logo azul

Amarillo de corrupción y riqueza

Categorías

Opiniones

Amarillo de corrupción y riqueza

 

 

El maestro Pedro Galán Vásquez insistía con su acento cubano en que si no se tenía la información completa no había que apresurarse en escribir, mucho menos en publicar, pero que el periodismo estaba lleno de licencias y de excepciones, que era un oficio sin verdades definitivas. Todavía no sé en qué universidad se graduó de ingeniero el ministro y vicepresidente de ecosocialismo territorial Ricardo Antonio Molina Peñaloza, el más pequeño del clan. Sería obvio intuir que fue en la UCV, dado que ahí su hermano no solo fue un excelente profesor, igual que el padre, sino también el mejor jefe de seguridad, y debió eludir las trabas del cupo con alguna facilidad. No sé. En sus currículos oficiales y oficiosos tampoco se indican los méritos para llegar a los importantes cargos que ha tenido, sino los “logros” después de llegar, menos los relacionados con la fortuna.

 

 

 

También pudo haber estudiado en Moscú, en la Universidad Patrice Lumumba, que la Unión Soviética manejaba para adoctrinar a sus prospectos del Tercer Mundo, y a donde iban a formarse los hijos de los dirigentes del Partido Comunista de cierto nivel. Hasta ahí. Su plan de estudio se parece mucho al de cualquier otro centro de estudio en el que la doctrina importa más que las leyes de Newton o de la genética. Ay, Lysenko.

 

 

 

El país no sabe en qué área de la ingeniería se formó su ex ministro de la Vivienda y Hábitat y actual titular del despacho de Transporte y Obras Públicas. Si es civil, industrial, electricista, metalúrgico o cuál de las tantas otras ramas de esa especialidad. Lo obvio es que no tiene relación alguna con los altos y buenos cargos que ha ocupado con sectarismo, fanatismo y revanchismo singular.

 

 

 

Molina todavía no ha tenido tiempo de leerse la Ley de Tránsito, aunque manejaba con fogosidad juvenil el Mercedes Benz de su papá en Las Fuentes de El Paraíso y ocasionó rasguños y desbarajustes a unos cuantos vehículos del vecindario. Lo cierto es que desde noviembre del año pasado, contraviniendo recomendaciones de los expertos en la materia, mantiene colectivos, cuadrillas, equipos y demás formas de agrupación en la infame tarea de bañar de amarillo aceras, brocales, barandas, rayados, flechados y cuanta superficie se les atraviese en calles, callejones, avenidas y autopistas. Por supuesto, no es amarillo pollito ni el amarillo iluso, sino amarillo corrupción.

 

 

 

Gastar en pintura amarilla ha sido a lo largo de estos 17 años la vía más expedita de abultar presupuestos, con una sola excepción: su antecesor encontró que todo ya estaba pintado de amarillo y decretó que ese color distraía la atención de los conductores y ordenó cambiarlo por el gris, que ahora vuelve a cubrir el amarillo. Vendo goma de borrar vivezas.

 

 

 

Ramón Hernández

@ramonhernandezg

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.