos víctimas de una dictadura o que la Asamblea Constituyente es una estafa fraudulenta castro-madurista. Ya todo eso ha sido y sigue siendo dicho, pero no se ha frenado al régimen dictatorial que aplica verborrea engañosa y actúa con armas en la mano, lamentablemente más de 70 jóvenes han sido testigos privilegiados.

 

 

De instaurarse la constituyente castrista, arribará el comunismo. Venezuela será un apéndice pleno de Cuba. Estaremos secuestrados, olvídense de viajar, tener vivienda o trabajo, no habrá medicinas, ni alimentos ni cajas CLAP (excepto para los miembros sumisos y obedientes del partido) Venezuela perderá todo, lo que queda.

 

 

A pesar de la inamovilidad laboral, se despedirá a los diputados del Palacio Federal Legislativo y retornará el congresillo. Comenzará una nueva etapa, se aplicará el Plan de la Patria. Nuestros derechos que hoy agonizan, morirán, serán sepultados. Oportunidades habrá sólo para cómplices, bolichicos y enchufados. Sin duda, el momento más oscuro de la República.

 

 

No obstante, es de tal magnitud la precariedad madurista que hasta los chavistas están alarmados y molestos. La viabilidad y sustentabilidad del régimen es demasiado frágil, sostenerla a lo interno y ante el mundo es cada día y cada fallecido más difícil, el 80% según todos los estudios de opinión, rechaza, es decir, el castro-madurismo está casi solo, sin apoyo ni legitimidad, muy pocos lo acompañan, y menos aun, lo respaldan.

 

 

No se trata de propiciar ni dar un golpe de estado, los ciudadanos no tienen esas capacidades, es asunto militar. Es cuestión de poner en marcha, iniciar de una vez, el principio constitucional. La Asamblea Nacional, Poder Público electo por el soberano, debe dejar de lado los considerandos y acuerdos, procediendo sin dilación.

 

 

Estamos en período de rebelión, no de subversión, son muy distintas. La mayoría está en contra de quienes quieren imponernos su forma de vida, el castro-comunismo. Además, se apoyan en el poder de la fuerza, cuando constituyen una evidente minoría. Venezuela se rebela ante esta grosera pretensión. La calle, no se podrá opacar, rebelión en todos los aspectos. Ese es el significado del artículo 350, así lo concibe la Constitución del 99.

 

 

Ya decidido constitucional y democráticamente que el Presidente abandonó el cargo, no sigan divagando con retórica pomposa, desconózcanlo y nombren a un Presidente provisional. Siempre apegados a la Carta Magna.

 

 

Un Poder Legislativo obligado a tomar las riendas debe actuar y hacerlo conocer sin titubeos. A los ciudadanos primero, a los diferentes poderes públicos que, además, dependen para su legitimidad del Legislativo, partidos políticos, medios de comunicación, organismos internacionales, representantes diplomáticos y consulares destacados en el país, a cada uno y por escrito.

 

 

De inmediato la Asamblea Nacional y el Gobierno constitucional provisorio, dirigirse e informar a la banca internacional donde están depositados los dineros y oro de la República, capitales y bienes muebles de ladrones, bolichicos, enchufados y cómplices para que los congelen y devuelvan a la nación. Porque al nombrarse un Gobierno sustituto, todo lo que el destituido negocie o firme queda sin valor, es nulo, y eso hay que decirlo enfáticamente con la ley en la mano.

 

 

Nombrar comisiones -tres diputados, debidamente acreditados- para visitar oficialmente a la Organización de Naciones Unidas ONU, Estados Americanos OEA, Parlamento Unión Europea, Unasur, Mercosur, a grupos económicos de países como la Alianza del Pacífico, BRIC, etc. y a cualquier organismo internacional dependiente de mega organizaciones, Venezuela forma parte de todos ellos y tienen derecho a conocer en detalle lo que se está haciendo en el país.

 

 

También la comunidad internacional -a la cual debemos agradecer- debe dejar de hablar y hacer discursos, se impone actuar. Los gobiernos de los países que votaron contra Nicolás Maduro, deberían de inmediato retirar sus embajadores, si es que han sido sinceros -y eso incluye al Vaticano, con la Conferencia Episcopal Venezolana nos basta y sobra, es ella, a su vez, la que debe comunicarse con las diferentes comunidades religiosas presentes en el país.

 

 

Estados Unidos y otros, deben revisar sus relaciones comerciales petroleras con Venezuela, no adquirir petróleo ni vendernos el crudo liviano que Pdvsa es incapaz de producir, la gasolina y gasoil que nuestra petrolera tampoco produce y compra en el exterior para que la utilicen, en camionetas lujosas, tanquetas y demás parafernalia blindada.

 

 

Los abogados y Colegio no pueden limitarse a criticar sus agremiados que, actúan en desacato a la conducta moral: en consecuencia, magistrados y jueces deben ser expulsados del gremio por su falta de ética profesional; igual ingenieros, médicos, economistas y otros profesionales que por colaborar con este desastre, terminan siendo cómplices. ¿O acaso muchos de ellos no han sido partícipes de la corrupción y calamidad madurista?

 

 

Es hora de actuar, y no más de hablar. Ciudadanos sin distingo, con inclusión masiva de una sociedad ávida, sedienta de libertades, debemos y estamos en la obligación de participar. De no hacerlo seremos responsables, entonces, renunciemos, callémonos y aguantemos sin lloriqueos el chaparrón castro-comunista.

 

 

Los ciudadanos y el país, sabrán descubrir la manera de organizarse.

 

 

Armando Martini Pietri

@ArmandoMartini