La Asamblea Nacional que tomó el martes las instalaciones del Palacio Legislativo (no se puede decir que se instaló, porque no es un ente legítimo) es como una segunda versión de la asamblea constituyente, pero con más odio, más rabia, más sed de sangre.

No quedan dudas de eso después de escuchar el discurso del psiquiatra presidente. Ni siquiera con el último cursi recurso de recitar las palabras del poeta Pablo Neruda pudo esconder el mensaje real de sus palabras. Pero no se debe perder de vista que los versos fueron dedicados al jefe del régimen, con quien comparte el objetivo de atornillarse en el poder para seguir desangrando a Venezuela.

Aseguró que hay que exorcizar el hemiciclo. Con este dirigente rojito siempre pasa lo mismo, es víctima de lo que él debe haber estudiado en la universidad. Todo lo que sale por su boca viene de sus propios deseos, de lo que planea, de lo que va a hacer y de lo que ha hecho. Resulta que el psiquiatra se olvidó de que en esas mismas curules se sentaba la asamblea constituyente nefasta dirigida por el ahora número tres (qué rabia le debe dar pasar a tercer plano). Es entonces lógico deducir que los poseídos por el maligno son sus propios compañeros del régimen.

La otra proyección viene con los delitos que les achaca a los diputados de la oposición. El primero, la cantidad de dinero que se llevaron y que pusieron en cuentas de paraísos fiscales. Hasta da risa, porque él y sus compañeros rojitos llevan años sacando hasta el oro de las reservas de la nación y gastándolo a través de muchos testaferros.

Dijo que los opositores han cometido crímenes en contra de los trabajadores, niños, hombres y mujeres venezolanos. Esto es tan obvio que ni siquiera vale la pena comentarlo, pero como es posible que el recién estrenado presidente tenga fallas de memoria, este editorial puede hacerle la tarea: el sueldo mínimo del venezolano es de poco más de 0,30 dólares con una inflación de aproximadamente 3.000%; instituciones como Caritas Venezuela aseguran que la desnutrición infantil entre febrero y julio de 2020 aumentó 73%, por lo que si se aplica el razonamiento lógico, no hay mujer o madre feliz si sus hijos mueren de hambre.

Pero el psiquiatra presidente habló como si apenas estuvieran llegando al poder, como si los 20 años anteriores no contaran, como si estuvieran dispuestos a comenzar con renovados bríos la recuperación del país. “Esta vez sí vamos a triunfar”, expresó. Que no se olvide de que no han soltado el poder desde que llegó el comandante muerto, y peor aún, el desastre de los últimos 7 años lleva la firma de su querido jefe del régimen, para el que se deshace en halagos varios.

En conclusión, lo que viene es persecución, represión y más mentiras. Nada de los apremiantes asuntos que esperan por una solución serán discutidos en este hemiciclo, que evidentemente necesita un exorcista, pero no un diablo por otro.

Editorial de El Nacional