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Lo que debes mirar a la hora de comprar un televisor

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Lo que debes mirar a la hora de comprar un televisor

La televisión ha dejado de ser aquella «caja tonta» que se daba por hecho hace décadas y que, en el imaginario colectivo, era la ventana al mundo. Con la llegada de internet y los avances en nuevos materiales y diseños, las «smart TV» ya forman parte de los hogares de millones de consumidores. Su elección, sin embargo, es una tarea difícil, que requiere de un parón reflexivo y hacerse algunas preguntas al respecto.

 

 

 

Más que nada porque en el mercado existen infinidad demodelos distintos de muchos fabricantes, demasiadas gamas y tipos, configuraciones que para el común de los mortales les puede sonar a chino, precios para toda clase de bolsillos. Las principales marcas, además, suelen renovar su catálogo cada año. Lo hacen bajo la promesa de «esto es lo mejor que hemos hecho nunca». Puede que sea así, pero no siempre lo último es lo mejor. Es cuestión de no apresurarse y saber elegir bien un producto, muchas veces de precios altos, que está condenado a tener una cierta durabilidad. Pocos están dispuestos a cambiarse de «tele» cada año. Muchas veces se puede pagar el «pato» de ser el primero en adquirir un producto salido del horno tecnológico.

 

 

 

Esta última temporada ha dejado una tendencia clara, la mejora sustancial de la imagen, aparanco con ello los diseños atrevidos de otras épocas como los «curvados». La definición 4K o Ultra Alta Definición (UHD) es el estándar de imagen a perseguir por la industria, pero en muchas ocasiones están condenadas a que si se desea sacar verdaderamente partido tendrá que ser da aquí a unos cuantos años cuando esta calidad de reproducción esté extendida. Aún así, ha funcionado en el mercado. Las ventas de televisores 4K alcanzarán las 17 millones de unidades este año, según un informe de la consultora especializada Dataxis. Comparar las ventajas y desventajas de cada una de ellas es fundamental para no arrepentirse luego.

 

 

 

Tipo de pantalla: OLED, LED, QLED…

Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta a la hora de tomar la decisión de comprar un nuevo televisor es pensar siempre a largo plazo. ¿Quiero que me dure muchos años? ¿Para qué lo voy a destinar? Una «tele» que se precie debe regirse por su calidad de imagen. Hay diferentes tecnologías actualmente, algunas perfeccionadas y otras relativamente nuevas que logran buenos resultados, pero cabe estar al tanto de sus características.

 

 

 

Hoy en día se aplaude la tecnología tipo OLED porque dominan a la perfección el rango del color y se mueve como pez en el agua con los niveles de contrastes. Después de dar el salto en las televisiones se está generalizando también en los teléfonos móviles inteligentes. Entre sus ventajas se encuentran unos colores intensos y unos contrastes profundos, consiguiendo que las texturas más oscuras se aprecian con mayor intensidad. Peca, sin embargo, de un escasa brillantez si lo comparamos con otras tecnologías anteriores y, por extensión, de demostrada solvencia.

 

 

 

 

Culpa de eso se debe, en parte, a la forma de trabajar de este tipo de paneles. Están compuestos por una serie de diodos orgánicos que cuando pretenden mostrar los negros de las imágenes simplemente se apagan y no reducen su iluminación como es en el caso de las pantallas LCD LED tradicionales. Pero para entendernos, ¿cómo funcionan realmente los OLED? El panel se distribuye por celdas capaces de iluminarse por sí mismas a diferencia de los LED que requieren de una fuente adicional.

 

 

 

Esta forma de operar permite que, en efecto, los negros sean muy oscuros, logrando con ello un resultado asombroso. Sin embargo, y pese a sus virtudes, este tipo de pantallas «orgánicas» tienen una menor durabilidad y su complejo proceso de fabricación eleva ostensiblemente los precios finales. Por el contrario, el sistema de retroalimentación de los llamados paneles LED operan de manera distinta al requerir una fuente de iluminación externa, una serie de leds. Cuentan con una rejilla que muestra la disposición de unos diodos que emiten luz. Ello da como resultado una mayor brillantez y, por si fuera poco, la vida útil del producto es mayor.

 

 

 

La mayoría de marcas trabajan ya con este tipo de paneles, mientras que los del del tipo OLED lo han impulsado marcas como Samsung o LG, pero en la actualidad otras firmas como Panasonic, Sony, Hisense también disponen de ellos en sus catálogos. Este año, sin embargo, ha aparecido una tercera vía, impulsada por Samsung, que tira por la calle de enmedio. Se trata de una tecnología llamada QLED, presente en algunos televisores de esta temporada, y que utiliza los llamados puntos cuánticos («quantum dots», de ahí el nombre). Al igual que los LCD LED requieren de una fuente de iluminación externa pero cada píxel se pueden iluminar de manera individual, calibrando así la intensidad del contraste. Sin embargo, el negro profundo se le resiste todavía en comparación con los paneles orgánicos.

 

 

 

Resolución: de Full HD a 4K (pasando por HDR)

Además del tipo de pantalla es conveniente fijarse en la resolución. De ello depende, en parte, una buena reproducción de las imágenes. La mayoría de los televisores son Full HD, lo que quiere decir que ofrece cerca de 1.920 píxeles horizontales y 1.080 verticales, proyectando sobre la pantalla unos 2.073.600 puntos, una cifra que se obtiene por multiplicar los puntos de un lado por el otro. Pero el resultado depende de dos factores: el tamaño de pantalla y la señal emitida.

 

 

 

En primer lugar, esa definición requiere de más espacio para cubrir la superficie si se trata de una pantalla de 47 pulgadas de diagonal y de una de 32 pulgadas. En función del espacio puede darse el caso que las imágenes se aprecien más pixeladas o borrosas. Pero también cabe destacar que si la señal de emisión no se hace en esa calidad tampoco se podrá disfrutar del todo, y por el momento hay poco contenido que le saca provecho, por lo que este tipo de televisores hay que considerarlos más como una televisión pensada para dentro de unos años que para lucirlo ahora. Es decir, para preparar el terreno para lo que venga.

 

 

 

Es algo que le suele suceder a los televisores 4K o Ultra Alta Definición. Lo que expresan estos números es que esta clase de pantallas se mueven alrededor de los 4.000 píxeles. Es decir, muestra más contenido y detalles. En la actualidad, son pocas las emisiones de canales lineales que emiten a esta calidad, aunque muchos servicios digitales como Netflix o Amazon Prime Video ya soportan esta definición. Además, gracias a algunos productos y reproductores como las consolas Xbox One X o PlayStation 4 Pro, así como otros reproductores multimedia como Apple TV o Amazon Fire TV se pueden alcanzar tales características, pero dependerá, como es obvio, del contenido a reproducir. Otra de las tendencias actuales es la tecnología llamada HDR -Alto Rango Dinámico-, que ofrece un abanico más grande de colores y grises.

 

 

 

Diseño y tamaño: de «normales» a monstruos

El tamaño importa en el mundo de los televisores. No se aprecian tanto los detalles desde una diagonal de 32 pulgadas que desde 47 pulgadas, pero tampoco en una monstruosidad de 65 pulgadas como las que tienen algunos fabricantes. La decisión de compra de un modelo u otro tiene el condicionante del espacio en el que se va a alojar la televisión.

 

 

 

No es lo mismo, por supuesto, en una habitación de 4 metros cuadrados que en un salón de 20 metros cuadrados. Como puede resultar obvio, las dimensiones encarecen el precio, por lo que se pueden encontrar modelos de 400 euros a superar fácilmente los 3.000 euros. Dependerá del presupuesto y del deseo de cada uno hacer un tipo de inversión u otra.

 

 

 

Su inteligencia: de Android a WebOS

Aunque lo importante es la calidad de imagen, también se puede tener en cuenta otros aspectos de su interior. La mayoría de televisores de gamas media o alta disponen de una cierta «inteligencia». Gracias a un software (escogido por cada marca) los usuarios pueden acceder a unos u otros servicios digitales. Hay varios formatos en función del sistema operativo, que se pueden reducir a tres: Android TV, WebOS y Tizen OS. Cada cual dispone una serie de servicios diferenciales, pero en su mayoría permiten que los usuarios se conecten a internet, compartan imágenes y videos en pantalla grande, reproduzcan videos desde plataformas como YouTube, accedan a ciertos servicios en «streaming» como Netflix, HBO o canales a la carta como Atresmedia Player o MiTele, así como determinadas propuestas de ocio.

 

 

 

Aquí influye la experiencia de uso que uno más desee. Por ejemplo, en el caso de WebOS, que se puede encontrar en muchos modelos de LG, tiene una navegación muy intuitiva que gana enteros incluso con el mando Magic Remote, que funciona como un puntero. Dispone de la mayoría de aplicaciones más extendidas, aunque no existe la disponibilidad por ahora de HBO España, algo que sí cuenta con el apoyo de Samsung. La compatibilidad de dispositivos móviles basados en iOS, el sistema operativo de Apple, está más bien limitada, por lo que en su mayoría funcionan mejor con Android. Cabe recordar que existen numerosos aparatos, «dongles», «set top box» y reproductores multimedia tipo Apple TV, Roku TV, Amazon Fire TV o Google Chromecast que traen a la televisión las funciones propias de una «SmartTV».

 

 

 

Objetivo: de ver la tele a disfrutar los videojuegos

El objetivo de la tele también es un aspecto a tener en cuenta a la hora de tomar una decisión. No es lo mismo un televisor pensado para disfrutar de películas y series que aquellos usuarios que van a querer vivir una experiencia más inmersiva con el consumo de videojuegos. En este último caso hay que fijarse en el tiempo de respuesta, dado que los aficionados podrán jugar como máximo a 60 cuadros por segundo desde consolas de sobremesa (y dependiendo de cada juego), por lo que se requiere de una tasa de refresco más alta. Se pueden encontrar desde 40 hercios, 120 hercios y superior.

 

 

 

También se puede optar, por el contrario, por el diseño de la pantalla, ya sea plana o curva. El equipo de audio es fundamental a la hora de elegir un televisor, ya que las sensaciones son distintas en uno y en otro. Hay televisores con varios altavoces, subwoofer integrado, aunque afortunadamente se puede tirar de una barra de sonido que logra aportar una mayor potencia y efectos envolventes, ideales por ejemplo para ver películas. La conectividad es otro selección, por lo que hay que fijarse bien por ejemplo el número de entradas HDMI, destinadas por ejemplo a conectar aparatos y reproductores actuales como las PlayStation 4 o Xbox One.

 

 

 

ABC

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