Cuando leí por primera vez el término, creí que la gente simplemente meditaba y decía ‘om’ hasta que finalmente llegara al orgasmo. Pero resulta que esta práctica no es para nada como te la imaginas… ni como me la imaginaba yo

En realidad la meditación orgásmica va así: la mujer se acuesta desnuda de la cintura para abajo sobre un par de almohadas, alguien más (un hombre usualmente) se sienta al lado de ella con ropa puesta, y toca el cuadrante superior izquierdo de su clítoris de arriba para abajo por 13 minutos antes de presionar en la vagina. La meta no es llegar al orgasmo, sino llegar más lejos que eso.

¿Cuál es el punto entonces? Llegar a la sensación del orgasmo, pero sin realmente llegar a él. ¿Tiene sentido? Es ese momento en que estás vulnerable, tu mente en blanco y puedes disfrutar de las sensaciones por completo… pero no tienes que llegar al orgasmo para sentirte bien.

Dicen que una vez que experimentes algo así, se vendrán un montón de cambios a tu vida. La filosofía de la meditación orgásmca es que puedes hacer lo que te haga sentir bien sin que te juzguen los demás. Como mujer, la gente te dijo que sentir deseo era malo, pero en realidad nunca lo ha sido, y ahora puedes sentirlo sin remordimientos.

Esta práctica es la forma de crear sintonía contigo misma en una cultura donde hemos sentido la presión sexual de ignorar lo que sentimos. En lugar de ponerte lencería, hacer gestos sexys y complacer a alguien más, sólo tienes que acostarte y disfrutar. Esto le brinda poder a las mujeres en un área que les quitaron por mucho tiempo, y también le permite a los hombres expresar una parte de su sexualidad a la que nunca han tenido acceso.

Dicen que esta práctica puede mejorar la vida sexual de cualquiera y provée de una actividad muy diferente fuera de la rutina. Siempre hemos tenido esa idea básica de ‘más y más rápido’ siempre será mejor, pero ¿y si ‘lento y conectado’ puede ser más poderoso? Vale la pena intentarlo, ¿no crees?

Eme de mujer