La precariedad y simpleza de las argumentaciones del gobierno obligan a sospechar que la crisis de los bajos precios petroleros y del desmadre de Pdvsa ha tenido consecuencias mortales para las salas situacionales, que los estrategas han huido por los laterales y que han dejado indefensa la retaguardia y también la vanguardia. En los tiempos de las vacas obesas, cuando todavía la industria petrolera mantenía la inercia productiva y se recibían hasta 147,03 dólares por barril, que era muchísimo, abundaban los estrategas de todas las encrucijadas del planeta que, bien pagados y bien comidos, ayudaban en los problemas de la praxis y también en la teoría, al engaño.

Si nos atenemos a los hechos, a las justificaciones y respuestas del jefe del Estado y sus conmilitones a la acuciante realidad, sean las presiones internas o las propias generadas por toda banda de sicofantes, la nación anda a la deriva, y quienes sostienen el timón de la patria están más relacionados con las relaciones públicas, las ediciones de video y los montajes de sonido que con la política y la ideología. La estrategia de supervivencia del socialismo del siglo XXI está en manos de dos o tres mediocres agencias de publicidad, no del Frente Francisco de Miranda ni del buró político del Partido Comunista de Cuba. Quien recorra el dial de las emisoras gubernamentales, la cadena de televisoras, la concatenación de periódicos y el bloque de cuñas que saturan todos los medios constata que la gran crisis es que el vacío satura las ideas, con el perdón de la termodinámica. Villeguitas, seguro, dale duro.

Mucha musiquita, pero nada con sujeto y predicado. Lo único estremecedor son los efectos de sonidos. Brrrrrm. Lo demás es olvido o pulverización, que como toda técnica de combate sustentada en tierra arrasada, de suma cero, envenena también a los tuyos. Ahí está la política de impunidad y de salvaguarda a la delincuencia, que asalta y mata parejo sin solicitar el carnet de la patria y sin medir rangos militares. Se impuso la sinrazón y el mazo ni convence ni vence, aunque vaya y venga. Apenas vienen artistas de cine, chulos de chancleta y shorts desteñidos. Luis Britto no dice ni pío y Giordani ni les escribe una epístola. El discurso es una refracción sin IQ en el vacío.

A falta de Grundrisse y fundamentos teóricos aparecen los grupetes revolucionarios que asaltan panaderías, atropellan indigentes y les arrebatan el bastón a los ancianitos. Cavan más honda la tumba, no apresuran el nuevo amanecer. Presto bolígrafo para firmar renuncias y despedidas.

Ramón Hernández

@ramonhernandezg