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Maduro/Falcón, igualmente castristas

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Maduro/Falcón, igualmente castristas

No hay mucho que pensar ni ser analítico profundo de características sobresalientes o meticuloso investigador. El candidato a la reelección presidencial y el fingido aspirante opositor, son dos caras de la misma moneda. No hay que llamarse a engaño ni a fantasías.

 

 

 

El país se debilita a paso agigantado, se extingue inexorable entre la ridícula ilusión electoral y la burla histórica prolongada del diálogo. La debacle es casi total, la pérdida de apoyo internacional es evidente, el rechazo generalizado en todos los aspectos dentro y fuera de nuestras fronteras no se puede encubrir, la quiebra institucional y estructural del país es imposible ocultar, la hiperinflación y el hambre es sufrimiento diario, y muchos etcéteras, que obligan al régimen cubano a elaborar un plan alterno; tienen claro que perdieron apoyo, dominio y control, aún con soporte de acólitos arlequines; la Mud aterrada y devastada por el desprestigio trata -sin éxito- de mutar al Frente Amplio Venezuela Libre y los castro-maduristas al Frente Amplio Legitimando Chavistas Oportunistas Nacionales.

 

 

El exiguo y mediocre chavismo que aun rodea a Maduro, lo sabe, son incompetentes y equivocados en la administración, pero versados en lo político. Trataron de levantar un escenario de legitimidad en conversaciones falaces, pero se trancó el juego en puntos irreformables que el régimen ofreció considerar, pero que nunca llegó siquiera a esbozar.

 

 

La oposición ligada suplicaba un acuerdo, fue a dialogar una y otra vez, pero ¿cómo acudir a unas elecciones, que habían solicitado, llenas de cárceles con presos y exiliados políticos, con venezolanos desesperados muriendo de hambre y enfermedades? Esos adversarios incoherentes de doble discurso y doble moral, carecen de confianza y legitimidad ciudadana. Quizás por eso, como afirma el régimen, primero ofrecieron firmar y después se negaron. ¿O no se atrevieron?

 

 

Cuesta una enormidad creer en el oposicionismo del sargento retirado y reformulado, constituyente, alcalde y gobernador chavista. Suena demasiado a oportunismo financiado por tenedores de bonos, personeros oficialistas o cercanos y un Gobierno consciente que hurtará votos para certificar las “elecciones”; responsabilidad del libidinoso departamento electoral, -sin participación del creador del sistema y acompañantes imparciales-, a pesar del rechazo internacional, apuntalándose con la intensa propaganda oficial que, muestra fallas y costuras, discursos, promesas y proclamas de un Presidente nada creíble.

 

 

El mega fraude castrista electoral previsto para el 20 de mayo, nace de una conceptualización ilegítima decidida por una constituyente embustera y bribona en su origen, avalada por autoridades falsarias y cómplices.

 

 

Y aparece, luego de dar vueltas, manipular, engañar con premeditación y alevosía, el Frente Amplio Legitimando Chavistas Oportunistas Nacionales (F.A.L.C.O.N.), justo después de ser derrotado por una desconocida advenediza, ahora estima relevar a Maduro, llamando esta vez a la ciudadanía, desesperado, a votar por él, esgrimiendo argumentos baladíes. Ofrece un Gobierno de apertura, y en una demostración exacerbada de populismo, al igual que su camarada Maduro, asegura repartirá dólares a cada venezolano sin explicar de dónde y cómo los obtendrá de una economía en ruinas y arrasada.

 

 

Para completar la trágica comedia hipócrita, en su reparto coloca de su lado reconocidos políticos que por traiciones de sus propios entornos habían sido dejados de lado, silenciosos ellos mismos a lo largo de la vergüenza castrista, comunista, ahora madurista, más allá de alguna que otra declaración de compromiso. Lo que parece una oportunidad, tiene aroma desagradable a conveniencia y provecho.

 

 

No está solo Falcón, pero la falta de firmeza ante lo que asegura combatir da mucho que pensar. ¿Qué clase de opositor es quien batalla para otorgarle a la dictadura una fachada de legitimidad que no tenía, y no obtendrá? Tal vez, cavilan en una solución transitoria, pasarela débil y enfermiza para cambiar caras y políticas fracasadas, una vía hacia aquél chavismo que en 1998 deslumbró y prometía revolución sin ruinas, justicia para el pueblo, sin olvidar, la justa distribución de la riqueza nacional, obviando con intención, que los beneficiarios serían distinguidos camaradas, ladrones, bandidos, aparentes opositores, bolichicos y enchufados.

 

 

Falcón y su “frente amplio” juegan a la desesperación ciudadana ante una economía agónica, un tesoro público enclenque por la triple alianza diabólica de corrupción, incompetencia y derroche, una inflación que de “hiper” -y con el nuevo hachazo al bolívar- asciende a “super”, por la torpeza e impericia manifiesta, diariamente demostrada, de un régimen esmerado en controlar incluso con persecución y cárcel.

 

 

Quizás, como chismosas lenguas murmuran, sea parte de un acuerdo subterráneo para que el madurismo salga del gobierno, o de los problemas para los cuales se le acabaron las respuestas incluyendo las absurdas, y por supuesto, del castigo que merecen quienes violaron la ley. El PSUV y el castrismo venezolano buscan proveerse de una alternativa que les permita impunidad para subsistir, para ello aleccionaron a infiltrados como garantía de protección.

 

 

Habrá que recordar a Chávez de 1999, cuando hoy, Falcón lo imita en discursos con entrenamiento oratorio, gestos y muecas similares con promesas populistas, profundamente demagógicas y avidez sin límites, que solo servirán como oferta engañosa desilusionante y de corto alcance.

 

 

Mientras tanto, quienes se dicen opositores, calladitos como insectos que no hacen ruido, pero asquean cuando finalmente se les ve, agazapados se registran como aspirantes a los poderes legislativos y concejos municipales que se escogerán, vaya casualidad, en el mismo proceso del 20 de mayo que tanto rechazan.

 

 

Para la inmensa mayoría el guaro larense representa la cultura vetusta y arcaica utilizada por los grupos de inteligencia, infiltrando para destruir al enemigo. Es más, de lo mismo, reconstrucción de ilusiones con pajaritos preñados, vuelta a las andadas de la maldición que nos consume con cara renovada.

 

 

Inexcusable caer en la miserable maniobra de un plan maquillado ante los ojos del mundo que está consciente y está al tanto de los partidarios cooperantes. O sea, los conocidos tontos útiles.
Tonto el que propone, más tonto el que acepta.

 

 

@ArmandoMartini

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