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Las dificultades de estar en forma cuando tienes una discapacidad

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Las dificultades de estar en forma cuando tienes una discapacidad

Mi parte favorita de ser discapacitada es que nadie espera de ti que hagas ejercicio.

 

 

Tengo parálisis cerebral y no me costó asumir, a medida que me hacía mayor, que no podría participar en ningún deporte. Odiaba el ejercicio físico.

 

 

Así que imaginen mi frustración cuando los Paraolímpicos de 2012 llegaron a Londres y toda la gente discapacitada parecía haberse vuelto deportista. Los taxistas me preguntaban si iba a participar en las carreras.

 

 

A pesar de la popularidad de los Juegos Paraolímpicos, parece ser que no soy la única persona discapacitada a la que no le gusta practicar deporte.

 

 

De acuerdo con una investigación de la ONG Scope, aunque la mayoría de los discapacitados piensan que los Paraolímpicos de Londres mostraron al mundo los grandes logros que podían conseguir, tan sólo a un 5% de ellos les resultaron lo suficientemente inspiradores como para hacer ejercicio o inscribirse en algún deporte.

 

 

Al tener parálisis cerebral, nunca tuve que plantearme demasiado la cuestión de estar en forma; mi forma de caminar es agotadora y siempre fue un entrenamiento en sí mismo.

 

 

Como consecuencia, he pasado la mayor parte de mi vida siendo muy delgada, sin ni siquiera proponérmelo.

 

 

Para la gente con parálisis cerebral, esto es algo bastante común: incluso hay un grupo de Facebook llamado «Por qué hacer dieta cuando tienes parálisis cerebral», en el cual compartimos nuestros planes de cena escandalosamente bajos en calorías, y nos reímos sobre cómo vamos a quemarlo todo al día siguiente, simplemente caminando un poco.

 

 

Pero tuve que dejar ese grupo de Facebook porque, inesperadamente, engordé.

 

 

Hasta lo que ahora sé, es muy habitual en las personas que sufren mi discapacidad volverse menos ágiles cuando cumplen los 30, tal y como me sucedió a mí.

 

 

Básicamente, esto significa que empecé a practicar menos mis extenuantes caminatas y gané peso enseguida. «¡Ah, sí!» -me decían los médicos- «eso es lo que les pasa a las personas con parálisis cerebral cuando se acercan a la mediana edad». Genial.

 

 

Así que a partir de ahora tendré que controlar lo que como y hacer ejercicio.

 

 

Pero este cambio en mi actitud no es sólo una cuestión de vanidad. Necesito desprenderme de mis kilos de más para mejorar mi mobilidad.

 

 

(Leer más) BBC

 

Fuente: BBC

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