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Café y chinches revolucion

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Café y chinches revolucion

 

El que dice mentiras tiene dos nombres y dos apellidos: Wilmar Alfredo Castro Soteldo, militar retirado, dos veces gobernador de Portuguesa, piloto de aviones Bronco y Mirages, con conocimientos de inteligencia y de contrainteligencia. Funcionario del chavismo, fue hasta ministro de Turismo, y ahora es fiel al madurismo.

 

 

 

Siendo teniente coronel participó en el golpe de Estado de febrero de 1992 y fue condenado a 27 años y 6 meses de prisión. Fue sobreseído por el presidente Rafael Caldera. Nunca se le violaron los derechos humanos ni el debido proceso. No fue aislado ni incomunicado, tampoco se impidió la visita de familiares y amigos. Ningún carcelero lo roció con excrementos por órdenes del director del centro de reclusión, tampoco se los hicieron comer.

 

 

 

En esa asonada militar hubo más de 300 muertos e incontables heridos. Los golpistas dijeron que se alzaban contra la mentira y la corrupción, nunca pagaron por los daños ocasionados. Ejerciendo el poder absoluto, por su afán de copiar modelos fracasados y por robar con plena impunidad, han ocasionado la crisis humanitaria actual y han reducido la soberanía popular a su mínima expresión. La democracia participativa y protagónica era un direte tan falso como la honradez de Hugo Chávez y su desapego a la riqueza.

 

 

 

Castro Soteldo es el ministro de Agricultura y Tierras. Trabaja en llave con Ernesto Villegas, el funcionario de contra-verdad del régimen. Heredero por mampuesto de la hegemonía comunicacional que Izarrita impuso con directrices cubanas, se ocupa de que funcione la caja de resonancia: repetir hasta el cansancio la mentira que ordene el cogollito putrefacto. En Boconó, tierra de café y de gente noble y trabajadora, Castro Soteldo anunció con fanfarrias y cantos que Venezuela aumentaba su producción cafetalera a 22 millones de quintales. Coño, perdón, coña.

 

 

 

En Cuba, la metrópolis y asiento único del poder, se le llama «coña» a este tipo de mentira, que no solo pretende engañar, sino también encantar a los receptores. Después de 18 años, Wilmar declara como si fuera su primer día de gobierno y con anuncios similares a los de Juan Carlos Loyo cuando convirtió el campo en tierra arrasada. Anuncia lo que cosecharía en las condiciones óptimas, 22 quintales por hectárea, pero nunca lo que realmente recogen ni el porcentaje que se roban. Fedeagro le contestó la mentira. El país tiene un déficit de café de 70%. Lo constatamos todos los días. Apenas se producen 600.000 quintales, y no precisamente de la mejor calidad. Las palabras de Castro Soteldo están llenas de gorgojos y sus números de roya. Vendo insecticida contra garrapatas del erario.

 

 

Ramón Hernández

@ramonhernandezg

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