Las ratas están fuera de control en el elegante jardín del Museo del Louvre, son tan audaces que corretean por el pasto a plena luz del día, desafiando a los trabajadores de limpieza y espantando a los turistas que visitan el lugar.
El clima cálido de París ha impulsado a muchos visitantes a hacer picnics, pero hoy están acompañados por un grupo de comensales inesperados, que esperan atrapar las migajas. La basura que dejan es un festín para los roedores.
Antes se escondían, pero ahora, hambrientas, salen sin miedo de sus madrigueras.
Según Frédéric Devanlay, de la empresa de erradicación de ratas Avipur, «hay una proliferación de roedores desde hace ocho años» y calcula que hay dos ratas por cada ser humano en la capital francesa.
El diario Le Parisien calcula que en todo París hay seis millones de roedores, una cifra que no es confirmada oficialmente. No obstante, el Ayuntamiento sí destacó que ha puesto en marcha un operativo para reforzar la limpieza en aquellos lugares más visitados durante las vacaciones.
«No estamos muy lejos de los muelles del Sena. Hace calor y salen a buscar comida. Mientras no se acerquen demasiado, no me molesta», comenta Ken, de 22 años.
Pero algunos turistas y residente consideran que la situación ya se convirtió en un problema. «Hay muchos desechos, es bastante mugriento. Hay colillas de cigarrillos por todas partes y restos de comida», deplora Ariane Dalle, una directora artística que trabaja cerca del Louvre y viene regularmente a comer al parque.