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Mafias revenden baterías de vehículos hasta en Bs. 8.000

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Mafias revenden baterías de vehículos hasta en Bs. 8.000

Llevar la batería vieja, presentar cédula de identidad laminada, título de propiedad del carro, licencia de conducir y carnet de circulación son algunos de los documentos que solicitan a las personas interesadas en adquirir una batería. Adicionalmente deben anotarse en listas que sobrepasan las cien personas y esperar ser llamados en un tiempo indeterminado para poder comprar la unidad que ronda los 3 mil bolívares, dependiendo del amperaje.

 

 

Paradójicamente, esto no es lo insólito, sino el hecho de que mientras en los locales son despachadas a la semana en promedio 50 baterías, mafias que operan a escasos metros de los locales del ramo ofrecen diariamente 50 baterías con garantía pero a 8 mil bolívares y sin hacer cola.

 

La denuncia la hace la Unidad de Protección vecinal (Uniprove), a cargo de Hernán Matute Brouzés, quien insta a las autoridades a meterle la lupa a la problemática que está afectando a los ciudadanos que hacen vida en Caracas y sus alrededores, como es la subregión altomirandina, donde no escapan a la problemática que ha cobrado auge desde finales del año 2013, luego de las fiscalizaciones que tocaron a empresas como la Duncan.

 

“Tuve el carro paralizado dos meses porque no encontraba batería. Después de anotarme en una lista fue que me la consiguieron; eso sí, marcaba Bs. 1.500 el precio justo pero me la facturaron en Bs. 3.000 después de un cuento chino que me echaron los comerciantes. Ya uno está tan desesperado que acepta estos chanchullos, pero los más descarados quieren cobrar hasta8 mil bolívares con el argumento de que te están ahorrando la cola, la lista y el mal rato”, refirió Ángel Morón, vecino de El Paso.

 

–Todo el mundo quiere hacerse millonario y no precisamente a punta de trabajo. Por un lado están las mafias vendiendo al precio que les da la gana, me imagino yo que apoyados por el comercio formal, porque tienen garantías y todo de paquete: y por el otro, hay que lidiar con los ladrones de baterías, que para revenderlas andan abriendo cuanto capó se topan en el camino.

 

Las urbanizaciones no escapan a esta realidad y constantemente los conductores están quejándose de los hurtos de este artefacto sin el cual el carro no enciente. “En diciembre al menos cinco personas fuimos víctimas de este delito en la urbanización La Quinta”, refirió Carmelo Suárez, afectado.

 

–Avenidas como la Bolívar de Los Teques se han convertido en una guillotina porque constantemente abren los carros. Igualmente ocurre en las calles Junín, Sucre y Falcón de la capital mirandina, donde los choros eléctricos, como muchos los llaman, se la pasan haciendo de las suyas. Eso por no hablar de los estacionamientos de centros comerciales como La Hoyada, La Cascada y La Casona; ya uno no sabe dónde parar el carro para que esté más seguro.

 

Delito Silente

 

Pese a que es normal escuchar a las personas quejarse de este delito, pocas -por no decir ninguna- son las que denuncian antes los cuerpos de seguridad, donde no se reflejan cifras de este delito.

 

Las razones van desde la flojera de dirigirse a un ente policial, pasando por no saber cuales son los canales regulares a seguir, hasta el hecho de no tener confianza en la resolución del caso.

 

“Si no agarran a los asesinos mucho menos van a moverse para localizar una batería. Precisamente el lunes protestaron por la falta de policías; si no hay para resolver lo grande, obviamente es perder el tiempo de uno y el del funcionario hacer este tipo de denuncias ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc)”, dijo Rogelio Rodríguez, habitante de El Trigo.

 

–Recuerdo que en una ocasión me arrebataron el teléfono en la avenida Bermúdez y entonces estaba la carpa del Dibise en la plaza Guaicaipuro. Cuando fui a denunciar lo ocurrido el guardia a cargo me dijo que quien me mandaba a sacar mi teléfono en la calle; que lo dejara así porque probablemente el choro ya se había cambiado de ropa en el camino y no podría identificarlo. Después de obtener semejante respuesta más nunca he denunciado nada y lamentablemente esa apatía es la que nos está embargando a todos poco a poco, alimentando la espiral de la impunidad.

 

Johana Rodríguez – jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl

 

Diario La Región

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