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La OEA ante el caso venezolano

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La OEA ante el caso venezolano


 
 
Nuestro foro hemisférico fundamental ha vuelto a posar la vista en los problemas venezolanos. Son de tal envergadura, afirmó el secretario general de la OEA, que no pueden abandonarse en el rincón de los asuntos diplomáticos. Al contrario, merecen un detenido análisis, que debe conducir a investigaciones que deben llevarse a cabo en términos de urgencia.

 

 

El secretario general se refirió en primer lugar a la persecución de decenas de miles de venezolanos por el solo hecho de opinar y después al abandono de la asistencia médica, que ha provocado la muerte de numerosos pacientes y la falta de atención a muchos otros. También trató el tema de la carencia de alimentos, que tiene al país a las puertas de una hambruna. Todas situaciones que no podían ser ignoradas en el seno de las representaciones diplomáticas del vecindario.

 

 

La intervención del secretario general fue secundada por nuestro representante, Gustavo Tarre Briceño, quien se extendió en el manejo de evidencias contundentes para respaldar a la cabeza de la institución. También se refirió a la intervención del embajador de Nicaragua, quien pidió que se votara contra la iniciativa. ¿Por qué pide un voto negativo?, preguntó Tarre Briceño, y se respondió de manera contundente: porque en Nicaragua, como en Venezuela,  se violan los derechos humanos.

 

 


Fracasó el nicaragüense en su propuesta, debido a que solo contó con el apoyo de las delegaciones de Dominica, San Vicente y las Granadinas, mientras el representante de Bolivia, hasta ahora fiel acólito de la usurpación venezolana, se hizo el desentendido y prefirió la abstención. El resultado, abrumadoramente favorable a la propuesta del secretario general y a la intervención del embajador venezolano, deja abierto el camino para una investigación que lleve a cabo un organismo independiente para determinar las responsabilidades del caso.

 

 

El organismo independiente que se ocupe del análisis deberá considerar las palabras del secretario general, quien no dudó en responsabilizar a Nicolás Maduro de las escandalosas violaciones de derechos humanos que formaron el núcleo de la reunión. La OEA se ocupó del tema por tratarse de “un asunto moral” que no debe pasar inadvertido, dijeron los oradores, pero sobre el cual no tiene mayores atribuciones. De allí el encargo de una investigación equilibrada y autónoma, para después buscar acciones más profundas y terminantes. Un gran paso, desde luego, un movimiento digno de atención que mantiene a la tragedia venezolana  en el centro del interés internacional.

 

Editorial de El Nacional

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