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De la “vaca sagrada” a “las tres gracias”

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De la “vaca sagrada” a “las tres gracias”

 

Lo curioso es que la “vaca sagrada” era un avión para uso presidencial que adquirió un demócrata y gran escritor, Don Rómulo Gallegos, depuesto antes de utilizarlo. Quien sí lo usó para escapar fue el dictador que lo había derrocado. “Las Tres Gracias” representan a las semidiosas, o Tres Cárites, Talía, Aglaya y Eufrósine, quienes, según la mitología griega, representaban inteligencia, poder creativo e intuición del intelecto, júbilo y alegría, hijas de Zeus y Eurínome. Construida en 1935 y reinaugurada en 1957 por el dictador Marcos Pérez Jiménez, y desde 1959 ha sido utilizada para protestar contra dictaduras, rendir honor a los caídos, denunciar la violación a los derechos humanos y reclamar democracia y libertad.

 

 

 

La vida da vueltas y la política suele girar al contrario, como en la Venezuela actual donde la politiquería marea a unos pocos mientras la vida rueda en espiral descendente para la mayoría. En Venezuela un autócrata dio viviendas a miles de familias y a su mayor urbanización la llamó “2 de Diciembre” en recuerdo a la fecha de su inauguración oficial de Gobierno, y cuando los militares lo derrocaron los beneficiados cambiaron el nombre por el de la fecha de su huida, “23 de Enero”.

 

La política voltea a contramano de la existencia en Venezuela, donde se ha convertido al 23 de enero de un centro de resistencia política en un escondrijo de ladrones, asesinos armados y politizados contra la voluntad de la mayoría de sus pobladores y vecinos honestos, decentes, trabajadores, ciudadanos de buenas costumbres a los cuales la revolución socialista ha dado miseria y temor en vez de democracia, libertad y prosperidad.

 

 

 

Bien está conmemorar el inicio de la democracia, pero hay que recordar que fue resultado de la presión social sobre los militares que forman parte, aunque no sonrían demasiado, del mismo tejido social que reprimen. Importante señalar que, en la década de los años 50, militares y policías políticos sembraron terror, llevaron a las cárceles a quienes exigían libertad, torturaban y asesinaban a los que pensaban y escribían consignas libertarias y republicanas, parece que la historia se repite y las Tres Gracias son testigos fijos.

 

 

 

Fueron años regados con sangre y dolor, las protestas de calle, crecieron y se agudizaron, especialmente, después de la estremecedora Pastoral de Monseñor Rafael Arias Blanco, Arzobispo de Caracas, el 1° de mayo de 1957.

 

 

 

La Plaza Las Tres Gracias ubicada en la parroquia San Pedro, urbanización Los Chaguaramos, en Caracas, fue uno de los muchos elementos decorativos del largo paseo construido desde la cara de la Escuela Militar, y que, por casualidad o ironía, bordeaba a la entonces todavía nueva sede de la siempre libertaria y rebelde Universidad Central de Venezuela. Establecida la democracia, fue y vuelve a ser punto de encuentro para estudiantes y ciudadanos se encuentren en protesta contra los gobiernos y sus arbitrariedades.

 

 

 

Concentrarse en Las Tres Gracias hoy 22 de enero 2018 para recordar los sucesos del día siguiente, tiene lo suyo. Por una parte, ya en la noche del 22 de enero de 1958 la tiranía de Pérez Jiménez hacía sus maletas -una, cargada de dinero, se les quedó olvidada. En la madrugada del 23 corruptos, verdugos y familiares volaban hacia la dictadura brutal de Chapita Trujillo en República Dominicana, cuya capital Santo Domingo se llamaba, mire usted lo que son las tiranías, Ciudad Trujillo.

 

Ese 22 de enero de 1958 generales y almirantes, comandados por Pérez Jiménez -que nunca tuvo el descaro ni osadía de autonombrarse general en jefe ni comandante supremo al estilo Fidel, que sería cosa cubana de años posteriores- habían realizado consultas a las guarniciones, cuya respuesta fue unánime: no obedecían ni respaldaban a un gobierno asesino y ladrón.

 

Fue ése día 22 la famosa frase de Llovera Páez, recomendando al dictador “vámonos, compadre, que pescuezo no retoña”. Esa madrugada “la vaca sagrada”, despegaba desde La Carlota en ruta hacia el pasado.

 

 

 

Lejana ya la aeronave, Venezuela amaneció desbordada por un sol radiante y vientos de libertad; abandonados cómplices y colaboracionistas de la dictadura a su suerte, los ejércitos salieron a tomar las instalaciones de Gobierno, en particular la que opuso mayor resistencia sin anuncios de rendición, la nefasta, diabólica y maligna Seguridad Nacional, policía política condenada a desaparecer defendiéndose a tiro limpio. Vencieron los militares, y entonces llegó el bravo pueblo de Caracas.

 

 

 

Este 22 de enero de 2018 en La Plaza de las Tres Gracias se reunirán bachilleres, estudiantes, universitarios, jóvenes, profesionales, obreros, empleados, mujeres y hombres, venezolanos preocupados, meritorios, decorosos y por, sobre todo, amantes de la democracia y libertad, para ofrecer un tributo, un sentido y sincero homenaje a todos los caídos y víctimas de esta tiranía, que algunos pusilánimes persisten en hacerle carantoñas y coqueteos.

 

 

¡Que los héroes nos unan, es tiempo de ciudadanos!

 

Armando Martini Pietri

@ArmandoMartini

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