Nicolás Maduro acepta que lo califiquen como un troglodita por su manejo de la economía, que dada la miseria a la que ha llevado al país, resulta pues inobjetable que el mismo presidente termine sin afectarle tal calificación.
Igualmente hace unos días, cuando comenzó el conflicto estudiantil en protestas por la situación económica y la inseguridad, dijo no importarle que lo llamasen «dictador», dada la fuerte represión que desató el Gobierno contra las manifestaciones.
Pero lo que sí parece causarle escozor es que lo llamen «violador de los derechos humanos», tal como hoy resuena en el mundo.
De alguna manera los izquierdistas llevan ese estigma permanentemente ya que mientras pasan muchos años tratando de llegar al poder, una de sus banderas predilectas es la de defender los «derechos humanos».
Todavía recordamos acá en El Universal cuando Tarek William Saab, antes de volverse un burócrata con poder, aparecía casi a diario detrás de los periodistas para denunciar historias de casos de exguerrilleros ocurridos hacía 25 años atrás. José Vicente Rangel hizo su carrera política defendiendo ese tipo de causas y así pues una gran cantidad de figuras que hoy ostentan una vida de lujos, hicieron carrera política defendiendo aquellas causas.
El izquierdista evita polemizar sobre cómo en la URSS exterminaron a 10 millones de personas para imponer el comunismo, igual en China o esa realidad que permanece en un país como Corea del Norte en el que a los disidentes se los echan a los perros.
Ante la cantidad de estudiantes abaleados, torturados y asesinados desde el 12 de febrero, salen al paso señalando que quienes han incurrido en esos «excesos» están siendo procesados.
Ha sido cierto en el caso de los dos asesinados el 12 de febrero en La Candelaria, pero nada se sabe de la gran cantidad de GNB, de PNB y civiles miembros de colectivos armados que han disparado o torturado impunemente.
Nada se dice de los disparos de escopeta a quemarropa, cuya práctica no es nueva y fue muy utilizada en abril en Lara, Mérida y en Zulia. De los 100 casos documentados no hay información de alguna detención, a no ser las propias víctimas que son las que terminan siendo imputadas.
En las alocuciones diarias en cadena nacional, Nicolás Maduro suele lamentarse de artistas, deportistas e intelectuales, que en escenarios internacionales se refieren a su Gobierno como violador de los derechos humanos. Sin duda, el qué dirán, no ha podido ser evitado con el cerco informativo que han intentado para tapar la brutal represión, ahora registrada en miles de videos en las redes sociales.
Twitter: folivares10
FRANCISCO OLIVARES
