Gonzalo tiene cuatro meses esperando. A sus 40 años es la cuarta vez que ha de pasar por un quirófano. Aguardaba acostado desde una cama en la sala de hospitalización del Dr. Miguel Pérez Carreño. Este martes él y su familia estaban listos: a primera hora se le haría la intervención para remover un tumor que crece en su pelvis.

Incluso el médico estaba preparado, pero faltando una hora para entrar al pabellón el doctor confirmó por teléfono que la operación se había suspendido, como las otras dos pautadas para ese día. Cuando preguntaron el motivo quedaron perplejos: Falta de insumos. La solución más cómoda para quienes administran el único hospital oncológico de Carabobo indignó a los familiares. “¿Sabes lo que hicieron?, dieron de alta a los pacientes. Nos lo tenemos que llevar otra vez”.

La solución fisiológica es necesaria en cualquier operación. En el Dr. Pérez Carreño de Naguanagua a los familiares se les pide que la lleven porque el hospital no tiene suficiente. Un frasco de 500 centímetros cúbicos cuesta 160 bolívares. Pero los revendedores ganan hasta 700, es decir: 337,5%  de sobreprecio, confirmó una fuente del hospital a El Carabobeño.

Una operación requiere de ocho a diez frascos de solución. A la familia de Gonzalo le pidieron 15, y aún así cumplieron con rifas y ayudas. También compraron un catéter, que cuesta ocho mil bolívares y otros insumos preoperatorios.

Ellos tenían lo que les pidieron, pero las cirugías quedaron suspendidas. Allí se realizan unas nueve operaciones por semana. Cifras oficiales de abril de 2015 confirman que se realizan tres mil consultas mensuales. Las operaciones que para esa fecha habían aumentado 200%, ahora quedaron en cero.

El Carabobeño