Estas acciones podrían anunciar a un Maduro pragmático que buscará su propio camino
Nicolás Maduro ya lleva cerca 100 días conduciendo los destinos de la República desde que el pasado 8 de diciembre el presidente Chávez marcase el inevitable fin de su gestión.
La sucesión fue acatada por todo el oficialismo y aunque, decretos y medidas le fueron atribuidas al presidente enfermo, lo cierto es que ha sido el equipo de Maduro, en consenso con las fracciones que dirigen al país, quienes tomaron la más importante medida como fue la devaluación.
Ya antes de que Chávez viajase a Cuba se sabía que las cuentas del Estado no cuadraban y el excesivo gasto social vertido durante el proceso electoral, cobraría tarde o temprano, el hueco dejado en la economía.
A Maduro no le gusta aceptar que fue una «medida económica» y por eso la llama «acciones económicas». Habrá entonces que irse acostumbrando al lenguaje del recién estrenado mandatario, aunque sabemos que los efectos son los mismos.
Ciertamente, apenas asumió el mando, y con Chávez en Cuba, habló de la necesidad que había de agilizar el sistema cambiario, lo que generó positivas expectativas en el deprimido sector de la producción.
No duró mucho la alegría y de inmediato comenzó a conocerse, ese otro Maduro, más radical que Chávez y con leguaje amenazante y de poca monta.
Pero tras bastidores se supo que ante la crisis económica y la baja productividad del país por los excesivos controles, las nuevas leyes laborales y la escasez de divisas, el nuevo equipo sin Chávez buscaba desesperadamente un mecanismo sustitutivo del Sitme que permitiese reactivar la economía.
Se conoció de consultas con los más expertos en esa materia, incluso con los perseguidos de las casas de bolsa que fueron arrasadas por recomendación de Jorge Giordani.
El pasado jueves el mismo Maduro anunció que ya está listo el mecanismo que permitirá que empresarios y el público en general puedan acceder a la divisa americana, aunque no aclaró cómo sería ese mecanismo.
Esta medida es un complemento indispensable de la devaluación que se hizo a Bs. 6,30 y marcará un dólar un poco más real que se estima esté por los 9 bolívares y este último estabilizará el paralelo cuyo precio es actualmente un misterio.
Lo importante de ello es que el Gobierno reconoce, aunque no lo diga, que está frente a una crisis económica de grandes proporciones, y en segundo lugar, trata de remendar los desastres dejados por Chávez y Giordani durante el último año en el poder.
Estas acciones podrían anunciar a un Maduro pragmático que buscará su propio camino, una vez que el mito de Chávez quede como lo es. Solo un mito.
Francisco Olivares
Twitter:@folivares10
