El Gobierno trata de ofrecer una cara de seguridad con pronunciado gesto de arrogancia
Venezuela llegará en el último lugar en América Latina en crecimiento económico por debajo de Haití, es decir, sin crecimiento (FMI). Subió al segundo lugar como el país con mayor violencia en el mundo (ONU) y hemos logrado el primer lugar en inflación, mientras nuestros vecinos gozan de tasas de un dígito desde hace varios años.
Las cifras económicas y sociales son devastadoras y no se vislumbra una ruta creíble para que el Gobierno pueda sacar a Venezuela de esta crisis.
Ayer Jorge Rodríguez, dijo una gran verdad: ¿y por qué los cerros no han bajado? Ciertamente es una gran verdad, pero a medias.
Hay un malestar general por la situación del país reconocida por 85% de la población (IVAD) pero más grave aún es que 66% (IVAD) de la población piensa que Nicolás Maduro no podrá resolverla. De ese grupo que no le tiene confianza, 20% son chavistas.
El hecho de que los cerros «no bajen» no significa que el malestar no exista. En el primer trimestre de este año se han producido 4.116 conflictos sociales según registro del Observatorio Venezolano de Conflictividad, pero resalta que 37% están vinculados a reclamos laborales.
Lo que ocurre es que las protestas y barricadas, la fuerte represión y acción de colectivos armados, han copado el debate público y opacado los conflictos laborales. Estos aún están atomizados pero el aumento con respecto al trimestre del pasado año es de 550%. Ello indica que la «candelita» puede extenderse.
El Gobierno trata de ofrecer una cara de seguridad con pronunciado gesto de arrogancia a lo Jorge Rodríguez, pero está sentado sobre un barril de pólvora y ha tratado de apagar las llamas a punta de pistola y represión.
Dado que los conflictos no se apagan, ha tenido que llamar a un diálogo que no desea pero que necesita, ya que si no lo hace, su propia gente y en especial los sectores populares van a pasarle factura a Maduro.
En dos meses de conflicto la oposición tiene 168 estudiantes detenidos, casi dos mil procesados, 37 fallecidos y cientos de torturados. A María Corina Machado le arrebataron su diputación; Leopoldo López sigue preso y dos alcaldes fueron encarcelados. También la oposición necesita del diálogo para exigir su espacio en el país y ser escuchada por los sectores populares. Ello no significa dejar de protestar, pero lo que señala Capriles, sobre la necesidad de una gran alianza con todos los sectores de la sociedad para canalizar dichas protestas, es fundamental para que el diálogo logre reivindicaciones concretas, ya no solo para los presos y perseguidos, sino para todos los sectores laborales que han sido enjuiciados por reclamar sus derechos.
Francisco Olivares
@folivares10
