Sube el telón y salen unos candidatos, baja el telón y aparecen los resultados del 20 de mayo, que no son los que ansiamos, si no los que siempre favorecen a los enchufados y atornillados en el poder desde hace 20 años.
Ese domingo veremos y escucharemos a Tibisay decir que con una “tendencia irreversible” por no sé cuántos millones de votos Nicolás Maduro Moros, el mandatario más despreciado y con más alto índice de impopularidad, padre de la pobreza, miseria y éxodo de los venezolanos, resulto reelecto Presidente de Venezuela; y usted, estimado lector, seguramente dirá: “esa obra ya la vi”.
Este artículo lo escribo un mes antes de las elecciones presidenciales, aun y cuando las encuestadoras que no gozan de prestigio y que también se han caído en los resultados de los últimos eventos electorales, apuntan a que el interés por votar aumenta. Increíble y sorprendente creer esos señalamientos.
Para ganar una elección, como dicen por allí, no sólo basta en querer ganarla y en tener la mejor estrategia, sino que hay que dar el mensaje correcto, conectar emocionalmente y como decía el colega Ángel Monagas “el voto es completamente emocional”, por eso es importante enamorar al elector.
Los candidatos que “competirán” contra Maduro en su reelección, léase; Henry Falcón, Javier Bertucci, Luis Ratti y Reinaldo Quijada, salieron al ruedo teniendo muchos factores en contra, lo primero es que su círculo natural de electores que es el opositor está dividido entre participar o no, inclinándose más la balanza hacia el no participar.
Lo segundo es que están en desventaja sin posibilidades de triunfo alguno, sólo pueden hacer la obra, recibir el pago y retirarse sin el aplauso.
El Gobierno sin control arrancó la campaña sin cronómetro ni tiempo limitado, el CNE estableció que cada candidato puede hacer uso de cuatro minutos diarios en TV y cinco minutos diarios en radio; bueno pregunten ¿cuántos lleva el candidato del gobierno cada vez que se encadena?. Eso quiere decir que no los controla nadie y que Nicolás va tener más exposición mediática.
Hasta el 17 de mayo tendremos un abuso permanente de la utilización de los recursos del Estado y de los medios de comunicación, la campaña de aire la gana el Gobierno de arrancada.
Lo tercero a considerar para los cuatro candidatos contendores del Presidente-candidato es saber si tienen y cuentan con la estructura electoral para el día de la elección.
Sacando una simple cuenta de lo que se requirió para procesos anteriores como la elección de gobernadores celebradas el 15 de octubre de 2017, tenemos que si se tienen 13.559 centros, se necesitan 13.559 coordinadores; y si se instalan 40.000 mesas se requiere un equipo humano para cada una de esas mesas, por la medida chiquita 40.000 testigos principales. A esto se le suma el reiterado abuso del Plan República denunciado por electores y miembros de mesas.
Con estas cuentas a “vuelo de pájaro”, como dicen por allí, podemos decir que ya los resultados están cantados, los cuatro candidatos por más que quieran, si no tienen esas estructuras el “Día D”, den por perdida sus aspiraciones y esfuerzo.
Baja el telón el 20 de mayo, sube el telón el 21 de mayo, pensemos qué hacer a partir de ese día; consideraciones también planteadas por la Iglesia venezolana en un Comunicado divulgado el pasado lunes 23 de abril.
Edward Rodríguez
