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¡Castristas: váyanse al carajo!

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¡Castristas: váyanse al carajo!

 

Lo de que el usurpador, acompañantes, convivientes, cómplices directos e indirectos tienen que irse, es una convicción que a estas alturas tiene poca o ninguna excepción. No sólo por la sucesión impresionante de arbitrariedades, crueldades y torpezas cometidas por esos patéticos personajes, sino porque al transcurrir el tiempo, se incrementan y empeoran; traspasando los límites permitidos del orden internacional, violado desafiante las Convenciones de Ginebra y Viena.

 

 

Dios ciega a quien quiere perder, -señala el refrán-, y el madurismo muestra ceguera, da palos de ciego. La mentecata, risible y ridícula denuncia sobre la comida mala, podrida, contaminada, y que la ayuda humanitaria es un arma biológica para atacar al pueblo venezolano, es de las más absurdas estulticias que requiere esfuerzo, aptitud y desfachatez solo pensarla; declaraciones pomposas de generales y almirantes almidonados, atiborrados de condecoraciones insignificantes, expresiones tan serias como la muerte de la unidad y lealtad rodilla en tierra de una fuerza armada chavista, anti imperialista y socialista; ejercicios militares que dan mucha más vergüenza y pena ajena que temor; organización de un concierto desinflado antes de comenzar para competir con el llamativo emprendido por el exitoso empresario británico Richard Branson; la reiterada negación por cuanto madurista muerde algún micrófono de que en Venezuela hay una grave crisis humanitaria -suma de la económica, alimentaria, medicinal, social, militar, policial, delincuencial, laboral, ética, moral, etcétera- y que la ayuda humanitaria nos hace mendigos, es un error, pero aún más grave, merecedor de dramáticas carcajadas, que se anuncie vienen toneladas de auxilio ruso y que, además, ese socorro será entregado en forma de bolsas Clap no a los venezolanos sino a los cucuteños. ¿En qué mundo absurdo y enloquecido están viviendo los idiotas oficialistas castro venezolanos?

 

 

 

La gran mayoría de analistas políticos dan muy poca o ninguna posibilidad de que Maduro continúe en poder de la presidencia no reconocida. Ya no queda salida alterna. Finalizó. La ofuscación política, corrupción a tal punto desaforada que no sólo genera unos pocos mega ricos sino millones de pobres y hambrientos, no permite que esto continúe. Aunque nadie hubiese escuchado a Donald Trump en Miami, ni a los altos voceros estadounidenses, bastaría echar un vistazo alrededor y escuchar a los jefes del desastre venezolano para comprender que ya no da para más. Sin contar la desesperación y desvaríos evidentes de algunos altos mandos rojos, declaraciones de gobiernos en el extranjero y sus embajadores en territorio venezolano, sin sumar la avalancha de señales de un final dramático, turbador, con posibilidad de sangriento y seguridad de definitivo. Ni siquiera la hierática, vacía oferta del general de mayor rango y mando ofreciendo las vidas de todos ellos para defender a quien no sabe ya qué hacer, podría cambiar lo que se observa como destino final. Último capítulo. Hundimiento del comunismo, incluso llamado socialismo, en Venezuela y el continente. Fin de la historia, colofón del Foro de Sao Paulo, final de una época, terminación del castrismo.

 

 

Predecir fechas es difícil, pero no será mucho. No somos profetas, pero el tiempo, la incompetencia y desconcierto son inclementes. Puede que tarden en supurar, pero como una carie infernal lo hace apareciendo de repente, pero es sólo el finito de un período más largo o corto de maltrato, descuido, injusticia, falta de limpieza e higiene. Cuando el dolor se hace insoportable, hay que extraer la muela.

 

 

En esta Venezuela desvencijada, desarticulada y hambreada por un absolutismo embustero, fantasioso, manipulador, irresponsable y corrupto, lo de “yankee go home”; “somos socialistas y chavistas” “patria o muerte, venceremos” y demás pendejeras no funciona, nadie lo cree ni lo quiere ni lo grita. Entraron ruidosamente en aquella Venezuela desconcertada en lo político pero dinámica en lo económico aullando promesas, y se irán más pronto que tarde con el rabo entre las patas húmedas en la sangre que derramaron a cuenta de una revolución que sólo fue involución. Se marcharán con ladridos y chillidos de perro apaleado, todos sonreirán y se felicitarán porque la rabia fue derrotada y expulsada.

 

 

 

Fracaso del castrismo comunista, tropicalización del enorme fiasco soviético, y también de doctrinas deshilachadas hediondas a ruinas, y todo el esfuerzo mítico de los castro cubanos que se adueñaron, con la complicidad de Chávez, Maduro, empleados militares y civiles, del Estado venezolano, y sus estructuras -vergüenza eterna para dirigentes políticos del siempre derrotado, nunca arrepentido abanico izquierdoso, encubridores convenientes e interesados cooperantes colaboradores, y jefes castrenses que hicieron más caso a la fábula despreciable del Che y apetencias de Fidel que a la Constitución, bandera y pueblo que habían jurado defender.

 

 

Los cubanos -y cualquier otro- que sea obediente al comunismo castrista y a los impresentables hermanos Castro deben desistir y apartarse, fracasaron, sobran, ganaron el título de non gratos. La Venezuela decente, de principios éticos, valores morales y buenas costumbres ciudadanas, rechazan la ocupación opresora del castrismo. Por favor ¡Váyanse al carajo! Han hecho demasiado daño. Y los que abjuren, arrepiéntanse sinceros, hagan acto de contrición, márchense a su isla de la felicidad y luchen por conquistar la libertad, democracia y futuro.

 

 

¡Ya basta, Vamos Venezuela!

 

@ArmandoMartini

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