Las rabietas por más que nos molesten son parte de la vida diaria, a veces en mayores o menores proporciones.

Puedes evitar muchas rabietas organizando la vida de tu bebé, de manera que la frustración permanezca dentro de los límites de su tolerancia en la mayoría del tiempo.

Intenta evitar las rabietas sin comprometer tus propios límites, aunque no lo creas no aporta nada positivo para ninguno de los dos. Terminan sufriendo enormemente tanto los padres como los hijos.

Cuando debes forzar a tu hijo a que haga algo que no le resulta agradable, o prohibirle algo que le gustó, hazlo con el mayor tacto posible, con autoridad pero sin gritos. Si ves que se está enojando o alterando intenta hacer que le sea más fácil aceptarlo, busca comunicarte de forma efectiva.

No hay ninguna ventaja en desafiar a tu hijo con cosas absolutas que hay que “hacer” y “no hacer” o acorralarlo en situaciones en las que su única opción es explotar de rabia. Déjale una ruta de escape que sea digna.

Para conocer qué se esconde detrás de las rabietas no te pierdas el siguiente video.

Enfrenta de forma positiva las rabietas

Te damos unos consejos para que puedas luchar contra estos terribles comportamientos:

No intentes discutir con tu hijo. Mientras la rabieta este en pleno auge no discutas, tu pequeño está más allá de la razón. Deja que tu indiferencia ayude a que él note que así no consigue nada.

No le contestes gritando. La rabia y el enojo son muy contagiosos y puede que te sientas más enojada con cada uno de sus gritos. Intenta no participar en la rabieta, tú eres el adulto. Si lo haces, probablemente la prolongarás ya que cuando comience a calmarse, se dará cuenta del tono enojado de tu voz y comenzará de nuevo.

No des ninguna recompensa ni ningún castigo a la rabieta. Quieres que vea que las rabietas son horribles para él, no cambian nada, tanto a favor como en contra. Si tiene una porque no dejas que salga al jardín, no cambies de opinión y dejes que salga después de que se haya calmado.

No dejes que las rabietas en público te hagan sentir mal. Muchos padres temen las rabietas en lugares públicos; sin embargo, no debes dejar que tu hijo sienta esta preocupación.

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