La mermelada de dátiles
agosto 5, 2020 7:36 am



 Cuesta mucho entender la inauguración de un supermercado en las actuales circunstancias. Y no porque ahora haya que salir a comprar de acuerdo con el número de cédula por el covid-19, sino porque casi 80% de la población no tiene dinero para comer.

 

 

La Encuesta de Condiciones de Vida que publicó recientemente el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello es muy elocuente en cuanto a sus hallazgos: 79,3% de los venezolanos está sumergido en pobreza extrema, no puede consumir los requerimientos diarios de 2.200 calorías; y 96,2% es pobre, es decir, logra comer algo, pero no pagar servicios esenciales.

 

 

De acuerdo con estos números, es lógico pensar que muy pocos podrán llegar hasta Terrazas del Ávila y hacer la cola para entrar al Megasis. No estamos en tiempos de paseos turísticos, y por lo que se dijo más arriba, tampoco sobra el dinero para gastar en delicateses.

 

 

Sin embargo, la inauguración con bombos y platillos del supermercado iraní debió generar curiosidad en más de uno, porque días después se podía ver una larga fila de camionetas y carros esperando para entrar. También había gente de a pie.

 

 

Los que desafiaron la cuarentena y las medidas de restricción de venta de alimentos impuesta en el estado Miranda se encontraron con un inmenso establecimiento que ofrece cosas como mermelada de dátiles, de zanahorias o champú de ajo, de acuerdo con una reseña de la BBC.

 

 

Eso sí, los precios están dolarizados para las exquisiteces iraníes y para la harina de maíz o las sardinas. Nada hay de diferente en este local, como no sea las cosas que el venezolano no ha probado nunca. La inflación también es una invitada en el Megasis.

 

 

Quizás nadie lo ha advertido, pero el local queda en frente de la barriada más populosa de la ciudad capital, Petare, en donde posiblemente viven muchas de las más de 9.000 familias entrevistadas para la Encovi.

 

 

Alguno pensará en la ironía de que este supermercado antes haya sido una Tienda CLAP y ahora albergue un establecimiento propiedad de uno de los hombres más importantes del régimen iraní, el empresario Issa Rezaie, que maneja las empresas de la Guardia Revolucionaria, declarada por Estados Unidos como grupo terrorista.

 

 

Pero así son los vínculos del régimen, que desafían todos los reales intereses de los venezolanos. Mucho les deben porque les salvaron en tiempos de escasez de gasolina. Sin embargo, salta a la vista que Megasis no era una prioridad, y si los iraníes fueran inteligentes, reevaluarían el negocio de abrir un supermercado en un país en el que la gente no tiene con qué comprar.

 

Editorial de El Nacional