El día jueves fueron detenidos cuatro oficiales de seguridad de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura por hurtar los cauchos de tres vehículos estacionados en la sede administrativa del Poder Judicial.
La fuente policial indicó que los vehículos de donde fueron sustraídos los neumáticos eran de uso oficial de la Magistratura y que los agentes se valían de su cargo para desmontar las piezas.
El hurto fue denunciado y mediante la revisión de los registros de las cámaras de seguridad se pudo determinar la participación de los cuatro trabajadores en el delito.
El suceso que podría calificarse como un delito menor, al contrario revela algo mucho más profundo y dramático. En primer lugar por tratarse de la Magistratura, un espacio, una institución que debería verse como una especie de altar de la justicia, pasa también a ser parte de las páginas rojas del delito. Pero al mismo tiempo, esta noticia que apenas puede dedicársele dos párrafos en un espacio discreto en los portales de información, revela el grado de deterioro del país en donde, ya no sólo por la escandalosa inflación, sino que describe una degradación que arrastra todos los aspectos de la vida ciudadana, la ética, el respeto a las leyes, a la convivencia y hasta la vida.
Ese mismo día Nicolás Maduro bailaba y cantaba a propósito de su cumple años, tal vez muy contento porque los rusos le refinanciaron la deuda y bajo cuerda se habla de dinero fresco por 2 mil millones de dólares no se sabe a cambio de qué.
Pero esas deudas que tienen al país al borde de un default, cuyo origen, que está en la destrucción del aparato productivo y los controles económicos, tienen igualmente un componente fundamental en la corrupción oficial.
Por eso mientras el país se desangra, arriba cantan y bailan, porque se tiene la certeza de que la fiesta continuará.
Esos funcionarios de la Magistratura tal vez nunca fueron delincuentes, en sus planes de vida quizás no contemplaban el raterismo como forma de vida. No saben de economía, y no esperan celebrar la pequeña ayuda de los rusos, pero saben que llevar un cartón de huevos a sus familias cuesta más de 100 mil bolívares.
Lo ocurrido en la Magistratura es el karma diario en cualquier condominio del país. Resulta común ver a una señora de la tercera edad, cargando todas las noches con la batería de su vehículo, luego de haber sido víctima de robo en tres oportunidades. Más adelante encuentras a otro vecino cargando con un caucho medio destartalado, luego que de su automóvil le han extraído el caucho de repuesto al menos en dos ocasiones. Repuestos.
La fiscal general destituida por la ANC, Luisa Ortega días dejó 32 mil casos de corrupción en proceso de investigación y Transparencia Venezuela lleva una lista de 26 mil casos. Venezuela figura como uno de los países más corruptos del planeta, mientras los escándalos internacionales dan cuenta de las danza de miles de millones de dólares de venezolanos depositados en paraísos fiscales.
La cúpula gobernante cada día se aísla más de los ciudadanos, se desprende del mundo real, y en especial el Presidente mira el mundo a través de los vidrios ahumados de sus vehículos oficiales. Para el gobernante la hiperinflación es motivo de celebración y cada vez que el dólar negro se dispara, se multiplican las fortunas que se han creado con el control de cambio, con ello también se disparan los corchos de las botellas de champagne.
Pero abajo, en el mundo de la calle, el hambre ha hecho que el raterismo se haya masificado y se ha convertido en un modo de vida, en una fórmula de supervivencia.
Francisco Olivares
Twitter: @folivares10
