Como si estuviera montada a una montaña rusa, la Bolsa china subió este jueves un 5,34% después de haber perdido un 23% durante los últimos cinco días. Un desplome que ha conmocionado a los mercados globales y obligado al autoritario régimen de Pekín a tomar una serie de drásticas medidas, como inyectar miles de millones de dinero público y recortar los tipos de interés, para frenar su hundimiento. Tras moderar su caída el miércoles, el índice Composite de Shanghái cerró este jueves por fin en positivo y, lo que es más importante, por encima de la barrera psicológica de los 3.000 puntos, que perdió el martes por primera vez desde diciembre.
Aunque los valores del parqué de Shanghái perdían un 0,7% cuando faltaba una hora para concluir la sesión, se dispararon hasta el 5,34% en los 45 minutos previos al cierre. Lo mismo ocurrió en la Bolsa de Shenzhen, que ganó un 3,58% tras sufrir pérdidas durante toda la mañana y remontar justo en la última media hora de la sesión. Según informa la agencia Bloomberg, ambas subidas se debieron a que el autoritario régimen de Pekín volvió a intervenir para estabilizar el mercado.
A nadie se le escapa que China celebra el próximo jueves (3 de septiembre) un gran desfile militar por su victoria sobre Japón en la II Guerra Mundial y no quiere que nada le agüe la fiesta. Ante tan magno acontecimiento, el desplome de la Bolsa, que ha barrido del mercado 5 billones de dólares (4,3 billones de euros) a tenor de Bloomberg, aparece como un desagradable contratiempo a corregir, al menos hasta que pasen los fastos con los que el régimen de Pekín quiere lucirse ante el mundo.
Además, a este rebote contribuyó el cierre al alza de Wall Streetel miércoles, cuyo índice principal, el Dow Jones, también se disparó en la última hora de negociaciones y acabó con su mayor subida en casi cuatro años: 3,95%.
Contagiándose de este impulso, el índice Hang Seng de Hong Kong presentó unas ganancias del 3,6%, mientras que el Nikkei de Tokio se elevó un 1,09%.
Ahora está por ver cuánto dura este rebote, ya que la Bolsa china había subido un 150% desde el año pasado y su burbuja empezó a deshincharse en junio. Desde entonces, ha perdido un 42 por ciento de su valor a pesar de los reiterados intentos del régimen de Pekín por sostenerla.
Para Craig Botham, economista de mercados emergentes de Schroders, “el recorte de tipos, aunque útil, probablemente solo evitará impagos en lugar de fomentar la inversión en una economía asediada por la deflación, el exceso de capacidad y los altos niveles de deuda”. Por eso, y tal y como advierte en un comunicado, “las medidas de estímulo deberían ayudar a mejorar la confianza del mercado, pero no esperamos que China resurja tras su implantación”.
Ignorando la burbuja bursátil y la ralentización de su economía, Pekín ha lanzado una investigación entre los fondos de inversión para encontrar a los culpables del desplome de la Bolsa, que amenaza con arruinarle los fastos por su victoria en la guerra contra Japón.
Fuente: ABC
