Diez señales de perversidad y sus efectos
marzo 16, 2014 12:18 pm

Un sistema perverso es aquel que no dice la verdad. No dice lo que piensa, y no hace lo que dice. Cuando la perversidad es la esencia de un régimen de dominación, todos sus participantes, víctimas y victimarios, tienen que hacer esfuerzos superlativos para tratar de saber cuál es el verdadero curso e intención de las acciones que se deciden. De más está decir que tratar de convivir con la perversidad implica una lucha constante para mantener la sensatez y no desvincularse de la realidad.

 

La perversidad es una relación insana, enloquecedora, crecientemente costosa y fraudulenta en sus resultados. ¿Vivimos un régimen perverso? Sin dudas, porque toda su actividad está concentrada en la retroalimentación siniestra de una maquinaria de propaganda cuyo único objeto es mantener en el poder al socialismo del siglo XXI. Como bien lo especifica el primer objetivo nacional del plan de la patria, de lo que se trata todo esto es de “garantizar la continuidad y consolidación de la revolución bolivariana” a pesar de los errores y de su inviabilidad. Aquí un inventario parcial de la perversidad chavista:

 

1. Revolución Bolivariana es la consigna que encubre la toma del poder por un grupo de militares y civiles de ideología radical convencidos que “vinieron para quedarse” aun al costo de destrozar las instituciones democráticas y “refundar” la república.

 

2. Poder Popular es la frase que encubre la práctica autoritaria y excluyente del gobierno socialista. A partir de este planteamiento dejan sin efecto la práctica del pluralismo y los que están en el poder se atribuyen en exclusiva la interpretación de las demandas y sentimientos del pueblo.

 

3. La patria grande es la excusa para un proceso creciente de intervención de Venezuela en la política del resto de los países latinoamericanos y el principal argumento para el financiamiento a fondo perdido con el que nuestra economía petrolera contribuye al fortalecimiento de las opciones políticas de los países aliados: Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Argentina, El Caribe.

 

4. La tarjeta de abastecimiento seguro que no es otra cosa que el eufemismo que encubre la institucionalización del racionamiento de alimentos y bienes esenciales en los 22 mil puntos de distribución del gobierno.

 

5. Los colectivos de paz es el nombre dado a los grupos paramilitares patrocinados por el gobierno, protagonistas infaltables de los sucesos de violencia y terror que han ocurrido en los últimos días.

 

6. La guerra económica es el término utilizado para encubrir el fracaso del modelo socialista para combatir la inflación y paliar la escasez. Además sirvió para justificar el saqueo de los inventarios del sector privado, violar derechos y escurrir el bulto en época electoral.

 

7. La eficiencia energética es la expresión que encubre una trama de corrupción, ineptitud y abandono del mantenimiento y las inversiones en el sector eléctrico nacional. Es el programa que ha formalizado un régimen de apagones que se alternan en todo el país con excepción del Distrito Metropolitano de Caracas.

 

8. La propiedad social es el calificativo que se le da a diversas modalidades de propiedad estatal, financiada por el presupuesto público y sin ninguna exigencia de rendición de cuentas o control de gestión.

 

9. Privados de libertad eufemismo que esconde el drama de hacinamiento y corrupción en la que viven los presos comunes venezolanos, para los cuales la justicia llega mal y tarde.

 

10. Violencia fascista es el calificativo dado a todo acto de protesta pacífica adelantado por la alternativa democrática. Y la derecha es el insulto con el que se saluda a todo aquel que no comparte la ideología del gobierno.

 

Jorge Etkin propone que el poder perverso se afianza en el simulacro, la hipocresía, la agresión pasiva y la reinterpretación constante de los hechos a conveniencia de quienes están en el poder. Cuatro son las desviaciones en las que incurre la perfidia:

 

a) Un uso intensivo y arrollador de la propaganda, acompañada siempre de mecanismos violentamente sutiles para persuadir o imponer una determinada posición.

 

b) Las comunicaciones se estructuran para engañar u ocultar, para hacer creíble algo que es falso y mostrar como benéfico algo que es perjudicial para la población.

 

c) El uso de la ley para mantener la exclusión, la desigualdad y la injusticia mediante dispositivos de vigilancia y castigo que se aplican solamente a los que se salen del redil.

 

d) El uso intensivo del doble discurso y la destilación constante de mensajes autoritarios.

 

Todas las características del “síndrome de la perversidad” se encuentran presentes en el régimen chavista, ahora presidido por Nicolas Maduro. Es perverso en la misma medida que plantea una relación intensa, en la que la mitad del país somos cautivos y víctimas de una relación psicotizante que nos supera, y de la que solo podremos salir en la medida que la denunciemos como tal: Que el régimen miente, no es confiable, no se relaciona sobre la base de la buena fe, y mantiene una agenda de acciones realizadas y por realizar dirigida a nuestra aniquilación social, porque eso es precisamente el objetivo del comunismo: condicionar las libertades hasta hacerlas irreconocibles. Condicionar el bienestar hasta volvernos una larga e interminable gestión inconclusa, un racionamiento eterno, una complicación extrema, que al final nos envilece y nos impide pensar.

 

Los gobiernos socialistas se curan en salud. Presumen ser y tener lo que no son ni tienen. Y esta es una de las claves para entenderlos. En la realidad siempre serán lo contrario a lo que predican. Si hablan de eficiencia serán ineficientes. Si se jactan de la seguridad habrá crisis de inseguridad. Si dicen respetar los derechos humanos entonces nadie estará a salvo de la arbitrariedad. Si alardean del bolívar fuerte ya sabemos que la moneda está perdiendo valor. Si proclaman estabilidad entonces hay que prepararse para la turbulencia. Si convocan a un diálogo ya sabemos que será un monólogo inflexible.

 

Si se ufanan de la disminución de la pobreza muy seguramente esta condición social estará expandiéndose. Si cacarean pleno abastecimiento hay que estar alertas porque se incrementará la escasez. Si hablan de la dignificación ciudadana entonces vendrá exclusión y represión. Si presumen del humanismo de las ciudades socialistas y comunales no podemos descontar la división de esas urbes entre varios colectivos violentos. Y mientras más hablen de paz más dispuestos están a ejercer la violencia desproporcionada.

 

En los socialismos todo es su inverso. Los héroes son los villanos, y los que ellos califican como villanos seguramente serán héroes y mártires. En eso consiste la perversidad y queda de nuestra parte tener los anticuerpos para combatirla. El rey está desnudo, y nos corresponde denunciarlo: ¡Esta desnudo! a pesar de lo que diga la propaganda.

 

Por: Victor Maldonado C.

victormaldonadoc@gmail.com