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Las palabras de monseñor Moronta

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Las palabras de monseñor Moronta


 
 
La Iglesia no ha dejado de acompañar al venezolano en su tragedia. Nunca se ha callado y los púlpitos se han llenado de verdades más que de sermones. Por eso, no es de extrañar que monseñor Mario Moronta, obispo de la diócesis de San Cristóbal, salga en defensa de los caminantes que tratan de huir del país.

 

 

Es imposible que el sacerdote ignore lo que sucede, porque está precisamente en una de las poblaciones más golpeadas por estos años de desidia rojita. Por la capital del estado Táchira desfilan diariamente miles de venezolanos que se aventuran a pie a cruzar las fronteras para tratar de sobrevivir en otro lado.

 

 

Y cuando las circunstancias son tan duras, cuando el sufrimiento se ve en los rostros de las personas, cuando se es testigo de tanto dolor, lo que provoca es gritar. Pero monseñor Moronta hace algo más que eso: intenta llegar al fondo del corazón de quienes se han ensañado con sus propios hermanos.

 

 

Porque resulta que, además de vejarlos, de humillarlos y agredirlos, ahora los guardias nacionales se han dedicado a robar a los caminantes. “Nos parte el alma ver cantidad de hombres y mujeres caminando por nuestras carreteras, viniendo de tantas partes de Venezuela, y en vez de defenderlos, como juraron hacer, lo que hacen es robarles lo poquito que puedan traer”.

 

 

El obispo llama la atención sobre la falta de sintonía con lo que pasa en el país y reconoce que hay muchos que solamente se guían por sus ansias de poder y su mediocridad. Por eso apelan al juramento que hicieron los militares de defender a sus compatriotas y, sin embargo, pareciera que nadie lo escucha.

 

 

Al comienzo de la pandemia muchos venezolanos hicieron el viaje de vuelta con la esperanza de que aquí en su tierra se les hiciera más fácil sortear las dificultades que trajo consigo el covid-19. Sin embargo, desde el principio los trataron de “armas químicas”, los acusaron de contagiar a la población, los persiguieron. No les quedó más remedio que volver a salir y con ellos muchos otros que ya no aguantan tanta miseria.

 

 

En el fondo la tragedia es mayor que un pequeño grupo de guardias nacionales que se aprovechan de la indefensión de los que huyen. En el fondo pareciera un canibalismo de todos contra todos y es algo que ha sido inculcado durante 20 años de gobierno chavista.

 

 

Ojalá haya militares y uniformados que escuchen las palabras de monseñor Mario Moronta, pero lo que realmente hace falta es que todos en el régimen, desde la cúpula hasta el militante más raso, recuerde lo que es la empatía y la caridad, y entiendan de una vez por todas que ya basta de someter a un pueblo por la sed de poder y riquezas.

 

Editorial de El Nacional

 

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