logo azul

Defender la esperanza

Categorías

Opiniones

Defender la esperanza

La palabra optimismo expresa una actitud psicológica. La esperanza no es un fantasma. Es una virtud teologal, como la fe y la caridad. En la misma alocución, diría también el Pontífice “Nunca se dejen vencer por el desánimo”. Sabía de lo que hablaba.

 

Muchas veces, la realidad o su apariencia tratan de robarnos la esperanza, de expropiárnosla. Es humano cansarse y cómodo resignarse, pero el cansancio ni la comodidad deben derrotarnos. El desaliento puede llevarnos a una conformidad inactiva, cuando lo más humano que existe es la capacidad de cambiar la realidad. Tenemos la conciencia, la razón y la fuerza moral para superar todo escollo.

 

El poder justifica su existencia en la procura del bien común, pero puede manipulárselo hacia fines ilegítimos que no le son propios, es lo que se llama desviación de poder, para ponerlo al servicio de manipulaciones cuyo fin es someternos, aplastarnos, que es lo mismo que deshumanizarnos, porque la libertad es humana y junto que ella su hermana, la responsabilidad.

 

En la enseñanza del beato Pedro Fabro, cree Francisco en “El diálogo con todos, aún con los más lejanos y con los adversarios”. Por eso le insistió a Capriles en buscar en el diálogo la solución a los graves problemas que vivimos los venezolanos. Es un mensaje coincidente con lo que la Mesa de la Unidad sostiene desde el manifiesto del 23 de enero a los venezolanos, lanzado en momentos de la gravedad del difunto Presidente que se empeñaban en disimular y aún vigentes. Y con la característica principal del discurso de quien sostiene que “Venezuela somos todos”.

 

Este país quiere un cambio, precisamente porque no se resigna a vivir mal. Y no lo quiere por las malas. Lo quiere en paz, en democracia. A la venezolana. Es deber de todos asegurarle esa posibilidad y, al contrario, cerrarla con trucos y manipulaciones desde arriba sería un crimen. No hay excusa política ni ética para eso.

 

Así como Benedetti nos llama a “Defender la alegría como una certeza/defenderla del óxido y de la roña”, nuestro llamado es a defender la esperanza, que es la fuente de toda alegría. Por eso, no nos vencen el desánimo ni “la rutina de las miserias y de los miserables”.

 

Por Ramón Guillermo Aveledo

 

 

 

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.