Dos escándalos socialistas
octubre 15, 2017 5:22 am

La corrupción ha estado tan arraigada en la revolución bolivariana que los escándalos se suceden unos tras otros y ya forman parte de la vida venezolana.

 

 

 

Cuando desde el mismo Gobierno se acusa de corrupción a uno de los suyos, de inmediato uno duda y se pregunta ¿qué hay detrás de eso? ¿Será que el señalado cayó en desgracia? ¿Hay una guerra de grupos? ¿O será que lo imputaron para lavarle un poco la cara al Gobierno a nivel internacional? Son las preguntas normales cuando algún organismo de justicia hace su trabajo.

 

 

 

Dos escándalos han sonado en esta semana electoral. Lo curioso es que en las dos historias aparece el presidente Nicolás Maduro.

 

 

 

En el caso del actor Manuel “Coco” Sosa, se trata de una figura muy ligada al chavismo desde los tiempos de Hugo Chávez. De allí que solía aparecer en eventos públicos bien abrazado con Maduro, con la hija de Chávez y hasta en eventos políticos del PSUV.

 

 

 

La imputación a este actor, metido a los negocios, también es común a muchos escándalos que se han conocido internacionalmente pero que no han prosperado en nuestros tribunales, es decir el sobreprecio en productos vendidos al país, a través de empresas de “amigos del Gobierno, conocidos también como “enchufados”.

 

 

 

En el caso del Coco ha sido una cifra insignificante de 27 millones de dólares en productos con sobreprecio, cuando en otros casos se ha hablado de montos de miles de millones que van a tener a paraísos fiscales. En ellos han aparecido militares, escoltas de presidentes, altos funcionarios en fianzas y hasta enfermeras de presidentes.

 

 

 

Amigos del entorno que de la noche a la mañana se vuelven empresarios, tienen firmas empresariales en el exterior y de pronto son millonarios.

 

 

 

El otro escándalo de la semana es el de Odebrecht, cuando un ex director de la compañía brasileña en Venezuela, Euzenando Azevedo, confesó haber pagado a la campaña presidencial de Nicolás Maduro 35 millones de dólares a cambio de mantener en su próximo Gobierno los contratos con la multinacional de la construcción.

 

 

 

Señala como receptor del dinero al funcionario venezolano, Américo Mata. El director también confiesa que la cosa no fue fácil, tuvo que negociar, pues le pedían 50 millones de dólares hasta que finalmente el negociador del Gobierno venezolano aceptó con humildad los 35 millones de dólares.

 

 

 

Cuando un ciudadano común, que a duras penas vive del salario en bolívares que se ha disuelto como consecuencia de las políticas socialistas de controles y la corrupción, observa a los altos funcionarios venezolanos que se mueven con escoltas, camionetas 4×4, siempre sonreídos y montando fiestas, y quienes además suelen tener a sus familiares cercanos viviendo fuera del país, comprende cómo ciertamente la corrupción, a través de los negocios de importación, el sobreprecio y la extorsión, han sido parte esencial de esta historia socialista.

 

 

Francisco Olivares

@folivares10