Con nuestra sangre la dictadura suda, gime y se desmorona
agosto 25, 2017 10:48 am

 

Con sangre venezolana Simón Bolívar liberó parte de América y destruyó el dominio español. Con sangre venezolana se desmanteló la brutalidad gomecista y se derrumbó la dictadura de Pérez Jiménez. Con sangre venezolana se derrotó la pretendida invasión comunista por Machurucuto organizada en La Habana por los hermanos Castro. Con voluntad y sangre venezolanas se está haciendo sudar y llorar de angustia a la cleptómana y cruel dictadura

 

 

 

Venezuela vive una inmensa crisis institucional, un caos que es al mismo tiempo económico, social y político, que empeora día tras día, una tormenta socialista que arrasó con Cuba y se aferra a Venezuela transformada en ciclón torpe y furioso. Lerdos revolucionarios no saben qué hacer y lo que ordenan desde La Habana lo realizan mal, la situación empeora, mientras opositores meneados por vientos exaltados se enredan entre ser dignos, no hacer nada o dedicarse a ponerle difícil las cosas al Gobierno; combinación peligrosa de consecuencias impredecibles. No considerarla con formal seriedad y frialdad juiciosa, es una irresponsabilidad inexcusable.

 

 

 

Venezuela es un país de muchos y variados recursos, no solamente bendecido por grandes abundancias en lo material y natural, sino también en su estructura humana, cultural, profesional, técnica; es terrible que no se esté aprovechando esta fortaleza para salir de esta multi-crisis en la que estamos embarcados. Pero el socialismo castromadurismo es receloso, miope y envidioso, apartan a los mejor preparados y de buena educación, para ubicar a su alrededor a leales lamebotas adulantes que sólo buscan dádivas y cuotas.

 

 

 

En medio del sombrío paisaje, la solución puede ser o no pacífica, ello dependerá de la voluntad ciudadana y de que los llamados de paz del Presidente y sus voceros dejen de ser banderas sin vientos y se conviertan en realidades, algo que no está pasando. El llamado verdadero debe ser para que intervenga la mayoría de los sectores, la representación debe ser incluyente, jamás excluyente, como es habitual en el oficialismo que amenaza y castiga, pero no resuelve.

 

 

 

El calvario venezolano transmutó en cruzada política, en irreverente forcejeo por no dejarse aplastar por el autoritarismo, la dictadura, evitando a toda costa el secuestro de la conciencia al que los tiranos siempre aspiran, el principal anhelo del opresor es pisotear el saber y despojarlo de fortalezas.

 

 

Los venezolanos opositores militantes o no de partidos políticos, acosados, burlados, perseguidos, encarcelados, maltratados, sólo tienen hoy dos campos de acción. La calle, abandonada de manera insólita, mentecata y tonta, y el mundo internacional.

 

 

 

Los países de la región y fuera de ella, que permitan transparencia y confianza, pueden gestionar en defensa de la democracia. Dejemos de lado el prurito pendejo y patriotero de la no intervención. Necesitamos ayuda, reconozcámoslo, asumámoslo con humildad y con la seguridad de que la razón, la justicia social, los principios éticos morales y la defensa de los Derechos Humanos están de nuestro lado. Sembremos árboles que nos protegerán contra situaciones que ya provocan fastidiosas migrañas, mucho arrepentimiento y demasiados golpes de pecho. Los que integramos la comarca, incluso aquellos cuyos gobiernos siguen buscando anticuadas ideas y escasos dólares, jugamos un papel importante en la búsqueda de la paz y convivencia.

 

 

 

El sistema de libertades está maltratado y arrinconado por un régimen, gobierno para los pocos interesados, dictadura para cada vez más críticos, adueñado sin escrúpulos ni pudor de los poderes del Estado. El concurso latinoamericano y del mundo están sosteniendo posturas de liderazgo para resolver pacíficamente, lo que puede llegar a no serlo. La situación no es buena. La realidad es que está mala y delicada.

 

 

 

Se han fracturado y desintegrado familias, nos hemos convertido en país de emigrantes cuando hasta hace poco éramos quienes recibíamos a los que huían de guerras y dictaduras opresivas. El desplazamiento es forzado, no es turismo.

 

 

 

¡Es inmensamente mejor enfrentar una verdad por más dura y dolorosa que sea, que un engaño piadoso! La verdad cura, reconforta, la mentira enferma, destruye, pervierte y pudre.

 

 

 

Son incontables los que piensan -aunque no se atrevan a decirlo- que por el bienestar colectivo debemos enfrentar una realidad, dolorosa o no, y convencernos de que la oposición/mud no tiene capacidad de enfrentar sola esta complicada y compleja situación. Ya no importa si pudieron o no, quizás quisieron, pero no fueron eficientemente capaces para defender los votos con el mandato que los ciudadanos le entregaron en diciembre 2015 y julio 2017. Puede que sean poco ágiles para tomar decisiones y tienen olvidado el sentido de la oportunidad. Pero están ahí, acertados o no, no abandonan, no se rinden. Se equivocan, pero siguen adelante.

 

 

 

Hay que renovarse, el pueblo quiere cambios y muchos están en la lista. Se debe retomar la protesta en las calles para defender nuestros derechos -más que violados, eliminados-, pero de manera democrática y pacífica, evitando la violencia. Lo pacífico hiere a la dictadura, la violencia la alimenta. Son carroñeros de la intimidación, expertos en generar terror y magos en mentir para frustrar. Pero también, no lo olvidemos, expertos en fracasar.

 

 

 

Nuestra obligación esencial como ciudadanos es agotar todos los recursos posibles para una salida de transición ordenada y sosegada. No habrá elecciones y si las hay, será bajo el dominante e incondicional control del régimen, ya no incumbe aparentar. Lo importante es que lo sepamos y no nos dejemos engañar, que cada mentira, tenga un costo muy alto, aunque sea a costa de nuestra sangre.

 

 

 

Si no hacemos nada igualmente perdemos, y será peor. Tú pierdes, yo pierdo, todos perdemos y el país sigue aterrado y muerto. Ya empezó el joropo y faltan alpargatas. Ellos tienen botas y las botas a veces sacan sabañones y callos dolorosos, al menos démosles pisotones.

 

 

Armando Martini Pietri

@ArmandoMartini