El 53,9% de las personas culpó de la escasez a las políticas o actores relacionados con ellos…
Una vez que el gobierno obtuvo una victoria nada esplendorosa, caracterizada por el ventajismo y la descalificación, además de chapoteada por el triunfo de la oposición en las principales ciudades emblemáticas del país, Venezuela está back to reality; es decir: sin leche y sin papel toilet.
Liquidar televisores plasma, juguetes y artículos de ferretería levantó la popularidad de Maduro más de 10 puntos en apenas un mes y explicó el repunte del chavismo en la recta final de las municipales, pero de ahí a resolver la inflación y el desabastecimiento hay un abismo insalvable.
Atacar las consecuencias de su propio modelo inadecuado (especulación, acaparamiento, contrabando de extracción y mal uso de las divisas) sirve para montar el show y lograr beneficios políticos de corto plazo, pero sólo si diseñan estrategias para resolver las causas de la crisis (sobrevaluación, control precios, expropiaciones, importaciones públicas ineficientes, corrupción, precio absurdo de la gasolina y ayudas millonarias a Petrocaribe) podrá rescatar equilibrios básicos, fundamentales para estabilizar su nueva conexión política pegada con chiclet.
El motivo por el cual se combatieron consecuencias y no causas está de anteojitos: los costos políticos que generan las medidas necesarias pero impopulares. Quizás ahora, una vez superados los comicios y con un desierto de dos años sin elecciones, el presidente Maduro tenga espacio para desarrollar políticas económicas serias y coherentes, pues, si bien el chavismo pudo surfear la crisis con fuegos artificiales políticos, la pólvora libre le quedó muy cerca de la economía, atenta a cualquier chispita.
Uno de los problemas económicos que podría pasar factura al gobierno en los próximos meses es la escasez. Comparto con ustedes algunas percepciones de los venezolanos recogidas en el último estudio nacional Datanalisis sobre este tema, con campo realizado del 21 de octubre al 01 de noviembre de 2013 a una muestra de 800 personas.
El 73,5% afirmó que la situación de abastecimiento de alimentos en el país era negativa y el 70% cree (yo mas bien diría sabe) que hoy en día existe menos variedad de productos y marcas que en el pasado, lo que no parece ser un gran logro gubernamental para mostrar como éxito.
El problema de la escasez no se limita al sector alimentos, sino que comienza a agravarse en aquellas categorías que fueron reguladas por la Sundecop en 2012, tales como medicamentos y productos de cuidado personal. Por ejemplo, la percepción de escasez en papel toilet fue de 82,5% y la de crema dental del 53,2%.
Pero el indicador que más debe preocupar al gobierno es el relacionado con la asignación de responsabilidades, pues el 53,9% de las personas culpó de la escasez a las políticas o actores relacionados con ellos; mientras que el 26,6% culpa al sector privado.
Es cierto que estos niveles de responsabilidad pueden variar momentáneamente después del «Dakazo», pero algo debe estar claro para el dueño del circo. Después que bote a los enanos del escenario ¿a quién va a culpar? Sólo quedará él mismo para explicar por qué la función sigue empeorando. La población parece más inteligente que los políticos que pretenden representarla.
El 88,8% señaló que para erradicar el desabastecimiento, el gobierno y la empresa privada deben trabajar de la mano para mejorar la producción y oferta nacional, un clásico que los gobiernos radicales terminan aprendiendo a trancazos.
El gobierno logró un éxito político con su estrategia reciente, porque la política suele ser superficial, pero ganarle a la economía con payasadas es otra cosa. Para resolver la crisis hay que ser y parecer serio… un gran reto para quien no lo es.
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