Con un prontuario en el currículo
marzo 4, 2017 7:26 am

El Senado de Estados Unidos aprobó el pasado martes, por unanimidad, una resolución en la que expresó su profunda preocupación por la situación política, económica, social y de crisis humanitaria que se vive en Venezuela. Destacan una serie de consideraciones conocidas perfectamente por lo venezolanos que tienen que ver con lo que a diario padecemos en el país, a excepción de quienes disfrutan desde el Gobierno de todos los beneficios derivados de los negocios y la extorsión que se aplica en todos los niveles.

 

 

 

Destacamos uno de los considerando de dicha resolución que señala: “Considerando, que el deterioro del ejercicio del Gobierno ha exacerbado la corrupción y que autoridades en cargos públicos se inmiscuyan en el tráfico de narcóticos ilícitos y actividades relacionadas al lavado de dinero” (…)

 

 

 

En efecto, conocemos de estas historias de corrupción cuando  se revelan los escándalos con nuevos nombres de chavistas y allegados  que se refugian en Estados Unidos para disfrutar de sus fortunas producto de la corrupción, narcotráfico y lavado de dinero. Cada escándalo muestra un pedazo del tamaño del problema y de cómo este “socialismo del siglo XXI” devino en una maquinaria de corrupción que ha convertido en mil millonarios a casi toda la dirigencia que se enquistó en el poder en nombre del pueblo.

 

 

 

Esa gente encontró en el “imperio”, que tanto habían expresado odiar, su paraíso financiero, pensando en legalizar sus fortunas y pasar por debajo de la mesa a la mirada de las autoridades americanas utilizando testaferros y empresas de maletín. Sin embargo hoy están en la mira del senado y al mismo tiempo, los organismos del Estado han emprendido meticulosas investigaciones sobre el origen del dinero de esos venezolanos. Ya se habla de miles de millones de dólares. En esa lista hay militares, ex jueces, ex ministros, hijos o sobrinos de altas figuras del Gobierno, empresarios que ofrecieron al chavismo las claves para el negocio sucio y el ocultamiento del dinero.

 

 

 

Pero no es sólo, como dice el considerando de la resolución, que el problema está en el tráfico de drogas y lavado de dinero. El efecto de ese deterioro ha drenado a todo el aparato del Estado apuntalado en  la ausencia de ética, de la desaparición de la independencia de los poderes y la autonomía en la aplicación de la de la Ley. Desde un TSJ y un CNE al servicio del PSUV, hasta el más humilde policía, funcionario de aduana o guardia nacional bolivariano, que desde su función extorsiona al ciudadano o simplemente le roba abiertamente cualquier bien que le “decomisa” porque le da la gana.

 

 

 

Ya resulta normal en Venezuela que para obtener un documento público como el pasaporte  en un tiempo razonable haya que pagar 120 mil bolívares o que ese documento pueda ser vendido incluso a terroristas internacionales. Más abajo de la pirámide la extorsión llega a las puertas de cualquier comercio, a los depósitos de cualquier aduana o hasta la simple acción de que para hacer una mudanza de un lugar a otro haya que preveer al menos entre 50 y 100 mil bolívares para cubrir la extorsión del funcionario.

 

 

 

Que en una cárcel nacional haya una sede bancaria ilegal, que los jefes de la misma sean jefes de mafia armados hasta los dientes, que sus líderes (pranes) puedan disfrutar de la playa el fin de semana con permisos otorgados por un ministro o que los fines de semana se produzcan grandes fiestas dentro de los recintos carcelarios. También es normal.

 

 

 

El efecto de la corrupción se ha generalizado y tener un prontuario en el currículo puede significar llegar a las alturas del poder. No es solamente el senado de EEUU el que finalmente se percata de lo que ocurre en Venezuela. La ONU lo viene comprendiendo, la OEA ha emprendido una gesta a favor de la democracia y restitución de la institucionalidad, la Unión Europea, Mercosur, algunos países latinoamericanos, España. Todos ellos comienzan a mirar con preocupación el túnel oscuro en el que han llevado a Venezuela.

 

 

 Francisco Olivares

 @folivares10