¡A parir! hijos que la Patria no necesita ni puede sostener
marzo 10, 2020 5:27 pm

 

 

Habría que preguntarse en qué piensa el usurpador cuando está solo, conjeturando que algo piense. Lo que propone se destruye, y sus órdenes tienen efecto fallido por desatinadas e inconvenientes. Pero se las arregla para anunciarlas en peroratas soporíferas, abusadas de epítetos, grandezas irrelevantes, embustes y alardes de vacío.

 

 

Aún peor, señales de disuasión, imprudencia o desconocimiento del entorno dónde vive. Se inventa, le plantean y aprueba sin análisis de realidades, como el alocado e irresponsable programa, Parto Humanizado. Falso, imaginario, demostrando analfabetismo en cultura general e información básica sobre cómo se reproduce la pobreza en el Tercer Mundo, y especial, en los países influenciados por la ignominia castro-madurista. La más reciente extravagancia de mal gusto y barbarie intelectual, fue invitar a las venezolanas a parir seis hijos para que crezca la patria. ¡La estulticia en su forma más vergonzosa! insultante ante el folklorismo chancero del proponente, pues bajo su régimen las mujeres dan a luz cómo y dónde pueden.

 

 

Cinismo, irresponsabilidad, simple ignorancia. O, lo que es más perverso, descaro de propaganda. Exhorta, a las mujeres a convertirse en máquinas de concebir y traer a esta tragedia que el castro-madurismo ha establecido en Venezuela, seis hijos para que la patria crezca. Sin detenerse un minuto en evaluar las consecuencias. Se despepita, chillando sin rubor ni pudor, como gracia de comediante fracasado, la indecorosa oferta de Parto Humanizado. Sin considerar, el desastre de atención a la parturienta, bebés y menores, insumos que no tienen, equipos inexistentes, costos de pañales, alimentos para la madre encinta y sus cinco hermanos. Omitió el transporte para enviarlos a la escuela o parque infantil, si antes, no los asaltan malandros y anti sociales. La angustia, el precio que significa si cualquiera de los muchachitos se quebranta o enferma; hospitales pediátricos cayéndose por falta de mantenimiento, materiales, medicinas, personal profesional, suministros, electricidad y agua.

 

 

Omitió el ruleteo hospitalario, se pasó por la entretela la desnutrición infantil, sus secuelas nefastas en los pequeños que crecerán con carestías físicas e intelectuales, y, como resultado, condenados al sótano de la colectividad sin posibilidades de escalar por medio propio, y el efecto infausto de que la mayoría buscará sobrevivir por vía de la delincuencia o prostitución. El meretricio, es un camino señalado y utilizado por el castrismo.

 

¡Venezolanas a parir!, vociferó sobreexcitado; y garantizó el patrañero un Parto Humanizado. En otras palabras, atiborremos la patria de malandros, pandilleros, marginales, analfabetas, bandoleros. Y desesperados. ¿Qué futuro les espera?

 

 

Tal vez pretenda sustituir a los millones que han huido, escapado, y siguen haciéndolo, para obtener un ambiente decente de vivir, que hace tiempo no consiguen en la Venezuela maltrecha que Chávez dejó, y el heredero se ha encargado de empeorar. ¡Y ése sí es un milagro que el mundo estudia!

 

 

Quien usurpa desconoce, los grandes problemas, además de él mismo y concubinos cómplices, es el de mujeres cargadas de tripones de uno o varios hombres que enfrentan con voluntad y coraje indiscutible las duras condiciones de la vida socialista comunista en decadencia indetenible.

 

 

Incitar a la mujer venezolana a tener hijos, ciertamente puede que aumente las cifras del censo, pero disminuye las raciones cada día más raquíticas de la torta no de cumpleaños sino de calamidad.

 

 

Plantear seis descendencias es despreciar la miseria del pueblo, la injusta y pesada carga que ya llevan sobre sí mismas. La creciente delincuencia generalizada, violencia de género, abandono de normas para la buena conducta elemental; nacen de la pobreza e impunidad, pero se paren en hogares de familias a medias donde los hijos sin educación de calidad, hambrientos, aprenden a respetar, admirar a sus madres, pero sobreviven para odiar, despreciar a la sociedad; que las ha dejado abandonadas a su suerte, valiosas para votar y para que el tirano se vanaglorie y deleite en señalar al país que sojuzga y rompe, crece en población. Como lo hiciera Amnistía Internacional revelando que el embarazo adolescente en Venezuela, aumentó 65%. ¡Una verdadera desgracia social y familiar!

 

 

Palabras de ánimo que son desánimo, alocadas, irresponsables, que indican a un timador de show mediático, descompuesto en su comedia de ficción, hablador de pendejadas y lejos de ser un conductor para una nación comprometida y seria. Eso por no preguntarle dónde están y qué hacen sus ¿seis? hijos.

 

 

@ArmandoMartini